Los criminales nazis que tuvieron un 'retiro dorado'



Miles de criminales nazis evadieron a la justicia al término de la guerra. Algunos fueron capturados y juzgados décadas después. Otros viven en impunidad y anonimato.

A principios de febrero salía a la luz que el segundo criminal nazi más buscado, Aribert Heim, había fallecido en El Cairo en 1992. Al menos, eso es lo que sus hijos confesaron a la televisión pública alemana ZDF, algo que no termina de convencer a los cazanazis del centro Simon Wiesenthal.

Según cuentan sus vecinos, los últimos años de Heim fueron tranquilos. Convertido al Islam y afincado en el Cairo, el Doctor Muerte gozó de una plácida jubilación lejos de los juzgados después de una huida que le había llevado a los Balcanes, Sudamérica y España.

No en vano, la Costa Brava fue el Hogar del Pensionista del régimen nazi gracias a la labor de ODESSA, la organización de antiguos miembros de las SS que ayudó a escapar rumbo a España y Argentina a los criminales que apoyaron a Hitler.

Muchos de ellos siguieron con su vida con normalidad en las costas españolas o en Sudamérica y murieron en el más absoluto anonimato, sin haber cumplido ninguna pena de prisión. Otros, lograron ganar unos años de tregua al destino, hasta que fueron juzgados o capturados.

Los nazis que vivieron un exilio dorado

Los jefes del campo de concentración, tomando un refrigerio en una de las fotos del álbum


Alois Brunner

Mano derecha de Adolf Eichmann en la preparación de la Solución Final, se le considera responsable directo de la muerte de unos 128.000 judíos.

Tras la Segunda Guerra Mundial huyó y se refugió en Siria, bajo la protección de ese Gobierno. Durante aquella instancia fue víctima de dos atentados con bomba (se cree que que fueron perpetrados por el Mossad y el espionaje francés) en los que perdió un ojo y varios dedos de la mano.

Ha sido condenado varias veces en ausencia por varios tribunales europeos. Actualmente se sospecha que vive en Brasil y se le considera el criminal nazi vivo más buscado.

Adolf Eichmann

Era poco más que un burócrata pero este Teniente Coronel de las SS de perfil gris fue uno de los 'cerebros' de la terrible Solución Final y la mecanizó.

Al terminar la guerra se sirvió de la red ODESSA para escapar a Argentina donde vivió tranquilamente. En 1960 un comando especial del Mossad le secuestró en su casa de Buenos Aires y fue trasladado a Jerusalén. Allí sería juzgado y condenado a morir en la horca.

Josef R. Mengele

Probablemente es uno de los criminales más célebres del régimen nazi. Sus experimentos con seres humanos en el campo de exterminio de Auschwitz le valió el sobrenombre de El Ángel de la Muerte.

Todo su recorrido tras la guerra está envuelto en el misterio: fue capturado por los aliados pero le liberaron posteriormente (se supone que porque desconocían su identidad) y huyó a Paragüay y Argentina, donde llegó a inscribirse en la guía telefónica con su nombre real. Sin embargo se sintió amenazado y desapareció hasta su muerte, en extrañas circunstancias, en una playa de Brasil.
Ni el Mossad ni la Fundación Wiesenthal lograron nunca localizarle en vida.

Erich Priebke

Se le recordará en Italia por ser uno de los responsables de la Masacre de las Fosas Ardentinas en la que 335 italianos fueron ejecutados como represalia a un atentado de la resistencia.

Tras la guerra huyó a Argentina y allí se refugió en la ciudad de Bariloche, donde logró convertirse en un miembro muy querido de la comunidad. Tanto que, cuando fue descubierto en 1994, hubo gente que no lo quiso creer e incluso se inició una campaña a su favor. Fue extraditado y condenado en Italia.

León Degrelle

Fue un nazi belga que perteneció a las SS. Fue condenado en Bélgica por su colaboración con la ocupación nazi y condecorado por Hitler por sus méritos. El líder nazi llegó a decir de él que si hubiera tenido un hijo le habría gustado que fuera como Degrelle.

El hundimiento del III Reich le cogió en Oslo (Noruega) desde donde cogió un avión para huir a España. Se quedó sin combustible y se estrelló en la Bahía de San Sebastián. El régimen de Franco le protegió de la presión internacional hasta su nacionalización como español. Fue una activo militante de extrema derecha en España lo que le valió varios careos con la justicia. Vivió sus últimos años como un jubilado más en Torremolinos (Málaga), donde falleció en 1994.

Aribert Heim

Este austríaco, más conocido como Doctor Muerte, llegó al campo de concentración de Mauthausen con 27 años y permaneció allí sólo siete semanas. Este tiempo le bastó para hacerse famoso por las inyecciones de benceno y amputaciones innecesarias de brazos y piernas que sufrían los prisioneros. En su mesa de operaciones murieron al menos cuarenta presos.

Especialmente escalofriante es el caso de dos dos judíos holandeses de 18 y 20 años a los que sometió a sendas apendectomías innecesarias. Les dejo morir y les decapitó para terminar regalando uno de los cráneos a un colega, que lo usó de pisapapeles, según escribe el historiador David Wingeate Pike en su libro Españoles en el Holocausto.

Klaus Barbie

El carnicero de Lyon, como se le conoció, fue uno de esos jerarcas nazis de larga trayectoria antes y después de la Guerra. Como jefe de la Gestapo en Lyon fue responsable de enviar a los campos de exterminio a 7.500 judíos, del asesinato de 4.432 personas y la detención y tortura de otras 14.000.

Al término de la contienda fue protegido durante décadas por los servicios secretos de EE UU e Inglaterra y se instaló en Bolivia donde vivió del narcotráfico y de oficiar como experimentado represor para las dictaduras militares de turno (se dice que fue quién diseñó la operación que sirvió para matar al Ché Guevara). En los años 70, fue localizado y Francia pidió su extradición. No sería concedida hasta 12 años más tarde, cuando el país sudamericano tuvo un gobierno democrático. Fue condenado a cadena perpetua y murió en prisión en 1991, a los 78 años.

Gerhard Bohne

Este Doctor en Derecho fue responsable del plan nazi de eutanasia para personas con problemas físicos o psíquicos, conocido como Aktion T4. En total, 62.000 minusválidos, enfermos mentales y enfermos incurables fueron enviados a las cámaras de gas e incinerados. El programa se canceló en 1941 pero fue un ensayo muy efectivo para la Solución Final de los judíos.

Gracias a la ayuda del régimen del argentino Perón, pudo evadirse a Argentina. En 1966 fue detenido en aquel país y se convirtió en el primer criminal de guerra extraditado desde aquel, tiempo atrás, refugio de nazis Cuando llegó a Alemania se le diagnostico una enfermedad tan grave que le incapacitó para afrontar el juicio. Vivió muchos años (hasta 1981) en Francfort con una pensión del estado alemán.