Han pasado 15 años de la muerte del ídolo brasilero de la Fórmula 1. Aun hoy, duele su ausencia y por este motivo, recordamos aquí a uno de los mejores pilotos del mundo, primero con una narración del periodista brasilero Livio Orichio, el cual estuvo en el hospital italiano el día en que Ayrton Senna murió y nos cuenta todo lo que pasó allí en la primera entrada. En segunda instancia, una entrevista a Ayrton Senna en Diciembre de 1988, y por último, unas palabras de Alain Prost, su mayor rival en las pistas, lo cual también resulta interesante.
La doctora Fiandre anuncia en el Hospital Maggiore de Bologna: “Senna está muerto”
Hace tiempo, reconozco, pero estamos de vuelta. Y creo que valió la pena esperar.
Para quien quiere saber más detalles de aquel triste 1º de mayo de 1994, el capítulo de hoy, creo, lo va a impresionar. Nosotros viajaremos desde mi salida del autodromo Enzo y Dino Ferrari, en el inicio de la tarde, después del accidente, hasta el momento del anuncio de la muerte de Ayrton Senna, en el Hospital Maggiore de Bologna, a donde fue transportado en helicóptero después del impacto en la curva Tamburello.
A no ser el nombre de los médicos con quienes conversé en aquel día, rescatados en mis archivos, lo que leerás a continuación viene puramente de lo que quedó registrado en mi memoria y hasta hoy no contado para nadie, al menos en el nivel de profundidad que iremos a abordar. Repito: son descripciones chocantes, que solo interesan a los que, de hecho, buscan conocer los detalles de todo lo que cercó a la muerte del mayor ídolo deportivo de la historia de nuestro país.
En tanto me dirigía por tercera vez de Imola para el Hospital Maggiore en el fin de semana, varia veces me recuerdo de haber recurrido a Dios, solicitándole que preservase la vida de Senna. En el principio imaginaba que el impacto no fuera fatal, pero después de oír de Angelo Orsi, el fotógrafo amigo de Senna, una descripción más precisa de lo que pasara durante la atención medica todavía en la pista, tenía conciencia de que el cuadro era grave. Solo que no imaginaba que se trataba de una situación irreversible.
En Brasil, era domingo de mañana, y no me acuerdo de haber llamado para los diarios que trabajaba y donde estoy hasta hoy, Estadão, Jornal da Tarde y Agencia Estado, para informarles de que había dejado el autodromo. Para mi la Fórmula 1 no interesaba más. Todo lo que precisaba saber, como ciudadano y periodista, era si Senna sobreviviría. El resultado del GP de San Marino se tornaba irrelevante.
Varias veces tuve que decirme a mi mismo, en los cerca de 50 kilómetros que separan el circuito del hospital, que no estaba soñando. Aquello era realidad. Me dirigía hasta Bologna para saber si Senna todavía estaba vivo. Era mi tercera carrera como contratado de la empresa para cubrir la Fórmula 1. Pensé para mi: se Senna muriese, todas las atenciones estarían allá en Italia, al menos hasta el embarque del cuerpo para Brasil. Yo estaba solo, sería el responsable de llevar a los lectores de los diarios de casa un panel de informaciones de todo. Que responsabilidad!
Eso me hizo concentrar casi dolorosamente en mi trabajo y dejar las emociones, al menos las mayores, de lado. Frialdad, exigí de mi mismo, en el camino mientras manejaba el auto. Al mismo tiempo, comencé a elaborar una estrategia de cobertura. Las noticias estarían en el hospital, pero también en el autodromo. Era imprescindible oír también a Frank Williams, dueño del equipo de Senna, Patrick Head y Adrian Newey, los hombres que firmaron el proyecto del modelo FW16 piloteado por Senna.
Estacioné el auto en el hospital y hasta entonces no deparé con nada de diferente en su rutina. Yo imaginaba que habría gente por todos lados a fin de acompañar una eventual cirugía en Senna. De inmediato comprendí que llegaba bastante cerca al hospital, al punto de entrar en el edificio y no ver un único periodista. Al final de una rampa que da acceso a un hall central, para donde todos se dirigen al entrar en el hospital, vi la primera manifestación de que Senna estaba allá.
Un policía, un carabinieri, estaba agitadísimo. Alguien acababa de decirle que el piloto que se accidentara hace poco había llegado al hospital, transportado en helicóptero. Tenía el sombrero en la mano y gritaba, sin control: “Mi Dios, que es eso, no existe más piloto que Senna, que corre con el corazón”. Lo oí y rápidamente entré en el hall atrás de las noticias. Estaba medio trémulo. A pesar de la tentativa de mantenerme tranquilo, nunca fui un ejemplo de equilibrio emocional y con un agravante, acostumbro somatizar los dramas.
Pero allí no había modo. Si yo fallase estaría desperdiciando mi gran chance profesional, que tanto luchara en la vida, o sea, cubrir el Mundial de Fórmula 1 para el gran medio de prensa brasileña. Cada vez que me acordaba de eso ganaba fuerza para dejar de lado mis emociones. Dejé de pensar también en las reacciones que estaban ocurriendo en Brasil por cuenta del accidente de Senna, lo que colaboró para controlarme.
En ese momento vi a Roberto Cabrini, reportero de la TV Globo, con quien siempre tuve buena relación profesional, y un poco más tarde a Celso Itiberê, el corresponsal del diario O Globo en Milán y responsable de la cobertura del campeonato para la empresa carioca. Fui informado por la administración del hospital de que el centro de recuperación, o la UTI (Unidad de Terapia Intensiva), era en el 11º piso del edificio.
No encontré en el hospital un único ciudadano que tuviese un mínimo de sensibilidad con lo que estaba pasando: un piloto de Fórmula 1, ídolo en decenas de países, luchaba para vivir y esos pseudo-profesionales continuaban siendo mal educados, groseros y desinteresados. Pero en adelante les voy a contar un episodio envolviéndolos que es de chocar. Lo que les faltaba de buen sentido a los empleados del hospital les sobraba a los médicos desacomodados para la atención.
