Las fugas mas espectaculares y exitosas de la historia

Hace unos dìas nos llegò al correo una consulta sobre cual nos parecìa la fuga mas espectacular de la historia. Asì empezamos a hacernos esa pregunta, y nos pusimos manos a la obra para ver, a consideraciòn nuestra, cuales han sido las fugas de prisiones más dignas de película. No tanto porque hayan sido llevadas al cine, sino bajo el criterio de ser las más científicas de todas, aquellas en que el fugado haya demostrado un plan más elaborado, más sutil y lleno de detalles, sin que la suerte haya influido demasiado.

Asì que decidimos hacer un rastreo y pudimos obtener algunas historias de fugas muy interesantes.


Escape de Pretoria

La que pudiera parecer la fuga más asombrosa de la historia es la de tres presos políticos en la Sudáfrica del Aparheid: Tim Jenkin, Stephen Lee y Alex Moumbaris. Consiguieron evadirse de la cárcel tras ser capaces de atravesar diez puertas cerradas con llave. Para cada una de las puertas fueron capaces de crear su correspondiente ganzúa. Aunque no se debe quitar ningún mérito a su proeza, la lectura de su historia revela que las condiciones para la fuga eran idílicas. La cárcel apenas tenía un par de docenas de presos. Las condiciones de vida eran bastante buenas y los presos tenían un trato muy humano y mucha libertad respecto de los guardas. La seguridad no era tan elevada como pudiera esperarse. Sólo el reto de las puertas fue superado. Puede encontrarse su historia en la red, narrada por uno de los fugados, en un inglés bastante duro, el inglés de Sudáfrica.

Otro preso, esto ya mas actualmente, Ananias Mathe, recientemente detenido y que esperaba ser juzgado por 51 crímenes, incluyendo homicidio, violación y robo, se deslizó por la ventana de 20 cm X 60 cm de su celda de la prisión C-Max de Pretoria. Este ex soldado mozambiqueño de 28 años, que podría haber recibido un entrenamiento militar de alto nivel, es el primer prisionero que consigue escapar de esta prisión de alta seguridad en 40 años.

Según el diario The Pretoria News, el preso, que tenía los pies y las manos encadenados, se untó de vaselina antes de romper dos barras de hierro de su cama que utilizó para deslizarse entre los barrotes de la ventana. Utilizando otra barra torcida hasta formar un gancho, bajó de la muralla del penal utilizando ropas y sábanas como una cuerda.

Mathe fue descrito por la policía como un "tipo pequeño y enclenque" que durante meses había conseguido escapar a la policía gracias a su experiencia militar. Cuando fue arrestado fueron necesarios dos policías fornidos para controlarlo.


La fuga de Franz von Werra



Franz von Werra fue el único aviador alemán que, tras ser detenido y encarcelado en Inglaterra durante la II Guerra Mundial, consiguió escapar de vuelta al Tercer Reich.
La historia de Franz von Werra es muy interesante. No cabe duda de que una gran parte de mentiroso y fanfarrón no le faltaba, pero su iniciativa para la fuga quizás no haya tenido parangón.

El 5 de septiembre de 1940, durante la batalla de Gran Bretaña, el avión de von Werra fue derribado y su piloto capturado por los ingleses, que lo enviaron a un campo de prisioneros de guerra.

El 7 de octubre de ese mismo año, consiguió escapar del campo, mientras los soldados les permitían a los reclusos daban un paseo fuera del campo de prisioneros. Cinco días después, el 12 de octubre, tras un vagar errático por los campos ingleses, fue de nuevo detenido y puesto bajo mayor vigilancia.

El 3 de noviembre de 1940 fue enviado a otro campo de prisioneros. Allí se unió a un grupo de presos que planeaba una fuga, cavando un túnel subterráneo. El 17 de diciembre consiguieron escapar por el túnel. Pero de todos los evadidos, el único que consiguió no ser capturado pocos días después fue Franz von Werra.

