La NASA lanza esta noche una nave que buscará planetas similares a la Tierra
Buscar planetas similares a la Tierra que puedan ser habitables. Este es el apasionante objetivo de la misión encomendada al satélite Kepler que la NASA pondrá en órbita la próxima madrugada, a las 4.50 hora peninsular, desde el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral (Florida).
El Kepler, que pesa más de una tonelada, será situado en una órbita alrededor del Sol, como nuestro planeta, que realizará en 371 días y será elíptica. Esa distancia se ha considerado óptima para mantener las comunicaciones con la Tierra y su forma hará posible que el telescopio evite el brillo deslumbrante de los objetos celestiales.
El lanzamiento se realizará con un cohete Delta II, que ya ha puesto en órbita más de 120 satélites y varias sondas a Marte. Hay que recordar que el pasado 25 de febrero el lanzamiento de la misión OCO (un observatorio orbital destinado a medir el carbono en la atmósfera) acabó en fracaso porque el cohete, un Taurus XL, no pudo soportar el peso de la nave.
En este caso, todos en la NASA confían en el éxito de una misión que puede ayudar a dar respuesta a la inquietante pregunta de si existe vida extraterrestre. Para ello, el Kepler se enfocará hacia la zona denominada Cygnus-Lyra, en la Vía Láctea, un área donde hay estrellas de una composición y edad muy parecidas a la del Sol.
Siguiendo la estela de nuestro planeta, iniciará así un viaje de tres años y medio, y 477 millones de euros, en el que observará más de 100.000 estrellas de forma simultánea y cada 30 minutos. Para saber si hay planetas orbitándolas, un fotómetro de 0,95 metros de diámetro medirá las oscilaciones que haya en el brillo de las estrellas.
Se trata de detectar cambios en esa luz que sean periódicos (durante días, meses o años) y, por tanto, indiquen que un planeta está orbitando en torno a la estrella en cuestión (lo que se denomina tránsito). «El tamaño del planeta y su distancia de la estrella se deduce de cuánto brillo quita el astro y durante cuánto tiempo», explica Andrés Moya, del Instituto de Astrofísica Andaluz, uno de los tres grupos españoles que colaboran en la misión.
Los exoplanetas
Desde 1995, los astrónomos han localizado 337 planetas fuera de nuestro Sistema Solar (el último, el observado por el telescopio europeo CoRoT, es el de un tamaño similar a la Tierra), pero ninguno tiene condiciones para albergar vida, es decir, agua líquida.
Ahora, el fotómetro de este cazador de planetas de la NASA ha sido diseñado para enfocar un amplio campo de visión, capaz de ver a más de 3.000 años luz, con una lente de 95 millones de píxeles. Es la mayor cámara que la agencia americana ha puesto en el espacio.
«El catálogo planetario que elabore Kepler será muy útil para hacer, por vez primera, una buena estadística y obtener una estimación fiable del número total de planetas del tipo de la Tierra en la Vía Láctea. Además, permitirá una planificación más fina de las misiones futuras que tengan por objetivo el estudio detallado de los nuevos mundos descubiertos por Kepler; pero si no detectase otras 'tierras', habrá que replantearse seriamente toda la estrategia para la búsqueda de vida en otros mundos», señala Rafael Bachiller, director del Observatorio Astronómico Nacional.
Jon Morse, director de la División de Astrofísica de la NASA, sin embargo, no alberga prácticamente dudas de que aparecerán planetas similares al nuestro, a más o menos distancia de su estrella, como también lo defiende el astrofísico Alan Boss en su último libro.
En todo caso, la misión Kepler no sólo buscará planetas, sino que puede ayudar a responder otras muchas preguntas intrigantes: ¿Qué edad tienen las estrellas? ¿Es el Sol una típica? ¿Cómo evolucionan? La medición de las oscilaciones de brillo estelar ayudará a precisar la sismología de más de 5.000 de estos astros durante los primeros nueve meses en el espacio.
De ellas, unas 1.100 se seguirán estudiando en detalle durante toda la misión. Aseguran los expertos de la NASA que la precisión de Kepler es tal que los más de 200 científicos que participan en el proyecto podrán ser testigos directos de cómo envejecen las estrellas. «Kepler espera encontrar el hogar de los E.T.», asegura William Borucki, de la NASA.
La participación española
«Los estadounidenses son muy expertos en búsqueda de planetas, pero necesitan a los europeos para conocer las estrellas», asegura Andrés Moya, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC). Moya está en uno de los tres grupos españoles que participan en la misión Kepler. Los otros son del Observatorio Astronómico de la Universidad de Valencia y del Instituto de Astrofísica de Canarias.
«Los europeos aportamos el análisis de los datos astrosismológicos. La NASA nos pasará los datos que envíe Kepler sobre las estrellas, en especial los relativos a las oscilaciones de luz que indiquen que hay ondas en su interior, como cuando en la Tierra se produce un terremoto. Ello nos permite determinar su tamaño, su estructura interna y su edad. Si quieres saber cómo son los planetas necesitan conocer las estrellas que orbitan», explica Moya.
En concreto, en Andalucía han realizado modelos informáticos de estrellas que luego compararán con los datos que reciban. Se han especializado en tres tipos de estrellas (las de tipo solar, las Delta Scuti y las Gamma Doradus).
Los otros grupos españoles, así como el resto de los colaboradores europeos, participan en esta parte del trabajo que consiste en desvelar los misterios estelares. Los expertos de la NASA, señala el astrofísico español, han elegido 500 estrellas de las que ofrecerán los datos disponibles a sus colegas europeos, pero obviando aquellos de los que se concluya que hay tránsitos, es decir, la existencia de planetas en su órbita.
El hallazgo de una posible 'tierra' es un mérito que quieren guardarse para ellos. Aún así, los astrofísicos españoles están convencidos de que los estudios sismológicos de esas estrellas ofrecerán interesantes aportaciones sobre su historia.