Todos solícitos y no escondiendo ninguna información. Nos fue orientado que no subiésemos al 11º pido, pero era imposible atender el pedido del hospital. La noticia estaba allá. Y no me equivoqué al decidir pagar para ver. Luego que salí del ascensor encontré un médico con las ropas usadas en el centro quirúrgico. El señor vino allá de adentro, vio a Senna, ¿me puede decir alguna cosa? Pregunté, medio confundido, imaginando oír un desafuero. Si él fuese un animal irracional como los otros que trabajaban en el hospital, esa debería ser su reacción.
Para mi sorpresa, nada de eso ocurrió. Descubrí que se trataba del doctor Servadei, uno de los que atendió a Senna todavía en la pista y lo acompaño en el helicóptero hasta el hospital. A pesar de ser profesional, estaba conmocionado. Con voz bien baja, comenzó a describir lo que viviera en aquella última hora. Es él quien habla: “Antes de retirar el casco, quedamos impresionados con la cantidad de sangre que el piloto perdía. Alguna arteria había sido alcanzada con seguridad y mi primera preocupación era, una vez expuesta la cabeza de Senna, intentar contener la hemorragia. Quien orientó el complejo retiro del casco fue el doctor Watkins, el médico de la FIA. Pero tan luego tuvimos acceso a su cabeza, sin el casco y la capucha, comprendí que Senna no sobreviviría.”
“Vimos que toda la base craneana estaba abierta y perdía masa encefálica, cerebro, por el corte de más de un centímetro de largo, que corría por detrás de las orejas, de lado a lado de la cabeza, abierta. Para mí él había golpeado la cabeza en el muro de la curva Tamburello, a alta velocidad. Eso explicaba aquel traumatismo generalizado de caja craneana.”
Después de oír aquello, estaba claro para mi que no había más que hacer. La muerte de Senna era una cuestión de tiempo. Poco tiempo. Me acuerdo de haber buscado un lugar para sentarme y decirme a mi mismo que aquello era verdad. En ese instante pasó a circular la información de que los médicos del caso hablarían en el centro de conferencias del hospital, en la PB. Profundamente abatido, sin saber que pensar, fui para allá, siempre transportando mi block de anotaciones la vieja computadora laptop Toshiba 1000, una pieza de museo comparada a las que uso hoy.
En la mesa del centro de conferencia quedaron de pie, ninguno de ellos se sentó, el doctor Domenico Cosco, la doctora María Tereza Fiandri, que entró en la historia, por haber anunciado, oficialmente, a las 19:05 horas, la muerte de Senna, el doctor Andreolli, neurocirujano, el doctor Servadei y el doctor Gordini, anestesista.
El primero en hablar fue Andreolli, que describió el cuadro como lo más traumático posible, citando un valor en una escala desenvuelta por un medallón de neurocirugía que no me recuerdo.”No existe un área específica en el cerebro que podemos actuar para la reparación, todo fue damnificado en el accidente. El traumatismo es genérico también como los daños a todo el tejido nervioso”, decía él.
Entre lo que conversé con el doctor Servadei en el 11º piso y la conferencia, pasaron cerca de una hora y ya había muchos reporteros para acompañar el caso. En la sala de conferencia pude observar hasta algunos dolientes de pijama, que sabían de la internación de Senna en estado de emergencia. La consternación por el anuncio del doctor Andreolli fue impresionante. La gente tomó conciencia de que Senna, casi un ídolo de la humanidad, aquel que parecía inmortal, moriría lo máximo en cuestión de horas. Entré en contacto con nuestro jefe de reporteros en la época, coordinador del “pool” de periodistas de deportes del Estadão y JT, Castilho de Andrade, hoy editor de JT, para informarle donde estaba, lo que ya apuraba y lo que venía de frente. Como yo tenía que escribir un volumen respetable de textos en aquel día, Castilho sugirió que ya enviase el primero con lo que apurara hasta entonces. Lo hallé prudente. Me senté en una de las sillas de la sala de conferencia y conecté mi laptop en un enchufe que descubrí allí, próximo a la mesa de los médicos, que ya dejaban el lugar.
En esta hora surge un ciudadano, de aquellos imbéciles que hace poco cité, diciéndome que no podría quedarme ahí. “Voy a cerrar esta sala”, me dijo con la mayor agresividad pensable. Le pedí que me diese unos 50 minutos para redactar un texto, eso en nada alteraría la rutina del hospital. Casi sin mirarme el animal fue hasta el centro de control de luces de la sala y me amenazó, con la mano en las llaves eléctricas, al informarme que si yo no saliese de allá en aquel instante él apagaría la luz del ambiente. No tuve alternativa. Mis ganas eran de agredirlo. No dije nada y salí.
Volví a hablar con el doctor Servadei, el del helicóptero. Me dio más detalles: “La hemorragia que Senna tenía todavía en la pista era tan violenta que durante el vuelo hasta el hospital nosotros le reimplantamos 4.5 litros de sangre, en tanto que circula por nuestro organismos cerca de 6 litros de sangre.” También habló de la pérdida de líquor, líquido existente entre los estratos nerviosos que envuelven todo el tejido nervioso, a fin de protegerlo. “En el desgarro ocurrido en su cerebro, Senna perdía masa grisácea y líquor, lo que comenzó a deformar rápidamente sus facciones.”
Toda vez que esos estratos son rotos, el líquor, mantenido bajo elevada presión entre ellos, se dispersa por las cavidades que encuentra, causando el edema (hinchazón) de todos los tejidos. En otras palabras, el rostro, la cabeza de Senna estaba deformándose rápidamente, ganado volumen.
El doctor Gordini, el anestesista, me contó también lo que ocurrió en el helicóptero: “Senna tuvo una depresión respiratoria bastante seria. Nosotros administramos drogas que revirtieron el cuadro, pero lo mismo si él no estuviese sufriendo todos los estragos en el cerebro, resultantes del impacto en el muro, solo aquella depresión ya le había causado daños irreversibles en el tejido nervioso. Tenía apenas vida vegetativa.”