Con más cara que espalda se dirigió hacia un aeropuerto militar, varios días después, argumentando que era un piloto holandés de la RAF y que pretendía volver al continente, a la batalla. A pesar de que estuvo a punto de conseguir un avión, al final su falsa identidad fue desvelada y de nuevo se le detuvo.

En enero de 1941 se le pusieron las cosas aún más difíciles, ya que fue enviado a Canadá, a otro campo de prisioneros. El 21 de enero, mientras viajaba en un tren de prisioneros por las gélidas tierras de Canadá, saltó del tren en marcha. Otros siete prisioneros, durante ese mismo viaje, escaparían del mismo modo. Pero todos fueron detenidos, salvo el indestructible Franz von Werra.

Afortunadamente para él, no estaba lejos de la frontera con Estados Unidos, que en la época se mostraba neutral ante el conflicto europeo. Cruzar uno de los ríos más caudalosos del mundo, el Saint Lawrence, en un país que no tiene fama de caluroso, en pleno invierno, no debió resultar tarea fácil para Franz von Werra. Pero al otro lado de la orilla estaban los Estados Unidos esperándole. Se entregó a las autoridades que empezaron a preparar su extradición de vuelta a Canadá. Pero el Cónsul alemán usó sus influencias hasta facilitarle el escape hacia México. Y de ahí, fue fácil llegar hasta España y de vuelta a Alemania, donde fue recibido, merecidamente, con honores de héroe, recibiendo de Hitler la Cruz de Hierro, una insignia que pocos soldados consiguieron en toda la guerra.


La fuga conocida como Texas Seven

Pandilla de Texas Seven


Texas 7 fue un grupo de prisioneros que escaparon de la cárcel de máxima seguridad John Connally Unit, en el estado de Texas.
Los siete prisioneros ni eran inocentes ni estaban pendientes de condenas breves. George Rivas, uno de ellos, estaba a la espera de cumplir 18 cadenas perpetuas. De entre los otros fugados el que tenía una condena pendiente menor sólo tendría que cumplir 30 años. Así que los motivos para fugarse eran bastante sólidos. El sistema que emplearon, bajo las órdenes de George Rivas, aunque muy elaborado y excelentemente planificado, primaba la fuerza bruta.

El 19 de diciembre de 2000, sucesivamente fueron reduciendo a los guardias que se oponían en su camino hacia la puerta. Finalmente consiguieron hacerse con las armas de algunos de los funcionarios de la prisión y pudieron escapar con relativa calma en un camión de suministros que tenía que salir de la prisión.

Pudieron poner tierra de por medio y evitar que la policía les siguiera el rastro, pero siete delincuentes extremadamente violentos que viajan juntos no pasan desapercibidos. Poco a poco se fue cerrando el cerco en torno a ellos. Unas cinco semanas después de su fuga, el 23 de enero, todos los criminales habían sido detenidos, uno de ellos murió durante su captura.

Esta historia supone un precedente notable para la fuga que se muestra en la serie Prison Break y muchas de las imágenes que se muestran tanto de los fugados como del proceso de persecución tienen referentes en sucesos que realmente ocurrieron con el temible grupo de Texas Seven.

Los seis supervivientes esperan en el Pasillo de la Muerte su turno para ser ejecutados. Su fuga de la cárcel y la sucesión de delitos que cometieron en su huida ha sido agravante suficiente para llevarlos a todos al camino del que nunca se vuelve.


Las fugas del Castillo de Colditz



El castillo de Colditz se encuentra en el pueblo de Colditz, entre Leipzig, Dresde y Chemnitz, en el Estado federado de Sajonia, Alemania. Utilizado como hospicio para indigentes y hospital mental durante casi cien años, alcanzó fama como Oflag IVc u Offizier Lager IVc (campo de oficiales IVc), un campo de prisioneros de guerra para oficiales Aliados que habían intentado escapar repetidamente de otros campos, además de los volksfeindlich, los llamados "traidores al pueblo", por el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Las SS hicieron de Colditz un Sonderlager, una prisión de alta seguridad, la única de su tipo dentro de Alemania. Hermann Göring incluso afirmó que Colditz era a prueba de fugas. Hasta se hizo un planeador para fugarse del castillo pero eso serà motivo para contarlo en otra entrada. Relatarè a groso modo, algunas de las fugas exitosas de este castillo.

