Hitler en el jardín de la casa Wagner en Bayreuth, 1938.
"Cuando escucho a Wagner, siento ganas de invadir Polonia"... Woody Allen
Richard Wagner escribió en 1851 "Arte y clima: El judaísmo en la música" , que provocó un escándalo monumental en la época y es la piedra de molino que cuelga sobre su cabeza. Kant, Fitche, Hegel, Schopenhauer y el mismo Goethe, han sido todos, en diversos grados, antisemitas; y situado en su tiempo, el desagradable escrito de Wagner no es mas que un ejemplo entre otros cien.
Richard Wagner llega a escribir en el citado panfleto: "Reflexionar que existe un solo medio de conjurar la maldición que pesa sobre nosotros, la aniquilación". Leída esta frase fuera de contexto, tiene una interpretación muy peligrosa, como demostró el nacional-socialismo. Estudiosos de la obra de Wagner como Jean Matter, hablan que Wagner no se refiere al aniquilamiento de los seres, sino de su calidad de Judíos.
El año 1933 trajo, con la subida al poder de Adolf Hitler, un gran cambio. Una primera muestra: el 28 de marzo renunció Arturo Toscanini para la casa Wagner que promueve los grandes festivales de música. En su lugar, salió Richard Strauss. No trajo consigo a Bayreuth sus desavenencias juveniles con Siegfried Wagner. Además de Parsifal, dirigió el 4 de agosto, día de la muerte de Siegfried, la novena sinfonía de Beethoven, por primera vez en el Festspielhaus.
Las relaciones de la casa Wagner con Hitler se remontaban a 1923. "Hitler no vino como agitador político, sino como respetuoso admirador del genio alemán Richard Wagner", se lee en los Pensamientos Escritos de Winifred, la hija de Wagner, en 1946. Después del cumplimiento de su prisión en Landsberg, Hitler vino en 1925 a Bayreuth como espectador, y vio el Anillo, Meistersinger y Parsifal.
Pero Hitler, en 1933, visitó Bayreuth oficialmente, como Canciller del Reich. Esto significaba, además de su admiración por Wagner, un educado cumplido. Los seguidores de Nietzsche, como Alfred Rosenberg, que jugaban con la teoría del "superhombre", o los racistas fanáticos, como Günther y Eichenauer, relacionaban a Wagner con la supremacía aria. Hitler empezó a visitar los festivales y los consideró importantes en su ideología antisemita.
Winifred Wagner que siempre se declaró simpatizante del Reich y de Hitler hasta su muerte, recibió algunas compensaciones económicas por parte de Hitler, un fondo privado, para seguir llevando a cabo sus festivales. Fue por eso que el Lohengrin en el año de las Olimpiadas de Berlín, bajo el triunvirato Tietjen, Praetorius, Furtwängler.
Hitler declaró al llegar la Segunda Guerra Mundial que quien estuviera al servicio de la patria, podía, a expensas del estado, asistir al Festival, pero durante la guerra, Hitler no volvió casi a Bayreuth. Winifrid Wagner sólo lo vió una vez, en 1941 según ella misma contó: "Fue la última ocasión que ví a Hitler antes de su muerte", dice en sus escritos. "Nunca me volvió a visitar, ni tampoco yo a él".
No hay ni una sola "referencia directa" en la música de Wagner al racismo, ni a la supremacías de razas, ni a nada de todo eso. Una cosa es lo que uno piensa y escribe y otra cosa es el arte. Wagner es el artista que más se puede llamar artista y si hubiera reflejado ese tipo de instintos y de ideas políticas, se hubiera contradecido a si mismo, como se puede leer en sus ensayos: "el arte y la revolución", "la obra de arte del porvenir" y "ópera y drama", donde el autor predica que la danza, la música y la poesía, forman todas juntas un todo, el arte "total", relación rota al desaparecer la tragedia Griega y que el intenta recuperar mediante "un drama que volverá a unir por el amor a las artes separadas por el egoísmo". Teorías reflejadas en sus obras especialmente en el Anillo y Parsifal.
