Los últimos días de Hitler



Hitler se aferró al poder hasta el último momento, como esperando algún ejército invisible que lo salve a él y a Berlín del ataque soviético. Molesto con su pueblo por, según el, no merecer la victoria de la gran guerra que provocó, se casó y se mató en medio del ruido de las bombas que cada vez estaban mas cerca de su bunker.

A mediados de Abril de 1945, el III Reich de Hitler, el que debia durar 1000 años, estaba reducido a un territorio de un poco mas de 150 km de ancho, y los rusos se encontraban a la puertas de Berlin. Las esperanzas de que la muerte de Rooselvelt deteminara la disolucion de la alianza y la posibilidad de que los americanos unieran sus fuerzas a la Wehrmacht para acabar con los ejercitos de Stalin, se habia desvanecido; Eva Braun llego a Berlin y contra la voluntad del Fuhrer decidio que permaneceria en ella y correria la misma suerte de Hitler.

Goebbels habia insistido en que Hitler debia quedarse en Berlin, no importandole con ello que los 2 millones de civiles en la misma se convirtieran en objetivo militar y declarando "Si llega a izarse una sola bandera blanca en Berlin, no vacilare en hacer saltar por los aires todas las casas de la calle donde aparezca asi como a todos sus habitantes. Hitler me ha autorizado a hacerlo"



A pesar de estas declaraciones, para esta epoca Hitler aun no habia tomado una decison, y estaban en curso los preparativos para el traslado del Gobierno al Alpenfestrung , donde se supondria que el Fuhrer opondria la ultima resistencia. Algunos Ministerios y puestos de mando ya habian sido trasladados a aquella zona y se esperaba que Hitler lo hiciera a la mayor brevedad pues el pasillo abierto entre el avance de los ejercitos americano y ruso se cerraba cada vez mas. El plan original preveia que esto se llevaria a cabo el 20 de Abril dia del cumpleaños del Fuhrer, pero aun ese dia no se habia resuelto nada, ese dia en la reunion de Goering, Himmler, Goebbels, Ribbentrop, Bormann, Speer y los jefes de los tres servicios, le insistieron en la salida de Berlin, pero Hitler solo detemino la constitucion de dos mandos, uno septentrional bajo Doenitz y otro meriodional en el caso de que Alemania quedara partida en dos, que estaria bajo Kesselring y que pasaria a manos del Fuhrer si decidia su traslado al sur.


"El pueblo alemán es indigno de mí"

Defensa de Berlin, 1945


El 18 de abril, cuando rugía con mayor furia la batalla del Oder y cuatrocientos mil soldados alemanes luchaban desesperadamente para impedir el avance soviético, Hitler decía al general Karl Hilpert, a quien acababa de nombrar jefe de los ejércitos de Curlandia: "Si la nación alemana pierde esta guerra, demostrará que es indigna de mi".
No era una frase aislada. Hitler pronunció muchas similares en las que se denotaba un marcado desprecio por el pueblo alemán, que no había podido darle la victoria universal ni el poder milenario soñado por él. Durante tres meses estuvo obsesionado por la destrucción absoluta de todo cuanto hubiera de abandonarse al enemigo, tanto en el Este como en el Oeste. Tierra calcinada. Speer, el hombre que boicoteó aquellas medidas, razonaba que con la guerra perdida, semejante destrucción causaría mayor quebranto al pueblo alemán que la propia guerra y la derrota.

Contra quienes le objetaban que dejar tales instalaciones intactas era colaborar con el enemigo, el ministro argüía que podían hacerse destrucciones parciales, inutilizaciones temporales; incluso, que dada la celeridad con que se aproximaba el final, muchas instalaciones carecían de utilidad alguna para los vencedores, como las minas de carbón o hierro, por ejemplo. Incluso, aunque les fueran útiles, su destrucción no hubiera significado el entorpecimiento de sus operaciones, dada la acumulación de todo tipo de materiales que habían dispuesto los aliados. Tal era el caso de las fábricas de tejidos, de papel, de conservas, de cerámica, etc.
Ante las argumentaciones de Speer de que aquellas destrucciones condenarían a los alemanes al hambre, el atraso y la miseria durante docenas de años, Hitler respondía: "la nación ha demostrado ser débil y el futuro pertenece únicamente a la nación oriental más fuerte. Los que quedan después del combate valen poco, porque los buenos ya han caido."


