La actriz llevaba tres años luchando contra la enfermedad. Desde el lunes su estado se había agravado.
"Siento mucho comunicarles que Farrah ha pasado a un lugar mejor y ha dejado atrás el dolor que le confinaba a una cama. Ahora es libre de ser la mujer que todos conocimos y amamos".
Con este post, escrito a las 9.44 AM (hora estadounidense) de hoy, la web oficial de Farrah Fawcet confirmaba la muerte de la actriz, de 63 años, quien ha pasado sus tres últimos años batallando contra el cáncer.
La página se ha llenado de inmediato de comentarios de pésame y de recuerdo para aquella actriz rubia de nariz aguileña que se hizo popular por su papel en la serie Los Ángeles de Charlie.
"Charlie ha perdido a un ángel, pero el cielo lo ha ganado", escribe un usuario. "Siempre estarás, como una leyenda, en nuestra memoria", replica otro fan.
La intérprete había ingresado el lunes en un hospital de California y permanecía desde entonces en la unidad de cuidados intensivos, ya que su estado se había agravado, según revelaron este jueves los medios locales.
Diversas fuentes aseguraban que la familia de Fawcett había acudido al centro médico e, incluso, que se había pedido la presencia de un sacerdote.
Hace unos días varias agencias divulgaban la noticia de que la actriz había accedido recientemente a contraer matrimonio con el actor Ryan O'Neal, su intermitente pareja desde los años 80, ex esposo y padre de su único hijo, Redmon. En esta ocasión, sin embargo, no hubo tiempo para ello.
Fawcett se encontraba en las últimas semanas muy débil y sólo recibía las visitas de algunas amistades íntimas, como como Jaclyn Smith y Kate Jackson, que fueron sus compañeras de reparto en la popular serie "Charlie's Angels".
Dicen que O'Neal estuvo hasta el último momento junto al lecho de la actriz. Su hijo Redmon se encontraba detenido por posesión de drogas.
Un sex symbol de los 'setenta'
Considerada una de las mujeres más atractivas del Hollywood de los años 70, Fawcett enamoró entonces a los televidentes con su papel de Jill Munroe, la dorada y valiente detective de Los Ángeles de Charlie.
Acompañada por las tambiénatractivas Kelly (la detective castaña) y Sabrina (la morena), Jill lanzaba patadas al aire a la vez que lucía curvas bajo un mono ceñido, apresaba a malos sin piedad e, incluso, ingresaba voluntariamente en prisión con el fin de descubrir a un peligroso grupo de mafiosos. Su estilo de vestir se convirtió, además, en una referencia de los armarios de las jovencitas.
Tras su paso por esta ficción, la estadounidense trabajó en el teatro, donde sería aclamada por su interpretación de una mujer víctima de abusos en la obra Extremities (1983), del autor William Mastrosimone. Más tarde, participaría en la producción The Burning Bed, por la que sería nominada para un Globo de Oro.
Hasta 2004, siguió trabajando en cine y televisión. Sin embargo, estos trabajos nunca alcanzaron la popularidad que le granjeó su primera serie.