“Su cerebro recibió poco oxigeno durante algunos segundos preciosos. En el centro de entrenamiento, Senna llegó a tener un paro respiratorio, cuando lo que restó de su cerebro todavía exhibía actividad eléctrica. De nuevo nosotros lo reanimamos.”
Observe, amigo internauta, que en ningún momento los médicos hablaron del hundimiento frontal, causado por algún componente del auto que se proyectó en la dirección de la cabeza en el momento del impacto. Hoy se cree que la barra que conecta la rueda del auto al conjunto resorte-amortiguador, denominada push-rod, es lo que le perforó la visera del casco, presionando la cabeza de Senna contra la parte de atrás del cockpit. Esa compresión es la que habría causado la fractura de la base del cráneo. Los médicos apenas me citaron la intensa hemorragia originada del rompimiento de la arteria temporal.
Recapitulando: poco antes de la 16 horas yo ya estaba en el Hospital Maggiore y conversaba con el doctor Servadei, en la puerta del centro de rehabilitación. A las 16:30 horas la doctora Fiandri anunció en el centro de conferencias del hospital que el neurocirujano, doctor Andreoli, hablaría sobre el estado de Senna. Quedamos sabiendo que no había como intervenir quirúrgicamente y que la muerte era una cuestión de horas. Después volví a hablar con los médicos que me dieron más informaciones de la atención. La doctora Fiandri, que se volvió una especia de portavoz del grupo médico, nos avisó que solo se pronunciaría si tuviese “alguna novedad.”
A las 17:55 horas, ella surge nuevamente en el hall principal del hospital, en la puerta de primeros auxilios. A esta altura el hospital no permitía más el acceso al 11º piso, donde estaba Senna, en el centro de recuperación. Visiblemente emocionada, la doctora Fiandri informó que el electro-encefalograma de Senna no acusaba más actividad eléctrica. “Senna tiene muerte cerebral”. Buena parte de los profesionales de prensa que estaban en el autodromo, a esta altura, llenaban el hospital. Para la mayoría, aquel fue el primer contacto con los médicos que cuidaban de Senna. La noticia, esperada por los que estaban allá, novedad para ellos, causó conmoción en todos.
Estaba difícil hablar en los raros teléfonos públicos del hospital. La telefonía celular de larga distancia apenas comenzaba. El comunicado de la doctora Fiandre era, en el fondo, la muerte de Senna. Su corazón continuaba latiendo, pero no por mucho tiempo. Vi personas llorando, de entre ellos periodistas muy emocionados también. Yo todavía no lloraba, tal vez por cuenta de aquella preparación a la que me sometí, diciéndome a mi mismo que al menos en cuanto estuviese allí, detrás de informaciones, mantuviese la situación bajo control.
Todos nosotros, periodistas, precisábamos comunicarnos con nuestras bases, para de nuevo informar del adelantamiento de las noticias. La doctora Fiandri, por ejemplo, dijo que solo volvería a hablar con la prensa a las 21 horas o si “tuviese alguna novedad”. Eso después de anunciar la muerte cerebral del piloto, a las 18:05, diez minutos después de salir por la puerta de los primeros auxilios y después que los empujones que se estableció a su vuelta se calmasen.
Su previsión para la muerte legal de Senna falló. A las 19:05 horas ella surgió de nuevo, proveniente de los primeros auxilios. No era donde estaba el piloto. Con los ojos llorosos, habló en voz pausada, cargada de emoción, en cuanto no se oía un ruido siquiera a su vuelta, a pesar de la presencia de centenas de periodistas. Todos precisaban oír para creer: “Señores, por favor. Desde las 18:40 horas Senna no registra más actividad cardiaca. Está muerto”.
Entrevista a Ayrton Senna - Diciembre 1988
"Hasta hoy yo había dicho siempre que mi victoria en el Gran Premio de Portugan de 1985, la primera que obtuve en F1, había sido la mejor, pero a partir de hora ya no será así. La carrera más bonita que he hecho en mi vida ha sido esta, la del Gran Premio de Japón."
Así se expresaba Ayrton Senna da Silva después de haber ganado en Suzuka el Gran Premio japonés y, consecuentemente, el título mundial de 1988. sentado a su izquierda se encontraba su compañero Alain Prost, pero ni uno ni otro dejaba transpirar por su semblante signos emotivos de derrota o de victoria. De todas formas, durante la vuelta de honer al circuito, fueron muchos los que pudieron observar cómo dentro de su casco, Senna hacía esfuerzos para secarse algunas lágrimas. Sólo allí, dentro de su coche, en su lugar de pelea, no había podido contener la emoción. Después, su rostro permanecía imperturbable, como si nada hubiera pasado.
En Suzuka había terminado para Senna una de las épocas psicológicamente más agitadas de su vida. Días antes, el piloto de Sao Paulo había accedido a mantener una mini-entrevista con "Automóvil" para hablar un poco de todos estos temas. Desde que la presión del Campeonato subió, Senna rechazaba todas las entrevistas que no tuvieran lugar en la tradicional rueda de prensa que organiza Marlboro en ciertos Grandes Premios, pero en esta ocasión, hizo una mini-excepción.
Automovil: ¿Este ha sido un final de Campeonato agitado?
Ayrton Senna: Sí, Bastante. De todas formas lo hubiera sido mucho menos sin la intervención de algunos periodistas que se han inventado historias. Los franceses decían cosas, los brasileños también y, al final, han conseguido que la situación se enturbiara.
A: ¿Cree en realidad Ayrton Senna que Honda ha apañado este final de temporada?
AS: Yo estoy absolutamente convencido de que Honda no ha favorecido a ninguno de los pilotos de McLaren.
A: ¿Cómo ha visto Senna este Campeonato, desde el punto de vista personal?
AS: Esta ha sido la primera vez que he podido contar con un coche competitivo capaz de ganar carreras, y con un equipo sensacional detrás. No puedo quejarme. Es lo que yo quería. Me he encontrado, pues, en la mejor posición que podía imaginar. La mejor de mi vida.
A: También ha contado con un mítico compañero de equipo, Alain Prost. ¿Cómo ha influido psicológicamente en Senna correr con el piloto francés?
