El flamante tercer gobierno de Silvio Berlusconi en Italia ha endurecido las penas para los inmigrantes ilegales apoyando una política xenófoba en la península italiana. Los italianos han emigrado durante siglos a Estados Unidos y Argentina, y nunca se les marginó como ellos ahora lo hacen en su territorio.
El Gobierno derechista de Silvio Berlusconi ha aprobado que «la inmigración ilegal» sea un delito en Italia,. El Ejecutivo conservador italiano ha aprobado una serie de medidas llamadas de "seguridad" y que abarcan asuntos como el combate contra la mafia. La inmigración clandestina como delito figuraba ya en una ley durante el anterior mandato de Berlusconi y que fue declarada parcialmente inconstitucional en 2004.
El Gobierno de Silvio Berlusconi ha aprobado que la inmigración clandestina sea considerada un delito en Italia, dentro de una serie de medidas llamadas de "seguridad". Las medidas fueron adoptadas durante el primer Consejo de Ministros del Gobierno de Berlusconi, celebrado en Nápoles y que duró cuatro horas.
En total treinta medidas, recogidas en un decreto ley y en tres proyectos de ley, que el Gobierno espera estén en vigor "antes de finales de julio", explicó el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
La consideración de la inmigración clandestina como delito figuraba ya en una ley promulgada durante el anterior mandato de Berlusconi y que fue declarada parcialmente inconstitucional en el año 2004.
Según explicó el ministro del Interior, Roberto Maroni, además de la tipificación como delito de la inmigración irregular, entre las nuevas medidas figura la aceleración de los procesos judiciales y de los tiempos de expulsión.
"Las nuevas medidas harán más fáciles la expulsión", dijo Maroni, quien no obstante destacó que todas ellas se hacen con "pleno y total respeto de la normativa comunitaria".
Las medidas también comprenden a los ciudadanos de la UE, pues "se hará una verificación más concreta de los requisitos exigidos a los ciudadanos comunitarios para poder residir sobre el suelo italiano".
Entre tales requisitos, se encuentra que "los ciudadanos tengan un ingreso adecuado para poder mantenerse y mantener a su familia y que no obligue al Estado a poner al ciudadano a cargo de la seguridad social", explicó Maroni.
En materia de inmigración también se enmarca la petición de la prueba de ADN para los familiares que pidan la reunificación y la confiscación de los apartamentos alquilados a inmigrantes clandestinos. Además, se imponen nuevos requisitos para los casamientos de nacionales con extranjeros con el fin de evitar los llamados "matrimonios de conveniencia".
El odio al inmigrante
Los asaltos a los guetos de rumanos y gitanos en Italia ponen de manifiesto cual va a ser su receta contra la inmigración ilegal, la marginación y la expulsión o la cárcel para los inmigrantes ilegales. Ya se van produciendo cientos de arrestos entre los inmigrantes muchos de ellos encarcelados o metidos en lo nuevos campos de concentración impulsados por el nuevo Duce. A cientos de ellos también se les está poniendo en la frontera de Italia para expulsarlos.
La nueva política de Berlusconi va encaminada a criminalizar a los inmigrantes sin papeles. A partir de ahora inmigrante ilegal será igual a delincuente y por lo tanto será encarcelado como un delincuente más. Se pretende con estas medidas meter el miedo en el cuerpo para que los inmigrantes abandonen Italia, poco importa que estos ante la presión policial, a la que van a ser sometidos, se trasladen a otros países de la Unión Europea, lo único de que le importa al nuevo Duce es limpiar Italia de inmigrantes.
Esta ola xenófoba propiciada por Berlusconi, conduce no solo a la expulsión de todos los inmigrantes ilegales sino que, además y lo más peligroso, se esta potenciando el odio al inmigrante, al distinto y cuando esto empieza por los inmigrantes ilegales, puede terminar siendo una persecución de todo aquel que no sea descendiente de los etruscos si se sospecha que puede poner en juego el estado del bienestaro el empleo de los italianos.
Consecuencias para la UE
Las medidas también afectan a los ciudadanos de la UE, pues "se hará una verificación más concreta de los requisitos exigidos a los comunitarios para poder residir sobre el suelo italiano". Entre tales exigencias se encuentra que "los ciudadanos tengan unos ingresos adecuados para poder mantenerse y mantener a su familia y que no obliguen al Estado a poner al ciudadano a cargo de la seguridad social".
En materia de inmigración también se enmarca la petición de la prueba de ADN para los familiares que pidan la reunificación y la confiscación de los apartamentos alquilados a inmigrantes clandestinos.
Además, se imponen nuevos requisitos para los casamientos de nacionales con extranjeros con el fin de evitar los llamados matrimonios de conveniencia.
El Consejo de Ministros examinó asimismo la posibilidad de crear patrullas conjuntas entre el Ejército y las fuerzas del orden, aunque la idea fue finalmente descartada.
La lucha contra la inmigración ilegal fue una de las banderas de Berlusconi y sus aliados durante la campaña electoral y es uno de los principales asuntos en la vida política del país desde que el magnate de la comunicación regresó al poder.
El nuevo Duce
El Partido de la Liga Norte ha logrado salirse con su pretensión, un tanto xenófoba, de considerar al inmigrante ilegal como un delincuente, estableciendo la posibilidad de condenarle a cuatro años de prisión.
Este logro político, si es que se le puede calificar como tal y no de estigma, sucede porque Berlusconi requiere de los votos de la Liga Norte para mantenerse en el poder.
Esta medida adoptada por el Gobierno italiano, amén de desproporcionada e impregnada de tintes fascistas, es ante todo inaplicable. Pensemos en el número ingente de inmigrantes ilegales que hay en Italia así como en otros países de la UE. ¿Qué va a hacer?, ¿construir nuevas cárceles? Los inmigrantes no sólo sufren viviendo por lo general en guetos de pobreza, sino que a partir de ahora se cierne sobre ellos la posibilidad de acabar entre rejas.
Los italianos han emigrado durante siglos a Estados Unidos y Argentina, así como a otras partes del globo, y fue en el seno de esas comunidades donde una parte marginal de las mismas recreó las organizaciones mafiosas que había en su país de origen, y pese a ello no se criminalizó ni se persiguió, ni menos aún se les encarceló.
Las medidas emprendidas por el nuevo Duce están tomadas en virtud de consideraciones partidistas, azuzando el miedo de la población. Que Berlusconi desempolve los libros de historia y tenga un poco de empatía, virtud de la cual su Gobierno carece.