El teniente británico Airey Neave escapó el 5 de enero de 1942. Se arrastró por un agujero en el teatro del campo (tras una actuación de los prisioneros) a la casa del guardián y salió vestido de oficial alemán. Alcanzó Suiza dos días después, y más tarde se unió al MI9. El teniente francés Pierre Mairesse Lebrun escapó el 2 de julio de 1941. Escaló a las vigas de un pabellón durante los ejercicios, ocultándose allí hasta la noche pero fue capturado. Más tarde saltó sobre una alambrada del jardín con la ayuda de un compañero. Alcanzó Suiza en ocho días en una bicicleta robada.. El capitán británico Patrick Reid escapó el 14 de octubre de 1942. Pasó desde las cocinas de los prisioneros al patio alemán, hacia el sótano de la Kommandantur y bajó por un foso seco hacia el parque. Tardó cinco días en llegar a Suiza.


La fuga de Bakunin



Mijail Bakunin fue un revolucionario Socialista que naciò al norte de Moscù en 1814. En 1842, viajó a Alemania y pronto entra en contacto con los cabecillas del joven movimiento socialista alemán en Berlín. Desde allí, viajó a París, en donde conoce a Proudhon y a George Sand y también traba contacto con los exiliados polacos. De París viaja a Suiza, en donde residirá un tiempo, tomando parte activa en todos los movimientos socialistas.

Durante su etapa en Suiza, el gobierno ruso le ordenó regresar a Rusia. Su desobediencia conllevó que se le confiscaran sus propiedades. En 1848, tras su regreso a París, publica una ardiente soflama contra Rusia, con la que consigue ser expulsado de Francia.

El movimiento revolucionario de 1848 le proporciona la ocasión de entrar en una violenta campaña de agitación democrática y por su participación en la Insurrección de Dresde de 1849 se le detiene y se le condena a muerte, pena que se le conmuta por la cadena perpetua. Por último, Bakunin es entregado a las autoridades rusas, que lo encarcelan y luego se le envía a un campo de concentración en el este de Siberia en 1855.

Aprovechando un permiso, se escapa a Japón, pasa a California en Estados Unidos, cruza el canal de Panamá, llega a la ciudad de Nueva York donde es recibido por algunos personajes norteamericanos como el escritor Henry Longfellow y se queda allí algún tiempo reuniéndose con personas allegadas al movimiento obrero local, luego va hacia Inglaterra en 1861. Los detalles de su escape de Siberia los relatò el escritor Jorge Luis Borges. El resto de su vida transcurrió en el exilio en Europa occidental, principalmente en Suiza.


La Gran Evasión

La gran evasión, escrita por James Clavell, W.R. Burnett y Walter Newman y dirigida por John Sturges es una popular película de acción de 1963 basada en los hechos reales de un campo de concentración nazi donde los prisioneros aliados intentan escapar. Hay una versión anterior, británica, "The Password is Courage", protagonizada por Dick Bogarde.

Los alemanes cansados de los intentos de fugas de los aviadores británicos y norteamericanos deciden agrupar a los más peligrosos en una sola prisión. Una prisión de máxima seguridad con guardianes expertos y con un comandante inteligente e implacable. Entre la mayoría de los presos están los miembros de la organización X, una organización de presos que ya ha realizado diferentes intentos de fuga por medio de túneles y en la que cada miembro de la organización tiene asignada una misión, hay excavadores, sastres, falsificadores y proveedores.