AS: Bueno, de Prost no seré yo quien cuente cómo es. Todos lo saben. Sus resultados a lo largo de varios años le sitúan. En este oficio creo que Prost es el mejor y el más profesional. Correr con él y trabajar con él ha sido un gran honor, pero asimismo, ha representado un verdadero reto. Contra muchos comentarios que se han hecho, puedo decir que nos hemos entendido pefectamente. Hemos trabajado en común, y no nos hemos escondido secreto alguno en lo que hace referencia a reglajes generales de nuestros monoplazas. Lo que pasa es que cada uno ha ajustado siempre los últimos detalles de reglaje a su estilo de pilotaje o a su forma de pensar.
A: ¿Las relaciones también han sido buenas después de los adelantamientos de Hungría y Portugal?
AS: Bueno, allí no nos entendimos. Lo que pasó es que estábamos luchando por el título. Después de la carrera, comentamos las maniobras, pero eso no afectó nuestra relación personal.
A: ¿Es verdad, como decía Prost, que Ayrton Senna sólo pensaba en ser Campeón?
AS: Mi única obsesión ha sido sentarme en el habitáculo del monoplaza para hacer el mejor resultado posible. Nada más.
A: ¿Por qué se ha mostrado tan frío en los circuitos?
AS: A los Grandes Premios vengo a trabajar. Yo soy así. Me considero, no obstante, una persona normal, como todas. Cuando me voy de los circuitos me gusta tomarme las cosas fácilmente, olvidarme de los problemas. Me gusta estar en Brasil, con mi familia y con mi novia, pasándomelo bien, jugando con mis aviones teledirigidos, equiando dobre agua o pescando. En esto, repito, me considero un tipo como cualquier otro.
Entrevista que apareció publicada en el número 131 de la revista "Automovil" (Diciembre de 1988) a Ayrton Senna antes del GP de Japón (15º de la temporada).
Ayrton Senna por Alain Prost
Ayrton Senna: “Ceccoto, De Angelis, Dumfries, Nakajima, Berger, Andretti, Hakkinen: nunca tuve ningún problema con ninguno de ellos. Sólo he tenido problemas con un piloto”. Evidentemente, Senna se refería a Prost, su gran rival con el cual tuvo problemas también fuera de las pistas. En la siguiente entrada, Prost habla sin tapujos sobre Senna en una conversación con Nigel Roebuck, artículo aparecido en Motorsport, 1998
“Honradamente, es muy difícil para mi hablar de Ayrton, y no es sólo porque ya no esté aquí. Era tan diferente, tan completamente diferente de cualquier otro piloto – y de cualquier otra persona – que haya conocido antes...”
En el momento de la charla, tras más de cuatro años de la muerte de Senna, Alain Prost se halla en una posición envidiable en la que también ambos están unidos para siempre, indiscutiblemente los mejores pilotos de su generación, de forma que de alguna manera cada uno era el referente para juzgar al otro. Así las cosas, si se trata de hablar sobre Senna, Prost no tiene forma de ganar, y lo sabe. Si sólo dice cosas buenas, muchos dirán que su discurso era muy diferente cuando Senna vivía; si es al contrario, le mortificarán por atreverse a criticar a una leyenda que no puede defenderse.
“Esa es la razón por la que siempre he rehusado hablar sobre él” dice Prost. “Cuando murió, yo dije que una parte de mi también había muerto, debido a lo ligadas que habían estado nuestras carreras. Y realmente lo sentía así, aunque sé que hubo gente que pensó que no era sincero. En fin, todo lo que puedo hacer es intentar ser lo más honrado posible”
Desde los inicios de su carrera en la Fórmula 1, Ayrton Senna fijó su punto de mira directamente en Prost. En cierta manera, esto era inevitable, pues Ayrton era un hombre de una intensidad extraordinaria, que necesitaba probarse a sí mismo que era el mejor en todo, y en aquel tiempo Alain era prácticamente el rey del asunto. Su primer encuentro fue el que iba a marcar el tono de su relación posterior a lo largo de los años.
“Lo recuerdo muy bien. En la primavera de 1984 se inauguró el nuevo Hockenheim, y se organizó una carrera de celebridades con pilotos retirados y en activo, en coches Mercedes de calle. Yo llegaba a Frankfurt en vuelo regular desde Ginebra, y el vuelo de Ayrton tenía prevista su llegada media hora más tarde, por lo que Gerd Kremer de Mercedes me pidió si podría acompañarle al circuito. Durante el camino hablamos, y estuvo muy amable. Entonces llegamos al circuito, y empezamos los entrenamientos con los coches. Yo estaba en la pole y Ayrton segundo – ¡después de eso ya no me volvió a hablar más! Parecía divertido entonces – Ya en la carrera, tomé el liderato pero él me sacó de la pista cuando llevábamos sólo media vuelta transcurrida. Fue un buen principio...”
Ese año, 1984, fue el primero de Senna en F1, y su Toleman Hart no estaba a la altura de los coches de cabeza. Sin embargo, en Mónaco, bajo la lluvia, cuando se paró la carrera poco antes de transcurrida la mitad de la misma, el “rookie” estaba en camino de arrebatar el liderato al McLaren de Prost.
”Desde el principio se veía que era bueno, aunque a veces es difícil asegurarlo cuando uno corre en un equipo pequeño. Hizo una gran carrera en Mónaco, pero en aquellos tiempos –cuando los chasis eran mucho menos rígidos que ahora – no era nada raro el que un coche mediocre en seco pasara a ser muy bueno en mojado. Por supuesto, todos nosotros reconocimos su calidad, pero con la reserva que da el que a veces, un piloto joven de calidad se transforma en ordinario al fichar por un equipo importante. La duda siempre existe hasta que el tipo se sube a un coche rápido. Con Ayrton, sin embargo, estaba bastante claro que tenía un talento especial.”
