Kurt Cobain, el abismo de un ídolo

El éxito cavó una tumba prematura para Kurt Cobain.


Cobain, la traición del destino

Aniversario de su presunto suicidio. La fama y el éxito de discos como 'Nevermind' precipitaron su caída al abismo. Las conjeturas en torno a su muerte no han cesado 15 años después

La fama de Kurt Cobain era un desafío a las leyes del cosmos. Sus canciones furiosas y desbordantes de amargura le convirtieron en un espejo al que se asomaban los miedos y los sueños de la manada 'grunge'. Pero si la Generación X anhelaba un estandarte, el líder de Nirvana prefería huir. Su suicidio, 15 años se cumplen este domingo, clavó una daga en el corazón de los 90.

"Prefiero que me odien por ser quien soy a que me amen por ser quien no soy", musitaba un Cobain atormentado por su propia aura de elegido. Desaliñado y ataviado con camisas de leñador y vaqueros rotos, era un joven frágil, enfermo de vértigo emocional. Su mitificación era una cruel venganza del destino.

El éxito precipitó su caída al abismo, aunque previamente ya se atisban laberintos que le abocan al desastre. Kurt se había criado en Aberdeen, una localidad cercana a Seattle donde la autocompasión era una alternativa de ocio nada desdeñable. Era el hijo de una pareja demasiado joven (19 ella, 21 él), que sólo resistió siete años antes de pudrirse. El divorcio trazó una herida eterna en las entrañas de Kurt, que ni siquiera halló un hogar estable. Sus parientes se pasaban al pequeño de unos a otros, reforzando el odio que se profesaba a sí mismo.

La música fue el refugio idóneo para Cobain, que fundó Nirvana con su amigo Krist Novoselic. El sello independiente Sub Pop invirtió 606 dólares en la grabación de su primer disco, 'Bleach', un álbum minoritario pero que atrajo el interés de las grandes discográficas. Firmaron finalmente por Geffen e incorporaron a Dave Grohl (actual líder de Foo Fighters) como nuevo batería. Lo que vino luego huele a espíritu de leyenda.

Ascenso y caída de Kurt Donald Cobain

En 1991 lanzaron 'Nevermind', quizás el disco de rock alternativo más influyente desde que el 'homo sapiens' abandonó la caverna. Revestido de una poética despiadada, era un álbum descomunal, titánico, iracundo. Un clásico instantáneo. La voz áspera y agonizante de Cobain, dibujada sobre guitarras sucias, se convirtió en el sonido de una época.

Pero Kurt no estaba preparado para la fama. Su genoma suplicaba anonimato, y para equilibrar la balanza sucumbió a la penitencia de las drogas. Comenzó inyectándose heroína para calmar sus dolores crónicos de estómago, pero la finalidad terapéutica apenas disimulaba su adicción.

En Courtney Love encontró a una amante y socia de jeringuilla. Engalanado con un pijama de cuadros azules, se casó con ella en 1992 y juntos vivieron un romance marcado por la controversia. Los servicios sociales les retiraron la custodia de su hija tras insinuar Love que había seguido chutándose durante el embarazo.

Poco tiempo después recuperaron a la pequeña, que tiene actualmente 16 años y es idéntica a Cobain. Se llama Frances Bean, en honor a Frances Farmer, estrella de cine de los años 30 internada por su familia en un manicomio para lobotomizarla. Kurt, que siempre se había identificado con el drama de Farmer, terminaría protagonizando otra tragedia sobrecogedora.

La 'conspiranoia' que no cesa

Como el Travis Henderson de 'París, Texas', su película favorita, Cobain poseía un alma rota y quería dar un giro a su vida. Ingresó en rehabilitación y planeaba destruir Nirvana y abandonar a Courtney. Pero se escapó del centro de desintoxicación y redujo todas sus decisiones pendientes a una sola determinación: el suicidio. Un electricista encontró el cadáver del cantante en su casa de Seattle, tres días después de la fecha de defunción estimada. Sobre su pecho reposaba la escopeta con la que se había disparado un tiro a la cabeza.

Su muerte fue oficialmente clasificada como suicidio. Sin embargo, nunca han faltado teorías que rebaten esa impresión. Courtney Love, viuda negra del 'grunge', enseguida se convirtió en sospechosa. Su matrimonio con Cobain operaba bajo el régimen de separación de bienes, con lo que un divorcio la habría privado de la fortuna del cantante.

Sobran pistas para elucubrar sobre la implicación de Love en un asesinato. La escasez de sangre en el lugar del fallecimiento, la ausencia de huellas dactilares en la escopeta, la utilización de una tarjeta de crédito de Cobain después de su muerte, la demora de tres días en encontrar al cantante ¡en su propio domicilio!...

Para lo que no hay explicación plausible es para la ambigüedad de su supuesta nota de suicidio. Sus últimas palabras, escritas a mano, pueden ser más fácilmente interpretadas como una despedida de la música: "[...]It’s better to fade out tan to fade away[...]".