La organización X esta liderada por el gran X, el jefe de escuadrón Roger, hombre que por su inteligencia y los muchos intentos de fuga que ha participado es vigilado de cerca por la Gestapo. Roger tiene un ambicioso plan, el de conseguir la evasión de doscientos cincuenta presos por medio de tres túneles. A parte de la organización X, está Hilts un aviador norteamericano, experto en fugas que ha realizado nada menos que diecisiete intentos de fugas. Hilts, ingenioso y hábil, tan pronto sale de la celda de aislamiento como intenta escapar, para ser nuevamente capturado y pasar otra temporada en la nevera.

Finalmente, la organización X, se ve obligada a recurrir a Hilts para que informe de las afueras de la prisión, pero la fuga se va complicando cuando el túnel principal es descubierto por los alemanes y tienen que recurrir a otro de los que estaba a medio camino por lo que el día de la fuga el túnel ha quedado corto y a penas medio centenar consiguen huir antes de que sean detenido la mayoría de los que se iban a evadir. De los cincuenta pocos consiguen salvarse, a penas tres logran salir de Alemania, mientras que otros mueren en la persecución, aunque la mayoría es capturada y ejecutada por la gestapo. Por su parte Hilts, tras una espectacular carrera en una motocicleta es capturado junto a la frontera suiza y es llevado de nuevo a la cárcel, y es encerrado en la nevera, su verdadero hogar.


La fuga de Alcatraz



De todas las fugas de la historia, quizás la más conocida de todas sea la que llevaron a cabo Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin.

De la tenida por a prueba de fugas cárcel de Alcatraz, consiguieron en un lapso de dos años crear una balsa con materiales de desecho, fabricar unos rudimentarios maniquíes y escapar de la cárcel, a través de un pasadizo que habían hecho, cavando por turnos durante días.

Consiguieron escapar en la balsa, pero días después esta fue encontrada, así como objetos personales de los fugados. Se les buscó por tierra, mar y aire, pero al final, al no encontrar el más mínimo rastro de ellos, se les acabó dando por muertos, ahogados mientras trataban de llegar al tierra firme.

La principal prueba para argumentar esto es que, en todos las ciudades de la costa próximas a la isla de Alcatraz, no se encontraron el clásico reguero de coches robados que van dejando los prisioneros evadidos a su paso.

Mucho se ha escrito sobre todo esto, así que no merece la pena repetir más. Incluso se ha filmado una película, que tiene a Clint Eastwood como protagonista, en el papel de Frank Morris, la cabeza pensante en tan elaborado plan de fuga.


La fuga de Pyotr Patrushev

La historia de Pyotr Patrushev quizás no sea tan grandilocuente. Pero su forma de llegar hasta terreno seguro es, sin lugar a dudas, única.

Patrushev estaba detenido en 1962 en la implacable URSS comunista. Patrushev consiguió escapar a nado, bordeando el Mar Negro, atravesando una distancia de varios cientos de kilómetros, hasta llegar a Turquía. Por supuesto, un sistema de fuga tan agotador sólo tiene sentido si sabemos que Patrushev había sido un nadador si no de elite si bastante bueno.


El mayor escapista de todos los tiempos



Jack Sheppard, considerado el mayor escapista de todos los tiempos, naciò en una familia muy pobre, en un área muy pobre, tuvo que comenzar a trabajar en su más tierna infancia y recibió privaciones y palizas desde los primeros días de su vida. Cuando tenía veinte años, en 1722, se ganaba la vida como ayudante de carpintero, y no lo hacía nada mal. Pero poco a poco el lado oscuro le fue atrapando, en gran parte por culpa de su afición por la bebida y las prostitutas. Empezó robando de algunas casas donde trabajaba: dinero, cubiertos de plata, lo que quedaba a mano. Al principio parecía que no se daban cuenta de sus sustracciones, por lo que fue tomando confianza y aumentando la cuantía de lo que se llevaba.
Por aquel entonces formaba parte de una banda de criminales, junto con su hermano Tom Sheppard, bajo las órdenes de Jonathan Wild.