Albert Speer: "56 años y ya era un anciano decrépito"



El 20 de abril cumplió Hitler los 56 años. ¿Cómo era el líder que había dominado Europa entera y que aún ordenaba a millares de hombres que marchasen hacia la muerte por su sola voluntad? Uno de los médicos que atendió a Hitler, el Dr. Giesing, dejó esta descripción del Führer. Era el 13 de febrero anterior al 56 cumpleaños: "....Estaba más viejo y más encorvado que nunca. Tenía la piel tan pálida como de costumbre y pronunciadas bolsas debajo de los ojos. Hablaba con claridad, pero en voz muy baja..." Su biógrafo, David Irving, completa las apreciaciones de esa visita: "Dos veces el Führer preguntó al médico dónde tenia a su familia y las dos veces el médico contestó: "la tengo en Krefeld, mein Führer". Hitler parecía lejano y agotado. Tenía las manos blancas y uñas exangües. Dos veces preguntó a Giesing en qué hospital trabajaba y el médico le respondió dos veces a esa pregunta..."

De la misma época es esta descripción de Guderian: "Ya no era sólo su mano izquierda, sino todo el lado izquierdo del cuerpo lo que le temblaba. Caminaba con torpeza y estaba cada vez más cargado de espaldas. Sus ademanes eran lentos y como a tirones. Cuando quería sentarse, había que arrimarle una silla y empujar por detrás".
Refiriéndose a esos temblores en el brazo, el propio Hitler bromeaba en una reunión con sus gobernadores y altos jerarcas nazis, a finales de febrero de 1945: "...Antes tenía este temblor en la pierna, ahora lo tengo en el brazo. Sólo me cabe esperar que no se me suba a la cabeza. Pero si así ocurriera, puedo asegurar que mi corazón nunca temblará..."

Un poco posterior, justo de los días de su 56 años, es esta descripción que sobre Hitler dejó Speer: "Ahora tenía ante mi a un decrépito anciano. Le temblaban las manos y andaba encorvado y arrastrando los pies; hasta su voz era insegura y había perdido su antiguo vigor. Su forma de hablar era titubeante y monótona. Cuando se excitaba, lo cual le ocurría con frecuencia, como a la mayoría de los ancianos, los sonidos casi se ahogaban en su garganta. Seguía mostrando accesos de testarudez, que no me recordaban ya a los de un niño, sino a los de un viejo. Tenía la tez descolorida y la cara hinchada. Su uniforme, antes impecable, en aquellos últimos tiempos estaba con frecuencia desaliñado y con manchas de la comida que se llevaba a la boca con mano temblorosa..."



La fiesta de 56 cumpleaños no existió. Otras veces se agolparon ante la Cancillería las brillantes comitivas de jerifaltes del partido, gobernadores, ministros, militares, representantes extranjeros. En otros cumpleaños hubo fastos populares, recepciones, banquetes y discursos.
Esta vez, con Berlín en ruinas, con la artillería pesada soviética disparando sobre la capital del Reich, Hitler permaneció sólo un rato en el destartalado jardín de la Cancillería, lleno de cráteres, de restos destrozados, de vainas de proyectiles antiaéreos. Allí le esperaban una representación de las Juventudes Hitlerianas. Un centenar de muchachos de poco más de 14 años que se habían distinguido en los combates del Oder, que con sus panzerfaust habían hecho estragos en las fuerzas blindadas soviéticas. Hitler, que no podía andar treinta pasos seguidos, hizo un simulacro de pase de revista. Luego, con la voz muy apagada, dijo algunas palabras de felicitación y estrechó algunas manos, o, tal era la juventud de algunos de aquellos voluntarios, repartió algunas caricias.



Pronto regresó al bunker. Allí tuvo la última gran reunión para estudiar la situación. Junto a él estaban Keitel, Jodl, Krebs, Göring, Himmler, Goebbels, Speer, Bormann, Saur, Ley, Ribbentrop, Dönitz, Burgdorf (su principal ayudante para temas militares), Koller. Keitel manifestó que, dado el cariz que tomaba la situación, probablemente estaría cortada en pocas horas la última gran carretera que marchaba hacia el sur. Era el momento de que Hitler abandonara Berlín y se dirigiera hacia su refugio alpino, en torno al cual se concentrarían los ejércitos de Schoerner, Wenck, Kesselring... El Secreto de Zara. Hitler no dejó argumentar mucho más a Keitel: "Sé lo que quiero. Lucharé delante de Berlín, lucharé en Berlín, lucharé detrás de Berlín."


