Las consolas de videojuegos como forma de automedicación



No le dejan jugar a la Xbox 360 y se escapa de casa, ¿la culpa es de los videojuegos?. El 'National Post' ha querido analizar las implicaciones psicológicas que llevan a los niños a hacer cosas así por los videojuegos. "Los videojuegos pueden ser, en esencia, una forma de automedicación. Los niños pueden expulsar su ira a través del juego" refiere un especialista.

Un niño canadiense de 15 años, Brandon Crisp, permanece desaparecido después de escaparse de casa porque sus padres le confiscaron la Xbox 360. Las notas de Brandon estaban bajando por culpa de su obsesión con el modo online de Call of Duty 4, el padre del niño decidió prohibirle jugar a la consola y el joven se escapó en su bicicleta.

Los medios de comunicación suelen utilizar historias trágicas como esta para arremeter contra los videojuegos. La desaparición de Brandon ha reactivado el debate sobre la urgencia de tratar la adicción a Internet como un problema médico. En cambio, el National Post ha querido ir un poco más lejos y analizar los motivos de sucesos como éste. Comportamientos como el de este niño pueden indicar profundos conflictos emocionales que los padres a menudo no son capaces de detectar.

La publicación cree que este incidente ofrece cuestiones cruciales sobre cómo los padres tratan las complicadas emociones de los adolescentes sin perder el control sobre sus hijos. Para analizar el asunto, los autores del artículo han contactado con varios psicólogos, entre ellos el Dr. Lawrence Kutner, uno de los autores del libro Grand Theft Childhood.

El Dr. Kutner asegura que la abrumadora mayoría de los niños que juegan a los videojuegos no sufren daños psicológicos. Muy al contrario, añade, las consolas ofrecen un efectivo medio para descargar el exceso de energía y ansiedad de los jóvenes.

"En esencia, es una forma de automedicación", explica. "Los chicos juegan por una gran variedad de razones: por la simple diversión, por el reto que supone o por la regulación emocional. Ellos pueden expulsar su ira a través del juego", añade el doctor. Los problemas serios llegan cuando el niño comienza a jugar compulsivamente, entonces los padres deberían ir a hablar con los profesores para intentar descubrir si hay algún problema y, si lo hay, acudir a ayuda profesional.

Según el Dr. Paul Donahue, los problemas empiezan cuando los padres no establecen la idea de privilegios cuando los niños son jóvenes. En esos casos se corre el riesgo de que los niños vean la consola como un derecho, no como un privilegio, por lo que la prohibición de jugar les afectará emocionalmente mucho más.