Su primera fuga

En una ocasión estando Jack Sheppard y su hermano Tom robando juntos, fueron descubiertos. Tom acabó siendo detenido, y el miedo a que fuera ejecutado - ya lo habían detenido anteriormente - le hizo delatar a su hermano, que fue puesto en busca y captura. Jonathan Wild también traicionó a Jack, para cobrar la recompensa habitual - 40 libras - y Jack Sheppard pisó por primera vez la cárcel en mayo de 1723.

Sheppard fue encerrado en la planta superior de St Giles Roundhouse, pero escapó en menos de tres horas, rompiendo el tejado de madera y dejándose caer hasta el suelo mediante una cuerda hecha con sábanas, al más puro estilo de las fugas hollywoodienses. Todavía con los grilletes puestos, se esfumó entre la multitud que se congrebaba en las inmediaciones de la cárcel al enterarse de que se había escapado un preso. Para distraer la atención de los demás, señaló hacia un tejado diciendo que había visto a Sheppard en las sombras de un tejado, escapando. Con este ardid se permitió el desaparecer discretamente.

A partir de entonces Sheppard comenzó su breve pero intensa carrera como escapista, combinándola con su torpe habilidad para desenvolverse en la vida cotidiana. Como criminal era bastante mediocre, totalmente embrutecido por los vicios. Sólo el paso por la cárcel le permitiría sacar lo mejor de sí mismo.

La segunda fuga

Pocos días después de su fuga, le descubrieron tratando de robarle la cartera a un caballero y le volvieron a detener. Pasó la noche en St Ann's Roundhouse y al día siguiente lo trasladaron a la prisión de Clerkenwell. Allí le visitó Elizabeth Lyon, la prostituta con la que hacía vida de casado y que él reconoció como su esposa y así los dejaron estar juntos en la misma celda, encadenados. Pero pronto consiguieron escapar, rompiendo las esposas, haciendo un agujero en el muro y usando de nuevo las sábanas para bajar por la ventana. Con esto habían salido de la cárcel pero seguían dentro del recinto de la prisión. Aún tuvieron que arreglárselas para escalar los más de siete metros del muro exterior, hacia la libertad. Esta fuga recibió mucha publicidad mediática. No tanto por la evasión de Sheppard, que era un tipo bastante menudo, sino por su mujer que estaba bastante rellena.

Desde luego las medidas de seguridad de las prisiones de aquella época eran bastante precarias, pero pocos habían conseguido escaparse con tan relativa facilidad en tan corto periodo de tiempo. Jack Sheppard comenzaba a ser un personaje famoso y se hablaba sobre sus fugas con admiración. Eso le permitió un cierto reconocimiento entre los propios criminales, que querían tenerlo trabajando en sus filas. Al final rechazó volver en buenas condiciones con el hombre que lo delato por primera vez, Jonathan Wild, pasando a trabajar con Joseph Blueskin Blake.

La tercera fuga

Pero Jonathan Wild quería vengarse de que Sheppard no quisiera ir con él. Localizó a Elizabeth Lyon y después de emborracharla consiguió que esta le traicionara. Jack Sheppard fue detenido por tercera vez en una tienda de licores de Blueskin el 23 de julio de 1724.

Sheppard fue encarcelado en la prisión de Newgate, y con la acusación de Jonathan Wild fue acusado de robo con asalto y sentenciado a pena de muerte. El 31 de agosto de 1724, la noche antes de que le ejecutaran, Sheppard escapó. Con la ayuda de Elizabeth Lyon y Poll Magott, que distrajeron a los guardas durante una de sus visitas, Sheppard había conseguido arrancar uno de los barrotes de una ventana. Por la noche se deslizó por el hueco, se vistió con ropas de mujer que sus visitantes le habían dejado y escapó.