Explicación de Jodl



Mas adelante, Jodl haria un relato de la situacion: "Hitler nos comunico que habia decidido permanecer en Berlin, dirigir personalmente la defensa y, si llegaba el momento de la derrota, quitarse la vida. Por razones fisicas, no estaba en condiciones de tomar parte personalmente en la lucha, ni deseaba hacerlo, ya que no pidia caer en manos del enemigo. Todos intentamos disuadirlo de esta decision e incluso discutimos la posibilidad de sustraer fuerzas al frente occidental para enviarlas a combatir al Este.

Respondio que las cosas iban mal en todas partes y que ya no podia hacerse nada: la decision a esta respecto - añadio - quedaba en manos del Reichmariscal Goering. Cuando alguien le insinuo que ningun soldado querria combatir por el Reichmariscal; Hitler replico: "Que entendeis por combatir". Ya no queda nada por lo que combatir, y si hemos de llegar inexorablemente a las negociaciones, el Reichmariscal sabra componerselas mucho mejor que yo mismo.


Todos huyen menos su circulo mas íntimo

Por increíble que parezca, la prestigiosa Revista "Time" nombró a Hitler, "Hombre del Año 1938"


Lo que ocurría en el búnker era un mero reflejo de lo que estaba sucediendo en la ciudad. Desde el día 18 podía seguirse con toda nitidez la lenta progresión soviética por los estampidos de la artillería. El 19 ya cayeron algunos proyectiles dentro del casco urbano y el día 20 hubo dos momentos de intenso cañoneo. Los habitantes de Berlín, que, o no creyeron que la avalancha soviética pudiera destrozar sus defensas, o que esperaron que la capital fuera declarada ciudad abierta, habían emigrado en escaso número, pero a partir del día 18 los trenes partían abarrotados y las carreteras estaban embotelladas.

Hitler autorizó la inmediata salida de Berlín de los archivos de la Wehrmacht y dividió el mando de ésta: Dönitz lo ostentaría en el norte y Kesselring en el sur. Göring, que había cargado las inmensas propiedades que había logrado rapiñar durante la guerra en un convoy, pidió permiso para trasladarse hacia el sur, a Berchtesgaden. Hitler lo concedió triste y fríamente.
Ese día también desaparecieron de Berlín Himmler y Speer, que luego regresaría por unas horas, y la mayoría de los jerarcas del partido y el gobierno, quedándose Bormann, Goebbels y los militares del cuartel general.

La última foto oficial de Hitler


El día 20 se calcula que salieron de Berlín más de 200.000 personas. Speer se maravillaba de la cantidad de automóviles que había en las carreteras: "¿Pero dónde estaban escondidos y, sobre todo, de dónde ha salido tanta gasolina?" Al parecer los berlineses habían hecho acopio de reservas de carburante en espera de que se llegase a aquella situación, pese a la confianza que exteriormente habían aparentado hasta el final.

Esa noche salieron de Berlín un centenar de jerarcas nazis. En un avión, rumbo al sur, iban Saur, los taquígrafos de Hitler, el embajador Hewel; el ayudante naval del Führer, Puttkamer, ocho miembros más del personal de la Cancillería con sus familias... Había pasado ya los días, simplemente una semana atrás, en que salir de Berlín era considerado derrotismo y delito como le ocurrió al Doctor Brandt, anterior cirujano de Hitler, que le condenó a muerte porque se enteró de que había mandado a su familia fuera de la ciudad (8). Evidentemente era el final.
La jornada del 20, la del 56 cumpleaños, fue nefasta. Bormann consignó en su diario: "No estamos exactamente en una situación de cumpleaños".


La decisión de quedarse en Berlín



El 22 de Abril finalmente Hitler toma la decision de quedarse en Berlin ante el fallo de un ataque general ordenado para el dia anterior, el cual se llevaria a cabo bajo las ordenes del SS Obergruppenfuhrer Steiner con tropas tomadas de diferentes posiciones y cuya ejecucion permitio que los rusos penetraran en las defensas exteriores de la ciudad en el sector septentrional. De acuerdo con la decision tomada, dicto una nota que debia transmitirse por la radio,en la que se comunicaba que el Fuhrer estaba en Berlin y permaneceria en la capital del III Reich hasta el final.

