El cine y el racismo



El libro 'Las cien mejores películas sobre el racismo' de David Felipe Arranz, recoge un centenar de pelìculas sobre el tema. "El cine es eficaz para modificar la conducta del espectador", acotò el autor.

El celuloide ha denunciado, antes incluso que la sociedad y la política, episodios racistas como el robo de niños aborígenes por el gobierno en Australia o la segregación de los negros en Estados Unidos a través películas como 'La generación robada' o 'Malcolm X'.

El periodista David Felipe Arranz, autor de un libro que reúne un centenar de películas sobre este problema, explica que el celuloide ha permitido elaborar "auténticos ensayos en imágenes que denuncian el castigo permanente hacia aquellos que fueron considerados inferiores".

"A diferencia de lo que sucede con los documentales, el cine, basado en la memoria escalofriante de las víctimas del racismo y envuelto luego en el celofán de la ficción, es más eficaz para modificar la conducta del espectador", asegura.

La gran pantalla se ha adelantado a veces a la denuncia de la sociedad, pues Arranz recuerda que, cuando el 'apartheid' ni siquiera era denunciado por los medios de comunicación, varios cineastas, con cintas como 'Mandela' o 'Grita libertad', establecieron una ética que de otra manera hubiera costado más.

Entre las cien propuestas incluidas en el volumen, sólo 'El nacimiento de una nación' es "una película racista", pues —insiste este periodista— la sociedad estadounidense de esa época aceptaba que la justicia social contra los negros la ejercieran unos fuera de la ley como el Ku-Klux-Klan.

En Australia, miles de niños aborígenes fueron robados a sus familias por el Gobierno entre 1910 y 1970 con el propósito de reeducarles y erradicar su raza, un episodio abordado en 'La generación robada' en 2002, "seis años antes —recuerda Arranz— de que el primer ministro pidiera públicamente perdón".

"Todas ellas son películas incómodas, que no suelen atraer al gran público pero que suponen ese aldabonazo de conciencia que nadie desea recibir", reconoce Arranz, quien explica que el racismo surge cuando el pueblo anglosajón se siente elegido por Dios para "sojuzgar" a las razas que considera inferiores.

Lejos de esta óptica y con propósito de enmienda, según este filólogo, John Ford rueda 'Otoño cheyenne', un filme en el que por primera vez los indios aparecen como víctimas, recluidos a miles de kilómetros de su tierra natal.

A partir de los años sesenta, se inician en EEUU las revoluciones sociales que reivindican los derechos de los negros y el cine es testigo con producciones como 'Malcolm X' o 'Matar a un ruiseñor', que muestra cómo el miedo al otro convierte al negro en chivo expiatorio.

El odio racial en Estados Unidos y sus orígenes nada más iniciarse el proceso de colonización, el racismo contra indios y negros, el apartheid, los movimientos de inmigración en todo el mundo, son contemplados siempre por el filtro del cine, que ofrece una magnífica ventana para concienciar sobre las actuaciones xenófobas y racistas de la historia de la humanidad y que aún se mantienen hoy en día. Por otra parte, el libro destapa actitudes racistas mostradas a través del cine de personajes como el presidente Thomas Jefferson, quien firmó la Declaración de la Independencia de Estados Unidos (1776) donde se afirma que todos los hombres son creados iguales y mantuvo esclavas negras a su servicio, con las que mantenía relaciones íntimas, como se aprecia en Jefferson en París (1995), de James Yvory.

También se comentan la célebre Controversia de Valladolid, donde Bartolomé de las Casas defendió los derechos de los indios afirmando que tenía alma y eran seres humanos, frente a la postura de Ginés de Sepúlveda, y que fue llevada al cine por Jean-Daniel Verhaeghe en 1992; la proyección del imperio ario en el Caribe imaginado a mediados del siglo XIX por Matthew F. Maury y que luego tuvo las consecuencias que muestran los cineastas George Roy Hill en Hawái (1966) y Norman Katkov en Orquídeas ensangrentadas (1986); o la postura de Estados Unidos frente a México, recogida en un puñado de excelentes westerns y dramas sobre el choque de culturas y el desprecio a los mexicanos

En España, directores de cine como Montxo Armendáriz, Imanol Uribe y Chus Gutiérrez han tratado, según Arranz, con "gran acierto" el drama de las pateras o la inmigración ilegal. "En cuanto se producen los incidentes racistas en El Ejido, Gutiérrez se documenta y rueda 'Poniente', una película a caballo entre la realidad y la ficción", indica este periodista, quien también propone 'Bwana', que trata la convivencia entre una familia española y un subsahariano, marcada por los prejuicios.

Arranz considera que 'Las cien mejores películas sobre el racismo' puede ser una herramienta didáctica, que rescate del olvido "excelentes largometrajes" y ayude a las nuevas generaciones a entender este problema y ser "mejores personas".