“Otra cosa que la gente debería tener en cuenta, es que hace 15 años había en la F1 muchos más pilotos de alto nivel de los que hay ahora. Por supuesto que Ayrton lo hizo bien desde el principio, pero no mostró nada excepcional antes de Mónaco. Mónaco fue el punto de inflexión: después de aquello todo el mundo lo descubrió y hablaba de él. Sin Mónaco, todo hubiera tardado algo más, pero lo que más me impresionó, como digo, es el hecho de que lo hiciera tan bien en una época en que habían tantos pilotos realmente buenos...”
Además, desde el inicio Senna no tuvo ningún respeto por las reputaciones, y molestó a muchas estrellas consagradas. Después de una sola temporada con Toleman, fichó por Lotus Renault en 1985, ganó brillantemente el GP de Portugal (de nuevo bajo la lluvia), y estuvo con regularidad en los puestos de cabeza. Pero en Hockenheim, por ejemplo, cometió un error en la Ostkurve, y cuando Michele Alboreto se disponía a adelantarle, Ayrton zigzagueó a derecha e izquierda para mantenerle a su espalda. Por aquel entonces, este tipo de tácticas no eran muy apreciadas por el mundillo de la F1.
“Hmmm, sí, Senna era un tipo muy duro en ese sentido, desde sus inicios. En realidad, lo que creo ahora es que no era tanto una cuestión de ser un tipo duro como de tener sus propias reglas. El las tenía, y creía en ellas, eso era todo.”
“Era extremadamente religioso, y siempre solía referirse a estos temas, a decir siempre la verdad, a su educación, a su formación, y todo eso. En aquel tiempo, yo solía pensar que algunas de las cosas que hacía en la pista no encajaban bien con todo aquello, pero ahora más bien me parece que no se daba cuenta que a veces estaba equivocado. Como decía, tenía sus reglas, jugaba según ellas, y no estaba interesado en nada más. Volviendo la vista atrás, realmente pienso que él creía que siempre tenía razón, siempre decía la verdad – y en la pista esto era exactamente de la misma forma.”
No fue, sin embargo, hasta que Senna se convirtió en el compañero de equipo de Prost, en 1988, que surgieron problemas entre ellos. El año anterior, Lotus había utilizado motores Honda, y Ayrton había establecido una relación muy profunda con los ingenieros japoneses. Tan pronto se fue a McLaren, Honda hizo lo mismo. Un empleado del equipo lo explica de este modo: “Yo tendía a pensar en Prost como un piloto de McLaren con un motor Honda, y en Senna como en un piloto de Honda con chasis McLaren”
“Sí, creo que es una buena forma de exponerlo. Mi mayor problema era que yo realmente amaba McLaren, y quería hacer todo lo que pudiera para ayudar al equipo. La elección de mi compañero en 1988 estaba entre Senna y Nelson Piquet. Cuando fui con Ron (Dennis) a Japón, a reunirnos con la gente de Honda, dije a Ron que debía escoger a Ayrton, porque era el piloto con más talento, y para mí el equipo era lo primero. Si ahora mismo fuera a empezar de nuevo mi carrera, actuaría de forma diferente, me concentraría más en mí y en mi trabajo...”
“De hecho, yo podía haber dicho no a la llegada de Ayrton a McLaren. Una de mis virtudes es que normalmente, cuando tomo una decisión, no me arrepiento de ella, pero desde mi propio punto de vista, definitivamente me equivoqué en aquella ocasión!”
En el primer test de pretemporada que hicieron juntos, en Río, Prost vio que Senna no estaba de ninguna manera haciendo aquello por diversión. “Estábamos probando neumáticos, sólo con un coche. Yo hice las primeras vueltas, y luego era su turno. Entré en boxes y los mecánicos empezaron a cambiar las ruedas. Pude ver allí a Ayrton, con el casco puesto, dando vueltas, esperando a que yo saliera, por lo que decidí quedarme dentro del coche un poco más. Se puso furioso, diciéndole a todo el mundo ‘¡No es justo, no es justo!’ Entonces salí del coche, riendo. Él no se reía...”
“En realidad, a pesar de esto, nuestra relación durante la primera temporada fue bastante buena. El único problema ocurrió en Estoril, al final de la primera vuelta”
Fue un momento que nadie que lo presenciara olvidará. En la recta de boxes, Prost empezó a adelantar a Senna por la derecha aprovechando su aspiración, cuando Senna a su vez se cerró hacia su derecha, forzando a Prost hasta ponerlo prácticamente a un palmo del muro. Alain no cedió, y acabó consiguiendo el liderato que iba a mantener hasta el final. Pero después expuso claramente su opinión.
“La maniobra de Estoril fue muy peligrosa y en efecto, después estaba furioso. Prácticamente me fui contra el muro, y realmente creí que nos íbamos a tocar y sufrir un grave accidente, con todo el resto del pelotón detrás nuestro. No me gustó nada, y se lo dije, pero en cierto sentido, no puedo culparle por hacerlo, porque siempre se salía con la suya. ¿Cuántas veces en su carrera le sancionaron por este tipo de cosas? Nunca.”
“Aún así, aparte de esto, el primer año no fue tan malo. En algunas ocasiones fue bastante duro e intransigente conmigo, pero realmente no tuvimos otro tipo de problemas. Y, de hecho, se disculpó por lo ocurrido en Portugal.”
Los dos tuvieron una temporada titubeante en 1988, con Prost marcando más puntos (105, con 7 victorias y 7 segundos puestos) que Senna (94, con 8 victorias y 3 segundos) pero Ayrton consiguiendo el campeonato por 90 puntos a 87, en virtud de la regla de los 11 mejores resultados que se aplicaba entonces.
“Al final de 1988 yo estaba muy contento por el equipo – éramos primero y segundo en el campeonato, y realmente no me molestaba el hecho de que él hubiera ganado el título; yo ya lo había ganado dos veces anteriormente, no era un problema.”
“De cara al 89, sin embargo, estaba preocupado acerca de Honda. Y creo que mi mayor problema fue que nunca tuve con ellos la misma relación que tuvo Ayrton. Desde un inicio, fue algo que nunca sentí que controlaba. No me hubiera preocupado mucho si ellos simplemente hubieran preferido tener un piloto en el equipo, pero la forma en que manejaban la situación fue muy difícil para mí, porque Senna y yo teníamos estilos de conducción muy diferentes.”