La tarde del 22 de Abril, cuando Jodl y Keitel estaban a punto de marcharse, Hitler, que habia recobrado el dominio de sus nervios, hablo con mas calma a Keitel de la posibilidad de trasladar el 12º Ejercito que en aquellos momentos combatia en el Elba, para ayudar a Berlin, pero su decsion de permanecer en la capital continuaba, en consecuencia, auxiliado por uno de sus ayudantes empezo a quemar documentos. El refugio antiaereo de la Cancilleria donde Hitler permaneceria sus ultimos dias estaba a unos 15 metros bajo tierra, subdividido en dos plantas recubierto por una solida boveda de cemento armado.

La planta inferior constituia el Fuhrerbunker , dividido en 18 pequeñas habitacionesa ambos lados de un corredor central, la mitad de este corredor estaba cerrado por un tabique y se utilizaba para las reuniones diarias.
Soldados sovieticos en el ReichstagUn departamento con seis habitaciones estaba reservado para Hitler y Eva Braun, Hitler diponia de una alcoba y un estudio, donde el unico elemento decorativo era un cuadro de Federico el Grande. La señora de Goebbels que habia insistido en permanecer con su marido ocupaba cuatro habitaciones en el piso superior junto con sus cinco hijos, donde tambien se hallaban las cocinas, habitaciones de servicio y el comedor. Hacia ya algun tiempo que Hitler se habia retirado a vivir en el refugio, se dice que en el ultimo mes de su vida, apenas lograba conciliar el suelo entre las 8 y las 11 de la mañana y ni siquiera todos los dias. En cuanto empezaban las incursiones aereas a media meñana se levantaba y se vestia, pues lo aterorizaba que lo sorprendieran en el lecho sin uniforme.

Entre el 22 y 24 de Abril, varios personajes del sequito de Hitler - incluidos Goering, Schaub y Morel - partieron hacia el sur. En la ultima semana de su vida, el Fuhrer compartio el refugio con Eva Braun, la familia Goebbels, su medico personla Stumpfegger, el camarero Heinz Linge, el ayudante de campo de las SS Gunsche, las dos ultimas secretarias Frau Christian y Frau Junge, la cocinera vegetariana Fraulien Manzialy y el ayudante de campo de Goebbels.


Goering se comunica con Hitler



Al salir hacia el sur, Goering dejo en Berlin al general Koeller como su representante, Koeller se presento en el Obersalzberg el 23 de Abril para informar de las ultimas decisiones tomadas en el bunker. Considerando que Hitler habia decidido renuciar a la direccion de la guerra y que por lo tanto habia pasado a ser el sucesor del Fuhrer, cargo al cual habia sido nombrado en Julio de 1941, decidio enviar un mensaje el 23 en la noche que decia: "Considerando su decision de mantenerse en su puesto en la fortaleza de Berlin ¿esta de acuerdo en que yo tome por completo e inmediatamente a mi cargo la direccion del Reich, con plena libertad de accion para los asuntos interiores y exteriores y como delegado suyo de acuerdo con los terminos del decreto del 29 de Junio de 1941?
Si no recibo ninguna respuesta antes de las 10 de esta noche, llegare a la conclusion de que ha perdido usted su libertad de accion y que por lo tanto entran en vigor las disposiciones tomadas en aquella fecha, por lo que actuare del modo mas confome con los intereses de nuestro pais y de nuestro pueblo. Usted conoce bien mis sentimientos hacia su persona en esta hora que es la mas critica de mi vida. No encuentro palabras conque expresarme. Que Dios le proteja y le permita reunirse con nosotros cuanto antes. Su fiel Hermann Goering."

Cuando el mensaje llego al bunker, Bormann enemigo declarado de Goering lo acuso ante el Fuhrer de alta traicion y al final este admitio que fuera arrestado y relevado de todos sus cargos, incluido el de sucesor suyo. El 24 llamo urgentemente al capitan general Ritter von Greim para que se trasladara de Munich a Berlin en avion, para ello Greim debio volar casi a ras de los arboles en compañia de Hanna Reistch, joven piloto de la Luftwaffe, solo para que el Fuhrer lo comunicara su ascenso a comandante de la Luftwaffe en reemplazo de Goering.


