Centro de Varsovia
Miedo ante el hundimiento de Europa del Este. Las divisas de países como Polonia y Hungría tocan fondo. Almunia muestra su preocupación por el efecto de la crisis en el Este. Analistas comparan estas turbulencias con la crisis asiática de 1998. Varios países comunitarios estudian ayudar a sus bancos con negocios allí.
La Unión Europea observa con recelo cómo el castillo de naipes del milagro económico de Europa del Este se derrumba. Los inversores de aquellos países se retiran en plena crisis mundial y sus divisas tocan fondo, señal del miedo a que los cimientos de sus economías no soporten una inevitable recesión.
El zloty polaco se ha devaluado a un suelo histórico frente al euro, igual que el florín húngaro, y la corona checa sufre una presión similar ante la desconfianza sobre la solvencia del país para hacer frente a la crisis.
Un analista de mercados emergentes de Morgan Stanley, Michael Wang, ha asegurado a 'Financial Times' que la crisis de Europa del este es comparable con la asiática de 1998. "Observamos lo que solía pasar en los mercados emergentes, donde los países pidieron grandes préstamos durante la expansión mundial construyendo así durante años grandes desequilibrios externos, afrontando así una fuerte presión en sus divisas y crecimiento una vez el ciclo cambió y la entrada de capital extranjero se secó".
El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la Unión Europea, Joaquín Almunia, ha mostrado su preocupación sobre el estado financiero en algunos países comunitarios como Rumania y otros vecinos como Ucrania, Croacia y Serbia. A todos ellos ha mandado un mensaje de apoyo de la Unión Europea, aunque aquellos que están fuera del 'club' saben que la ayuda puede ser insuficiente.
"Soy consciente de la volatilidad de los tipos de cambio entre el euro y los países de la Unión Europea que no forman parte de la 'divisa única'", dijo Almunia en referencia a Polonia, Hungría, Rumanía y la República Checa.
No obstante, el viceprimer ministro checo, Alexandr Vondra, cuyo país ocupa la actual presidencia de la Unión Europea, ha anunciado que la situación de la banca en el este será tratada en una reunión de emergencia de los Veintisiete que tendrá lugar el 1 de marzo. "La crisis es un problema enorme, en particular para los bancos en esta región... necesitamos una aproximación coordinada al asunto", explicó en Bruselas.
Mientras, Almunia ha pedido a los gobiernos de estos países que no manden mensajes que dañen la confianza de los inversores, una de las causas, según Almunia, que "ha acelerado" la turbulenta cotización de algunas divisas.
"Los mercados están muy nerviosos, y a veces no entienden bien los mensajes", explicó Almunia en referencia a casos como el polaco, prueba palpable de la crisis.
Dudas en Polonia sobre el euro
El gobernador del banco central polaco, Slawomir Skrzypek, ha cuestionado en público el objetivo del Gobierno de entrar en la eurozona en 2012. Skrzypek denuncia que el plan de Varsovia de introducir este año el zloty en el ERM2, el test de dos años para estabilizar la divisa antes de entrar en el euro, es prematuro.
El anuncio del primer ministro polaco, Donald Tusk, de que Varsovia ha iniciado contactos para unirse al ERM2 ha sorprendido a los mercados, pues estas negociaciones suelen ser discretas, y ha generado dudas entre los países miembros.
Austria, por ejemplo, ha sido uno de ellos. Su temor al perjuicio que puede provocar la entrada en el euro de países con economías inestables ha sido apoyado por Almunia, quien también comparte la preocupación por los problemas que pueden provocar a la Unión Europea sus vecinos.
"Comparto plenamente su preocupación, todo el mundo comparte los temores sobre los riesgos que envuelven la situación de países como Ucrania, Serbia, Croacia o Rumanía", dijo el comisario, quien reconoce que Austria prepara ayudas para sus bancos con representación en aquellos países.