“Nunca entendí por qué Honda se puso tan de su lado. No es que fuera un asunto de ventas en el mercado de Brasil contra ventas en el mercado francés, o algo de ese tipo. He vuelto a trabajar con Honda de nuevo el año pasado – ahora como team manager – y me ha sorprendido de nuevo: Creo que simplemente los japoneses trabajan de forma diferente. En un equipo, ellos siempre favorecen a alguien sobre el resto. He oído que lo mismo ocurre en sus equipos de motociclismo.”
“Déjame ponerte un ejemplo. Durante el 88, el último año en que se permitieron los turbos, hubo un momento en que pedí algunos cambios concretos en el motor de forma que se adaptara mejor a mi estilo de conducción, y trabajamos en ello durante dos días en Paul Ricard. Al final de estos tests me sentía feliz, pero en la siguiente carrera, una semana más tarde, ellos no aplicaron aquellos cambios en mi motor”
“entonces llegamos al GP de Francia – en el Paul Ricard – y de repente el motor era exactamente como yo había deseado! ¿entiendes lo que quiero decir? Ayrton y yo corrimos juntos durante dos temporadas con los McLaren-onda, y en los dos GPs de Francia estuve en la pole y gané la carrera. Todo el mundo dijo ‘Oh, mira, Prost está en cabeza delante de su afición’, y ese tipo de cosas. No era nada de eso, simplemente era que en esas carreras tenía algo que me permitía luchar...”
”Entiéndeme, esto no es nada contra Ayrton, ¿vale? Ayrton era muy rápido, y era mucho mejor que yo en entrenamientos – mucho más comprometido, exactamente como creo que yo era cuando era el piloto más joven del equipo, contra Niki (Lauda).”
Ayrton Senna Wallpaper (Clic para agrandar la imagen)
“De cualquier modo, antes de la temporada de 1989 estuve en una comida en al club de golf en Ginebra con el entonces presidente de Honda, Mr. Kawamoto, y otras cuatro personas. Y admitió que estaba en lo cierto al creer que Honda estaba más por Ayrton que por mí.”
“Dijo: ‘¿Quieres saber porqué apoyamos tanto a Senna? Pues la verdad, no estoy seguro del todo.’ Pero lo que sí me hizo saber es que la nueva generación de ingenieros que trabajaba en los motores estaban a favor de Ayrton, porque él era más el ‘samurai’, y yo era más la ‘computadora’.”-
“Así que esa fue la explicación, y yo me quedé algo más contento, porque al menos sabía bien que algo no era correcto. Parte de mi problema había sido que Ayrton era tan condenadamente rápido, y no era fácil saber qué parte de eso era atribuible a él, y qué parte se debía a la ayuda de Honda. Así que después de la comida con Mr. Kawamoto, pensé: ‘bien, al menos no soy estúpido, realmente estaba pasando algo y ahora conozco la situación.’”
Así y todo, la situación no iba a mejorar. Más bien al contrario, de hecho. En 1989, la relación entre Prost y Senna se rompió por completo, y la existente entre Alain y McLaren no era mucho mejor.
“Hasta entonces, nunca había tenido ningún problema con nadie en McLaren, pero 1989 fue diferente. Mi contrato vencía a final del año, pero el de Ayrton no. Ron sabía que el futuro de su equipo estaba con Honda, y por tanto, con Senna. Intentó seriamente persuadirme para que me quedara, pero en realidad no podía mantenernos a los dos, y en julio le dije que dejaría el equipo a final de temporada. En mi opinión, no fue justo conmigo en el 89. Todavía somos muy buenos amigos, y a pesar de todo, aún pienso en McLaren como en mi equipo. Pero Ron conoce mis sentimientos hacia aquel período.”
“Por aquel entonces, me sentí completamente desilusionado. Después de todo lo que había hecho con el equipo, no creía que debieran tratarme así. Pero al fin y al cabo ya sabes, Ron estaba intentando llevar a su compañía hacia delante, y por supuesto comprendo su actitud.”
Fue en Imola donde se afianzó el duelo más enconado de la historia de la competición automovilística. Senna y Prost, como era habitual, se situaron 1º y 2º en los entrenamientos, a un segundo y medio de distancia del resto. y Ayrton sugirió no poner en peligro las expectativas de ambos por tomar riesgos excesivos en la primera curva, Tosa, durante la vuelta inicial: aquél de los dos que llegara allí primero, mantendría la cabeza. Alain estuvo de acuerdo. En la salida, Senna tomó el liderato, y en la Tosa Prost obedientemente se situó a sus espaldas.
Pero entonces la carrera fue parada a causa del grave accidente de Gerhard Berger. En la nueva salida, fue Prost el que se puso en cabeza, pero en la Tosa Senna se le coló y se puso en cabeza.
“Posteriormente, él argumentaba que eso ya no era la salida – era una segunda salida – por lo que el acuerdo inicial ya no era aplicable. Como decía, él tenía sus propias reglas, y a veces éstas eran muy... bueno, digamos extrañas. había sido una idea inicial de Ayrton, y yo no había puesto ninguna objeción. Pero después de esto, dije que ya se había acabado. Continuaría trabajando con él, en lo referente a aspectos técnicos, pero por lo que hacía a nuestra relación personal, hasta ahí había llegado. Y el ambiente en el equipo, obviamente empeoró mucho.”
“Para cuando llegamos a Monza, yo estaba delante suyo en el campeonato, con unos 10 puntos de ventaja. Pero esa carrera fue realmente el punto más bajo en la relación entre McLaren y yo. Senna tenía 2 coches, con 20 personas a su alrededor, y yo tenía sólo un coche, con tal vez cuatro o cinco mecánicos trabajando para mi. Estaba absolutamente solo en un rincón del garaje, y fue quizás el fin de semana más duro de mi carrera deportiva. Honda estaba realmente firme contra mí entonces, y era difícil luchar por el campeonato en aquella situación. En los entrenamientos oficiales, Ayrton fue casi dos segundos más rápido que yo. Bien, como he dicho, él era ciertamente mejor que yo en entrenamientos, pero ¿dos segundos? Eso era un chiste.”