Himmler lo traiciona



La noche del 26 de Abril, la Cancilleria empezo a temblar bajo el fuego de la artilleria sovietica, la resistencia ya no podia prolongarse mas con los rusos a menos de un kilometro de la misma, entonces en la noche del 28 al 29 de Abril recibio un mensaje que le fue entregado por Heinz Lorenz, funcionario del Ministerio de Propaganda, en el cual segun un informe de la agencia de noticias Reuter, Himmler habia estado en contacto con el conde sueco Bernardotte para concertar los terminos de una paz negociada. La noche del 23 al 24 de Abril, Himmler habia acompañado al general de las Waffen SS, Walter Schellenberg a Lubeck, donde se habian encontrado con el conde Bernardotte en la sede de la embajada sueca, donde admitio "es muy probable que Hitler este muerto - y si no es asi, probablemente lo este en pocos dias. Admito que Alemania esta derrotada. A fin de poder salvarde la invasion sovietica la mayor parte del territorio aleman, estoy dispuesto a rendirme al frente occidental para permitir que los Aliados avancen lo mas rapido posible hacia el Este. Pero no estoy, en modo alguno, dispuesto a rendirme al frente oriental"



El 27 de Abril, Bernardotte volvio a Suecia con la noticia de que los Aliados se negaban a pactar un paz por separado y que insistian en una rendicion incondicional. El 28 se difundio la noticia por radio y la misma descompuso a Hitler. La decision de un suicidio en masa ya se habia tomado en la reunion del 27 de Abril; recibida la noticia de la traicion de Himmler, Hitler se retiro con Goebbels y Bormann, los unicos en quienes todavia confiaba. Fegelein, representante de Himmler fue arrestado y ni aun ser el esposo de la hermana de Eva Braun, Gretl, le sirvio al final, fue conducido al patio de la Cancilleria y fusilado. Hiler ordeno a Geim y Hanna Reitc encontrar a Himmler y detenerlo.

Finalmente, el 29 de Abril entre la una y las tres de la mañana, Hitler contrajo matrimonio con Eva Braun, el unico ser humano que le habia permanecido fiel, se celebro por el rito civil, con la presencia de Goebbels y Bormann, Walter Wagner oficio la ceremonia. Alli Eva Braun que al principio firmo con su nombre de soltero, lo borro y escribio: Eva Hitler nee (nacida) Braun.


Testamento y suicidio



En las primeras horas del 29 de Abril, Hitler dicto a su secretaria frau Hunge en donde deja pautada su voluntad y testamento politico:

"Mas de treinta años han pasado desde que en 1914 intervine como voluntario en la primera Guerra Mundial, un conflicto que se le impuso al Reich. En estos tres decenios mi conducta ha sido guiada, unicamente por el amor y la fidelidad hacia mi pueblo ......

No es verdad que yo, ni nadie en Alemania, haya querido la guerra de 1939. Esta fue deseada y promovida, exclusivamente, por aquellos estadistas internacionales que eran de origen judio o defndian los intereses judios. Muchas veces propuse lelgar al control y limitacion de los armamentos y la posteridad nopodra ignorar mis esfuerzos en tal sentido. Por otra parte, nunca quise que despues del desastroso fin de la primera Guerra Mundial, elsegundo conflicto tuviese que oponer a Alemania a Gran Bretaña o a America. Pasaran los siglos, y de las ruinas de nuestras ciudades y de nuestros monumentos nacera y crecera el odio contra aqueloos que en ultima instancia, son los responsables de todo: el sionismo internacional y todos cuantos lo ayudaron ...

Muero feliz en cuanto soy consciete de la grandeza de todo lo que nuestros soldados han hecho en los frentes. El Secreto de Zara. Desde lo mas profundo de mi corazon expreso a todos vosotros mi agradecimiento, y es obvio mi deseo deque, precisamente por este motivo, por ningun razon suspendais la lucha, sino que por el contrario, continuen combatiendo contra los enemigos de la Madre Patria."

Hitler y Eva Braun


El testamento fue firmado a las 4 de la madrugada del dia sabado 29 de Abril, siendo testigos Goebbels y Bormann por el Partido y Burgdorff y Krebs por el Ejercito, inmediatamente Hitler firmo con sus testigos, añadio su firma el Coronel von Below, ayudante de Hitler para la Luftwaffe.

