Le quitan la custodia por poner de nombre Adolf Hitler a su hijo

El pequeño Adolf Hitler, rodeado de sus padres, Heath y Deborah Campbell.


El ponerle el nombre del jefe del Tercer Reich a su hijo, les ha ocasionado diversos problemas. Esta entrada responde a una anterior llamada Un supermercado rechaza poner el nombre de un niño en su tarta por llamarse Hitler

«Feliz cumpleaños, Adolf Hitler»... El revuelo se originó hace un par de meses por una simple tarta, encargada por Heath y Deborah Campbell en un supermercado para celebrar el tercer aniversario del nacimiento de su hijo. El dependiente de la cadena ShopRite, en el pueblo de Holland Thownship (Nueva Jersey), creyó que se trataba de una broma de mal gusto. Pero los padres insistieron: «Así se llama nuestro hijo y eso es lo que queremos que ponga en la tarta».

Los del supermercado se negaron y el niño se quedó sin pastel. El padre montó en cólera y el asunto trascendió al diario local, el 'Express-Times', donde Heath y Deborah Campbell posaron felices con Adolf Hitler y hablaron sobre sus otros hijos aún más pequeños: Honszlyn Hinler (en homenaje a Heinrich Himmler, el cabecilla de las SS) y JoyceLynn Nación Aria.

La noticia sobre los padres de Adolf Hitler dio la vuelta al mundo. Las autoridades de Nueva Jersey no dejaron de recibir quejas y decidieron finalmente arrebatar la custodia de los tres niños, alegando que llamarles así puede entrar dentro de la definición de «abuso». Los padres neonazis han prometido llevar el asunto a los tribunales, pero se encuentran de momento en paradero desconocido.

«Mis hijos no van a tener un hueso de odio en su cuerpo», llegó a declarar el padre al 'Express-Times', antes de que explotara el asunto. «Mi hijo [Adolf Hitler] va a aprender a amar como cualquier niño normal».

Pero los Campbell no son lo que se dice una pareja normal. El padre, de 35 años, coleccionaba parafernalia nazi –especialmente cuchillos– y se paseaba por el pueblo con botas del Ejército alemán, según relató al New York Times su casero, Larry Lippincott. De cuando en cuando, colgaba en la puerta una bandera confederada o carteles con esvásticas, consideradas por Heath Campbell como «un símbolo de paz y equilibrio».

La madre parecía algo más indiferente a la cosa nazi. Los niños jugueteaban en la casa a altas horas de la madrugada y los Campbell no daban apenas señales de vida durante el día. Ninguno de los dos trabajaba. Los dos recibían una pensión por enfermedad: un enfisema en el caso de Heath y una lesión en el cuello en el caso de Deborah, de 25 años.

Aunque pagaban a su casero puntualmente y mantenían el apartamento más o menos limpio, el jefe local de policía, David Van Gilson, confirmó haber recibido quejas por el ruido y por «incidentes domésticos» en la casa. Pero insistió en que nunca habían tenido que intervenir por supuestos «abusos».

Los padres han desaparecido del mapa, aunque han dejado la casa intacta y con todos sus enseres y los de sus tres hijos. Las autoridades de Nueva Jersey no han revelado entre tanto dónde se encuentran Adolf Hitler, Honzlynn Hinler y JoyceLynn Nación Aria.

La portavoz de la División de la Juventud y la Familia de Nueva Jersey, Kate Bernyk, se ha negado a comentar el caso, aunque ha insinuado que los niños están en custodia estatal por algo más que sus extraños nombres.

Los expertos legales no se ponen de acuerdo sobre hasta qué punto el nombre de un niño puede ser constitutivo de abuso o si se trata sólo «de un espacio de privacidad» en la relación padre-hijo.