En carrera, sin embargo, Senna se retiró y Prost ganó. Cuando faltaban las carreras de Suzuka y Adelaida, las dos últimas de la temporada de 1989, Alain dominaba con 16 puntos de ventaja. Para entonces, McLaren-Honda básicamente trabajaba como dos equipos diferentes que casualmente coincidieran en el mismo pit. Una vez más, los dos coches rojos y blancos estaban en primera línea de la parrilla, con ambos pilotos en actitud desafiante – Senna sabiendo que tenía que ganar, Prost dejando claro que no habría concesiones.
“Dije tanto al equipo como a la prensa: ‘De ningún modo voy a abrirle la puerta otra vez.’ Hablábamos muy a menudo sobre la primera curva, la primera vuelta, y Ron siempre decía que lo importante era que no chocáramos el uno contra el otro, que debíamos pensar en el equipo. Pues bien, para mí Senna pensaba únicamente en él mismo, y punto. Por ejemplo, en la salida del GP de Gran Bretaña de aquel año, yendo hacia Copse, si yo no me hubiera movido 3 o 4 metros de mi línea nos hubiéramos tocado, y los dos McLaren hubieran quedado fuera de carrera en el acto. Ese tipo de cosas ocurrían demasiado a menudo, y ya estaba harto.”
“En cuanto al accidente entre nosotros en la chicane, sí, sé que todo el mundo cree que lo hice a propósito. Mi versión es que no abrí la puerta, y eso es todo. No quería acabar la carrera así, había ido en cabeza desde la salida, y quería ganarla.”
“Tenía un buen coche, los entrenamientos me habían ido mal, en comparación con Ayrton, y me concentré enteramente en la carrera. En el warm-up fui casi un segundo más rápido que él, y de cara a la carrera me encontraba muy confiado, incluso cuando empezó a darme caza.”
“Obviamente, no quería tenerlo muy cerca, pero sí lo suficiente como para que sus neumáticos sufrieran mayor desgaste, entonces mi plan era aumentar el ritmo las últimas 10 vueltas. Pero ocurrió que intentó adelantarme, y para mí era imposible hacerlo en la forma que lo hizo, pues estaba yendo mucho más rápido de lo habitual en la zona de frenado.”
“No podía creer que lo estuviera intentando en aquella vuelta, pues cuando nos dirigíamos hacia la chicane, estaba bastante retrasado. Cuando miras los retrovisores, y un tipo está 20 metros detrás de ti, es imposible juzgar, y yo ni siquiera me di cuenta de que me estaba intentando adelantar. Pero a la vez, pensé ‘De ninguna manera le voy a dejar ni siquiera un hueco de un metro. De ningún modo’. Levanté el pie del acelerador, frené, y giré.”
Un año después, los dos estaban de nuevo en Suzuka, una vez más para decidir el título mundial, y esta vez era Alain el que estaba obligado a ganar. Aunque ya no estaban en el mismo equipo, él y Ayrton no habían disminuido la intensidad de su rivalidad. Según Senna, Prost haría bien en no intentar entrar en la primera curva por delante de él: “Si lo intenta, no lo va a conseguir...” En la carrera, a 150 mph, el McLaren embistió la parte trasera del Ferrari.
“Bueno, ¿qué se puede decir? Una vez yo ya estaba retirado, hablamos de ello, y él admitió – como lo hizo con la prensa – que lo había hecho a propósito. Y me explicó sus razones para hacerlo. Estaba furioso con Balestre (presidente de la FIA) por no acordar un cambio en la parrilla de salida, de forma que él pudiera salir desde la izquierda, y me dijo que había decidido que si yo llegaba a la primera curva por delante de él, me sacaría de la pista.”
“Lo que ocurrió en Japón en el 90 es algo que nunca olvidaré, porque no era sólo Ayrton el que estaba involucrado. Parte de la gente de McLaren, muchos comisarios, y muchos medios de comunicación estuvieron de acuerdo con lo que había hecho, y yo no podía aceptarlo. Francamente, casi me retiré después de aquella carrera.”
“sabes, yo siempre digo que él no quería ganarme, sino que quería – metafóricamente – destruirme, ésa fue su motivación desde el primer día. Incluso en aquella carrera con los Mercedes de calle en el 84 me di cuenta que no estaba interesado en ganar a Alan Jones o Keke Rosberg, o a cualquier otro; era a mí, sólo a mi, por alguna razón.”
Hasta el final de la carrera de Prost en la F1, la situación no cambió. Pero en el podium de Adelaida en 1993, la última carrera de Alain, los dos se abrazaron, y fue como si, ahora que Alain ya no iba a ser más un rival, Ayrton no viera más motivo para mantener su hostilidad. El gesto sorprendió a Prost.
“Sí, me sorprendió. Y también me decepcionó un poco, francamente. Esto te mostrará algo acerca de Ayrton. En Japón, la carrera anterior, él ganó y yo fui segundo. Mientras caminábamos del podium a la sala de prensa, le dije: ‘Esta puede ser la última carrera en la que estemos juntos en una conferencia de prensa, y creo que deberíamos mostrar algo agradable a la gente, quizás darnos la mano o algo así.’ No me contestó, pero tampoco dijo que no, así que yo pensé que estaba de acuerdo. Fuimos a la conferencia de prensa y ni siquiera me miró en todo el rato.”
“De hecho, yo incluso había creído que en Australia podríamos intercambiarnos los cascos, los últimos cascos con los que habíamos competido el uno contra el otro, pero tras lo que ocurrió en Japón lo olvidé, pues no parecía interesado en ningún tipo de reconciliación.”
“Entonces llegamos a Adelaida, y acabamos primero y segundo de nuevo. En nuestro camino hacia el podium, él había empezado a charlar un poco, y me dijo: ‘¿A qué te vas a dedicar ahora?’ ¡Me quedé muy sorprendido! Le dije: ‘Aún no lo sé’ ‘Vas a engordar’ dijo, y sonrió. Luego en el podium puso su brazo alrededor de mi hombro, me estrechó la mano, y todo eso. ¿Por qué? Por que ahora había sido idea suya, y se hacía tal como él quería. Bien, de cualquier modo fue bonito, pero ése era Ayrton: si era idea suya, bien; si no, olvídalo.”