En la madrugada del dia 30 de Abril hizo matar a su perra alsaciana Blondi y reunio a sus colaboradores en el corredor, en el curso de dicha reunion se le informo que los rusos ocupaban el Jardin Zoologico y llegaban a la Postdamerplatz, tan solo a una o dos manzanas de la cancilleria. A primera hora de la tarde, el chofer Erich Kempka, recibio la orden de enviar al jardin de la Cancilleria doscientos litros de gasolina, que fueron recibidos por el ayudante personal de Hitler, Heinz Linge. Mientras tanto una vez terminado el almuerzo, Hitler fue a buscara su esposa y, por segunda vez se despidieron de los Goebbels, de Bormann y de todos los que aun permanecian en el bunker. Despues Hitler entro con Eva braun en su departamento privado y cerro la puerta. Durante unos minutos, cuantos se hallaban en el corredor permanecieron expectantes. Luego oyeron un disparo.

Foto de la Boda de Hitler y Eva Braun


Unos instantes despues los componentes del pequeño grupo abrieron la puerta. Hitler yacia sobre el divan en un charco de sangre: se habia disparado el revolver en la boca. Asu derecha yacia Eva Braun, tambien muerta: ella habia ingerido el veneno. Eran las 15:30 del lunes 30 de Abril de 1945; Hitler habia cumplido, diez dias antes, cincuenta y seis años.


Final del Reich



El gobierno de Bonn se mostro en extremo vigilante a fin de evitar la creacion de ningun santuario del nazismo o su dirigente. De cualquier manera, el cadaver de Hitler quedo al otro lado del telon de acero hasta mucho despues de la campaña de desinformacion estalinista, que daba a entender que habia escapado a la zona occidental en los ultimos momentos de la guerra. En 1970, el Kremlin decidio por fin deshacerse del cadaver en el mas absoluto de los secretos. El rito funerario ofrecido al dirigente del III Reich fue sumamente macabro. Las mandibulas de Hitler, que con tanto cuidado habia mantenido Rzhevskaya en la caja roja durante las celebraciones triunfales de Berlin, permanecian retenidas por el Smersh, mientras el NKVD se encargo de conservar el craneo. Lo que quedaba del cuerpo, escondido bajo cierta plaza de armas del Ejercito sovietico en Magdeburgo, fue exhumado e incinerado una noche. Las cenizas se lanzaron al alcantarillado de la ciudad.


Habla la enfermera de Hitler - Entrevista

Erna Fiegel, los 93 años, rompe el silencio despues de 60 años, desde su hogar, un asilo en el norte de Alemania - Entrevista del año 2005.

Erna Fiegel sostiene una foto de si misma en los dias de Hitler.


Las fuerzas aliadas estrechaban el cerco sobre Berlín en abril de 1945 y Adolf Hitler "se sumergió en sí mismo". Así lo recuerda Erna Flegel, por entonces una enfermera de la Cruz Roja alemana, quien fue testigo de los últimos días del Führer en un búnker de la capital alemana, donde finalmente se suicidó.
Al final, recuerda Flegel, Hitler "creció muchas canas y daba la impresión de un hombre por lo menos 15 ó 20 años más viejo". Y sigue: "Temblaba, caminaba con dificultad, su lado derecho estaba mucho más debilitado como resultado del intento de asesinato (de que fue objeto en julio de 1944)".

Flegel, de 93 años, vive en un asilo en el norte de Alemania. Hasta acá había hablado muy poco de sus experiencias. El diario británico The Guardian dijo que la existencia de Flegel fue conocida por la transcripción de una entrevista que le hicieron sus interrogadores estadounidenses, al finalizar la guerra, y que la CIA difundió hace cuatro años. The Guardian la entrevistó.

—Señora Flegel ¿estuvo Ud. en el búnker de Hitler cuando la Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin?
—Sí. Cuando terminó la guerra en 1945, yo estaba en el búnker. Estábamos siempre ahí. Vivíamos allí.

—¿Cómo llegó allí?
—Yo trabajaba como enfermera en el frente este. Un día llegó una orden y la hermana jefa me dijo que había algo que me iba a interesar, una vacante en la cancillería del Reich. Acepté la oferta. Estábamos acostumbradas a que cuando había una orden había que cumplirla.