Sólo las últimas cuatro líneas, incluidas a modo de posdata bajo su firma, encajan en el concepto de nota de suicidio, dirigiéndose explícitamente a su mujer e hija. Por supuesto, hay grafólogos que aseguran que la letra de esas líneas difiere del resto de la carta. La 'conspiranoia' en torno a la muerte de Cobain ha vertido manantiales de tinta, denunciando la falta de evidencias que respalden la hipótesis del suicidio. Olvidan que las evidencias suelen ser engañosas.

Los traumas del pasado, un éxito que le superaba y su turbulento matrimonio habían hecho mella en Cobain. Por un capricho del destino, era el hombre equivocado en el lugar incorrecto. A Kurt Cobain lo asesinaron entre todos. Probablemente, él sólo apretó el gatillo.

Por Fran Casillas, El Mundo


A 15 años del suicidio de Kurt Cobain



El líder de Nirvana se quitó la vida entre el 4 y el 8 de abril de 1994

Quince años después de quitarse la vida, el líder de Nirvana, Kurt Cobain, sobrevive como un rentable mito musical icono del grunge, rock alternativo que marcó a los jóvenes de los 90 y que ahora rememora un nuevo libro. Genio atormentado y suicida, drogadicto depresivo e inconformista, apasionado de la música y su familia, Cobain fue víctima de su propio éxito, infeliz en lo alto de su carrera se pegó un tiro tras inyectarse una sobredosis de heroína entre el 4 y el 8 de abril de 1994, si bien oficialmente se le recuerda el día 5.

"Hace años que no me emociono con nada; me siento culpable desde hace mucho tiempo", indicó el artista en una nota póstuma. Su trágico final a los 27 años le consagró como leyenda después de una corta pero intensa carrera discográfica al frente del grupo Nirvana, que irrumpió en el panorama internacional con su segundo álbum, Nevermind (1991).

El grupo originario de Seattle, en el estado de Washington (EEUU), encarnó la esencia del desencanto desgarrado del grunge, música que vino acompañada de un movimiento estético y en la que también se movieron formaciones como Pearl Jam, Alice in Chains o Soundgarden. El libro del periodista estadounidense Greg Prato, Grunge is Dead, que llega a las librerías de EEUU coincidiendo con el 15 aniversario de la muerte de Cobain, se encargó este año de rememorar este género musical que tiene sus raíces en los años 60.

La obra de Prato reconstruye la historia del grunge a través de 130 entrevistas realizadas a algunos de los protagonistas que pusieron voz y melodías a este rock alternativo. Un género que volverá a sonar en directo el 10 de abril en Seattle, fecha elegida por los seguidores de Nirvana para rendir nuevamente un homenaje a la figura de Cobain mediante un concierto que interpretará la banda de Chicago Nevermind, que versiona los temas del famoso grupo.

Nirvana debutó en 1989 con Bleach, después vendría su primer triunfo Nevermind (1991), que popularizaría la canción Smells Like Teen Spirit, en un himno para los adolescentes de la época. En marzo de 1993 llegó In Utero, título apropiado para un recién estrenado papá, como era Cobain, aunque éste quiso haberlo titulado Me odio y quiero morir. Un año después se realizó el conocido MTV Unplugged In New York y el grupo inició una gira por Europa, aunque tras 16 conciertos Cobain comenzó a sentirse mal y la canceló.

Foto proporcionada por la policìa del cuerpo de Kurt Cobain


Al poco tiempo intentó suicidarse en un hotel de Roma ingiriendo 60 pastillas de un potente narcótico. El referente de Nirvana se recuperó milagrosamente, sólo para intentarlo de nuevo, esta vez con éxito, en su residencia de Seattle después de haber pasado un tiempo en una clínica de rehabilitación en California.

En su nota póstuma citó las presiones de la fama, su permanente dolor de estómago y la tristeza por no ser capaz de disfrutar más de la música, como motivos para quitarse la vida, una tendencia suicida que ya había manifestado desde los 15 años, según el autor de su biografía Heavier than Heaven (2001), Charles Gross.

Antes de su fallecimiento, Cobain llegó incluso a barajar abandonar Nirvana para colaborar musicalmente con el grupo Hole de su mujer Courtney Love, pasarse a un estilo más acústico emulando a Johnny Cash o abandonar su carrera para dedicarse a la pintura. A este arte dedicó parte de su vida, en ocasiones mezclando con los acrílicos su propia sangre, semen, cenizas de cigarrillos e incluso materia fecal para representar la muerte, la menstruación, la sexualidad, el cielo y el infierno o el embarazo de Love y el nacimiento de la hija de ambos, Francis.

Más allá de los gustos musicales, su talento ha demostrado ser rentable, incluso después de su fallecimiento. Cobain llegó a liderar en 2006 la lista de artistas desaparecidos con más ingresos anuales que realiza la revista Forbes, por delante incluso de Elvis Presley, aunque el rey del rock volvió a dominar esta clasificación en las siguientes ediciones.

Video: Nirvana (Unplugged) - Where Did You Sleep Last Night