Más tarde Senna admitiría a un íntimo amigo suyo que sólo tras la retirada de Prost se había dado cuenta que la mayor parte de su motivación venía de tener que luchar contra ese rival en concreto. Tan sólo un par de días antes de su muerte, durante la filmación de una vuelta rápida a Imola para Elf, sorprendió a todos con un saludo espontáneo: “Quiero dar la bienvenida de nuevo a mi amigo Alain... todos te echamos de menos...” Prost se emocionó con esto.
“De hecho, una vez me retiré hablamos bastante por teléfono. Me llamó varias veces, habitualmente para hablar de temas de seguridad, él quería que yo continuara involucrado en este tipo de asuntos, y habíamos quedado en hablar de ello en Imola. Aquel fin de semana él habló, habló y habló sobre seguridad, y estaba mucho más tratable que antes. Para mí, cambió completamente en 1994. Me pareció que estaba algo más “bajo”, sin la misma energía de siempre”.
”Tuvimos la conversación el viernes, y el domingo por la mañana volví a verle, tras el fatal accidente de Roland Ratzenberger, por supuesto. En aquel momento, yo estaba con un grupo de gente en el motorhome de Renault. Ya sabes cómo era habitualmente Ayrton – hubiera ido del box directamente a su motorhome -, pero aquella mañana me sorprendió, porque vino y atravesó entre la gente, algo que normalmente nunca hubiera hecho, sólo para hablarme. Tuvimos una conversación, y realmente estaba tratando de ser agradable, de ser amigable.”
“Luego lo vi en su box. No quería molestarle, pero sabía que necesitaba ayuda, que necesitaba a alguien. Era evidente. Íbamos a hablar de nuevo a la semana siguiente...”
El funeral de Senna tuvo lugar en Sao Paulo 4 días más tarde, y Prost fue uno de los muchos pilotos que asistieron. No fue una decisión difícil de tomar, excepto en un aspecto.
“Yo tenía claro que quería ir, pero Ayrton y yo habíamos tenido un conflicto durante tanto tiempo que realmente no sabía cómo iba a ser visto por los brasileños: ¿les molestaría que fuera, que no fuera, o qué? El día siguiente al accidente, yo estaba en Paris, y recibí una llamada de un buen amigo de Jean Luc Lagadere (el presidente de Matra). Su mujer era brasileña, y le pedí consejo. ‘Tengo mi billete listo’, le dije, ‘pero qué crees que debería hacer?’ Me dijo que definitivamente debía ir, y que a los brasileños les gustaría. No necesitaba que me lo dijeran dos veces, pues yo ya quería ir, pero eso me convenció. Y ahora sé que si no hubiera ido, me hubiera estado arrepintiendo el resto de mi vida.”
“No hubo hostilidad de ninguna clase hacia mi en Sao Paulo, de hecho fue al contrario. Todavía estoy en contacto permanente con la familia de Ayrton; el día después del funeral, su padre me invitó a su finca, y hablamos durante largo rato. Y veo a su hermana a menudo, y hago lo posible para ayudar a la fundación.”
“Ayrton fue ciertamente el mejor piloto contra el que he competido, con gran diferencia. Era, de lejos, el piloto más comprometido que he visto nunca. Francamente, creo que el piloto más inteligente en pista fue Niki, pero en global Ayrton era el mejor, de lejos. Tuvo éxito en todo lo que le importaba, en todo lo que se propuso conseguir.”
“En realidad. creo que no hubiera sido imposible el que con el tiempo hubiéramos llegado a ser amigos. Compartíamos demasiadas cosas, y algo que nunca cambió – incluso cuando nuestra relación estaba en su peor momento – fue el gran respeto que cada uno sentía por el otro como piloto. No creo que a ninguno de los dos nos importara demasiado el resto. Y además, hubo momentos en los que nos divertimos juntos, ya sabes. No muy frecuentes, pero...”
Prost con otros pilotos, despidiendose de Senna
”Él era un tipo extraño. En 1988, recuerdo Honda nos hizo ir al Motor Show de Ginebra. Está a sólo 40 Km. de mi casa, por lo que le propuse que viniera a comer y luego podíamos ir en coche juntos. Vino a mi casa... ¡y estuvo durmiendo durante dos horas! A duras penas pronunció palabra...”
“Después de la comida, salimos a pasear, y aún recuerdo nuestra conversación con claridad. Me gustaba hablar con él: a veces podía resultar aburrido si estaba insistiendo mucho en algo, pero habitualmente era fascinante. Si, creo que con el tiempo quizás podríamos haber llegado a ser amigos. Una vez ya no éramos rivales, todo cambió.”
“Ahora vuelvo la vista atrás hacia en aquellos días y pienso: ‘Dios, ¿de qué iba todo aquello? ¿Por qué llegamos a ponernos en aquella situación? A veces parecía como una pesadilla. Quizá debido a que estábamos tan a menudo en cabeza, era inevitable que surgieran problemas entre nosotros, pero ¿porqué todo tuvo que llegar a ser tan dañino, porqué tuvimos que vivir de aquella manera? Yo solía decir a la gente: ‘¿Eres fan de Ayrton Senna? De acuerdo, está bien, pero por favor, ¡no me odies!’ Lo mismo ocurría con la prensa.”
“La presión era tan, tan fuerte… Si tuviéramos que volverlo a hacer de nuevo, creo que le diría a Ayrton. ‘¡Escucha, somos los mejores, podemos mantener a raya a todos los demás!’ Con un poco de inteligencia, qué gran sueño hubiéramos sido. Incluso teniendo en cuenta cómo acabó, fue una gran historia, ¿no crees? Y creo, en cierto modo, que hace falta un poco de eso en la actualidad.”
Video: Ayrton Senna - Life - 1993/1994 - part 18 - (Prost X Senna)