—Conoció en el búnker a Magda Goebbels, la esposa del ministro de Propaganda nazi. ¿Cómo era ella?
—Era una mujer muy inteligente. Tenía un nivel mucho más alto que el del resto de la gente. Había estado casada antes y un día decidió que ese matrimonio no funcionaba, que la aburría. Fue así como se separó de su primer marido. Luego vino su segundo matrimonio.

El bunker de berlín es ahora un aparcamiento


—¿Cómo eran los chicos Goebbels?
—Eran adorables. Cada uno de ellos era absolutamente encantador. El hecho de que ella (Magda Goebbels) los matara después es algo imperdonable.

—¿Trató de convencerla para que no los matara?
—Tiene que entender que en ese momento estábamos viviendo fuera de la realidad. Yo quería que ella sacara de Berlín a uno o dos de los chicos, al menos. La señora Goebbels me dijo: "Los chicos me pertenecen". Tendrían que haberlos dejado vivir. No tenían nada que ver con lo que pasaba.

—¿Qué opinaba de Joseph Goebbels, el jefe de propaganda de Hitler, que se mudó con su familia al búnker el 20 de abril de 1945?
—No me gustaba. Nadie lo quería en realidad.

—¿Qué opinión tenía de Eva Braun? ¿Cómo era ella?
—Ay, Dios, ella no tenía ninguna importancia. Nadie esperaba mucho de ella. Además, no era en realidad la esposa de Hitler.

—Por aquella época circulaban rumores de que Braun estaba embarazada y que el padre no era Hitler...
—Nunca escuché nada sobre eso y tampoco lo creo.

—Cuando conoció a Hitler, ¿qué impresión le causó?
—Yo estaba en la cancillería del Reich cuando alguien nos vino a avisar que el Führer estaba allí. En ese momento, el anuncio no me afectó particularmente. Esa fue la primera vez. Luego el Führer se ausentó de Berlín durante un largo tiempo. Repentinamente volvió. Nos vinieron a avisar que estaba en el edificio. Hitler comenzó entonces a estrechar las mano de toda la gente a la que no había saludado antes. Fue una experiencia interesante. Obviamente, no se trataba de un encuentro formal. Pasado ese día, comenzó a conversar con nosotros de forma habitual y no sólo sobre el clima. Manteníamos conversaciones interesantes.

—¿Puede describir el clima que predominaba en el búnker en los días previos a la muerte de Hitler?
—En los últimos días, Hitler se sumergió en sí mismo.

—Cuando usted fue interrogada por los norteamericanos describió la forma en que Hitler se despidió de su personal médico la noche del 29 de abril de 1945, justo antes de su suicidio. ¿Qué ocurrió?
—Salió de su cuarto, estrechó las manos de todo el mundo y dijo algunas pocas palabras amables. Eso fue todo. La tarde del día siguiente, sólo algunos escucharon el disparo, cuando Hitler se suicidó. No todos lo oyeron. Repentinamente, el Führer ya no estaba más allí. El búnker se llenó de médicos. Yo no vi su cuerpo. Se lo llevaron al jardín.

—¿Qué ocurrió después?
—Corrió la noticia de que Hitler estaba muerto. Ello significaba que la gente ya no tendría que respetar el juramento de lealtad que había hecho con él.

—¿Creía que usted podría abandonar el búnker viva?
—Simplemente no pensábamos en eso. Los soldados se empezaron a ir. Y luego muchos de nosotros se fueron hasta la estación de tren con la esperanza de que si llegaban allí escaparían aún si se topaban con los rusos. Todos trataban de la manera más valiente de salir de esta locura intactos.

—Usted se quedó. ¿Por qué?
—Sabíamos que los rusos se acercaban. Los alemanes escaparon y nosotros nos quedamos. Los rusos nos trataron muy humanamente. Primero mandaron a alguien para hablar con nosotros y ver el lugar. Para entonces, solo quedábamos unos 6 ó 7. Me quedé en el búnker por otros seis o 10 días.

—¿Por qué optó por guardar silencio por 60 años después de su experiencia?
—Porque después de 1945 la gente comenzó a señalarse con el dedo una con otra y a sugerir que éste o el otro era un nazi. Hubo también mucha gente que no dijo nada.

—Usted vio la película "Downfall" ("La Caída") sobre los últimos días de Hitler. ¿Qué le pareció?
— Hay algunos errores pero en general está bien. Hasta me reconocí a mí misma en el personaje de la enfermera.