Sobre su obra
Hitler en el jardín del hogar de Wagner en Bayreuth en 1938.
La opera "El buque fantasma" se basa en la leyenda del holandés errante. "Lohenring" y "Parsifal" en las leyendas del Santo Grial. Algunos estudiosos de Wagner quieren ver en los héroes de estas dos operas, al ejemplo del ario puro que ayuda a los necesitados, ejemplos de pureza, rectitud, etc. Y quieren ver a los malos como Judíos, pues son avariciosos, crueles, ansiosos del poder, etc.
"Tanhauser", "Tristan e Isolda" y "Los maestros cantores" son operas románticas, que se basan en el eje básico de la opera: el amor. En esta última ópera se puede considerar como nacionalista, llegando el personaje Hans Sachs, diriguiendose a la multitud de Nürenbreg, ha establecer claramente una relación necesaria entre lo que es alemán y los que es autentico.
El nacional socialismo aprovechó este momento para ver teoría de razas en la música de Wagner. Es normal que un alemán sea nacionalista alemán y crea que el alemán es lo auténtico. Lo no normal es que pensase que los rusos, chinos o españoles fueran los auténticos.
"Me gusta la música de Wagner más que cualquier cosa. Es tan ruidosa que se puede hablar todo el tiempo sin que los demás se enteren de lo que decimos." Oscar Wilde. El Anillo es una obra tan inmensa y larga que se puede interpretar casi de cualquier forma. Los estudiosos anteriores dicen que los nibelungos, semihombres enanos deformes trabajadores del oro (según escribe el propio Wagner) son en realidad Judíos, puesto que Alberich (el malo de la película) para conseguir el oro del rhin (el poder) renuncia a la condición mas humana , el amor. También quieren ver a los Welsungos, (los buenos de la película) ,hijos de los dioses, como los ejemplos de la raza aria.
Es curiosa esta interpretación, puesto que los welsungos, supuestos arios, siempre son derrotados, además Siegfred el héroe máximo, es hijo de dos hermanos hijos de las relaciones del dios supremo con mortales. El dios supremo solo tiene un ojo, el otro lo predio luchando por el poder, uno de los dioses es deforme, los dioses en general son avariciosos y poco leales a los pactos, y sobre todo al final son destruidos.
Esta interpretación se vio incrementada en los festivales de Bayreuth de la época nazi puesto que la escenografía y el vestuario intentaba precisamente resaltar a los "heroes arios" frente a los "semihombres judíos". Toda la corte nazi, incluyendo a Hitler acudía en masa a las representaciones. La directora del festival de esa época era la propia hija de Wagner, que hizo un flaco favor a su padre.
El fanatismo del propio Hitler por la obra de Wagner llega incluso a intentar declarar exenta de impuestos a la ciudad de Bayreuth, a prohibir los vuelos de los aviones sobre ella e incluso un nivel de inmunidad que hizo que ningún habitante de la ciudad entrase en campos de concentración.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en el año 51, se reanudaron los festivales, pero la dirección pasaron a los nietos de Wagner, que han dado desde entonces a la actualidad la interpretación más cercana a la realidad de Wagner. Uno de ellos Wiefland es un prestigioso escenógrafo con producciones históricas ,ejemplo para las nuevas generaciones, destacando a cada personaje por si mismo.
Una persona que se considere artista no puede reflejar sus ideales, que no sus ideas, en su obra. Puede naturalmente estar influenciado por su cultura, pero su obra no ha de estar destinada a nada que no sea su contemplación, no ha de tener "mensaje" o "moraleja", puesto que si así lo hace no podrá ser considerado como un verdadero artista.
Si el artista es de una determinada religión, o racista, o perteneciente a unas ideas políticas, o es un asesino, o es lo que sea, lo que importa no es quien es, si no lo que ha hecho. Así, si es pintor, importan sus pinturas, si es escritor, sus novelas, si es poeta, sus poesías, y si es músico, su música.
Richard Wagner y el Nazismo
Publicado por Daniel 0:10
Etiquetas: miscelanea, musica, politica