Para aquel entonces Sheppard era un héroe para la clase trabajadora. Pero en libertad Jack no era nadie. En pocos días su forma de vivir tan poco discreta fuera de prisión permitió que lo detuvieran de nuevo. Por cuarta vez fue detenido el 9 de septiembre de 1724.

La cuarta fuga

Famoso por sus fugas, fue enviado de nuevo a Newgate, pero confinado esta vez en una celda de máxima seguidad de la época, estando esposado, con grilletes en los pies y encadenado al suelo. Su fama había aumentado tanto con cada fuga que constamente recibía visitas de curiosos. De nuevo intentó escapar en ese mismo mes, pero los guardias impidieron la fuga, al encontrar herramientas escondidas dentro de su celda.

Mientras tanto, Blueskin Blake había sido detenido y enviado a la misma prisión que Sheppard. Su detención también había ocurrido por la mediación de Jonathan Wild. Se le juzgó el 15 de octubre de 1724, y aunque los testimonios de Wild en su contra no eran consistentes con las pruebas del juicio, fue condenado. Enrabietado, Blueskin se abalanzó sobre Jonathan Wild y con una navaja de bolsillo le cortó la garganta, ocasinando un enorme tumulto en la sala del juicio.

Aprovechando la distracción, que se extendió hasta la contigua prisión de Newgate, Sheppard escapó por cuarta vez. Con un trozo de alambre que encontró en su celda, forzó las esposas y las cadenas. Todavía con los grilletes en los pies, trató de subir por la chimenea, pero una barra de acero le impidió continuar su camino. Arrancó la barra y la usó para romper el techo, accediendo a una habitación vacía, fuera del edificio. Desde allí entró en la capilla de la prisión, subió al tejado de Newgate, viendo que se encontraba a 20 metros de altura. Volvió hasta su celda para tomar una sábana, de nuevo escaló por al tejado y usó la sábana para llegar hasta el edificio contiguo, la casa de una familia. Bajó por las escaleras sin que los ocupantes de la misma se enterasen de nada y consiguió así escapar por cuarta vez.

Aún siendo uno de los criminales más buscados de la ciudad, el comportamiento de Jack Sheppard en libertad era bastante despreocupado y continuaba robando sin gran habilidad. No sorprende por tanto que fuera encarcelado de nuevo, dos semanas después. Cuando lo arrestaron el 1 de noviembre estaba totalmente borracho.

La quinta fuga: La muerte

En esta ocasión, Sheppard fue enviado a la Sala Central de Piedra, en el centro de Newgate, junto al edificio de la prisión de que había escapado las dos veces anteriores. Desde ese punto quedaba en observación permanente. Además, se le encadenó a un cotrapeso de 150 kilos. Entonces era tan famoso que los funcionarios de la prisión cobraban entradas a quienes quisieran verlo y el pintor del rey, James Thornhill, dibujo su retrato. A pesar de las numerosas peticiones de personalidades importantes al rey George I para que se le conmutara la pena de muerte, la condena se le mantuvo.

El 16 de noviembre Sheppard fue trasladado a Tyburn, donde sería ahorcado. En el trayecto hacia su ejecución trató de escapar una vez más, cortando las cuerdas que lo mantenían inmovilizado con una navaja de bolsillo, pero fue descubierto por uno de los guardas que abortó su posible escape.

Su ajusticiamiento fue todo un acontecimiento de la época. Se dice que hasta 200.000 personas - un tercio de la población londinense de la época, se congregaron para verlo.

Posteriormente la vida de Jack Sheppard ingresó en la épica inglesa. Se escribieron, con más o menos acierto, varias biografías, y sirvió de inspiración para numerosas novelas y obras de teatro. La más conocida sería la biografía que escribiera como negro Daniel Defoe (el autor de Robinson Crusoe).

Triste la vida de Jack Sheppard, un hombre que no servía ni para vivir fuera de las rejas de las prisiones ni para vivir dentro de ellas. Sus únicos momentos de esplendor ocurrían en el trayecto que le llevaba de una vida a la otra.