La colección contiene más de siete millones de objetos de todos los continentes. Los frisos del Partenón, el mayor motivo de controversia
Las puertas del Museo Británico llevan 250 años abiertas para mostrar y contar, como ningún otro, la Historia de la Humanidad.
Con más de siete millones de objetos procedentes de todos los continentes, el museo atrae tanto interés como el día de su apertura, el 15 de enero de 1759, cuando una colección donada por el naturalista Sir Hans Sloane sirvió de base para su fundación.
Su establecimiento había sido aprobado por el rey Jorge II (1727-1760) en 1753, después de que Sloane donase su colección formada por unas 71.000 piezas, desde libros a manuscritos, plantas desecadas y antigüedades egipcias, griegas o romanas.
Pasear por sus pasillos es como viajar en el tiempo por todos los rincones del planeta, pues el Museo Británico es fiel a su premisa fundadora de "museo universal", en el que cada visitante puede sentirse "en casa" y también "ciudadano del mundo".
Es así como el director del museo, Neil MacGregor, ve la misión de esta emblemática galería, que alberga desde momias egipcias hasta los frisos del Partenón, tantas veces reclamados, aunque sin éxito, por Grecia.
Préstamo de piezas
MacGregor quiere que el Museo Británico sea, de alguna manera, una "colección privada para cada ciudadano del mundo". El director aspira a crear una red de comisarios internacionales, bien conocedores de los valiosos objetos que guarda el museo, para que ellos puedan montar sus propias exposiciones en sus países.
Sería crear algo así como una "biblioteca", de la que se cederían en préstamo piezas para ser mostradas en otros países, como ocurrió en Pekín en 2007 con 'Gran Bretaña al encuentro del mundo', en la que el Museo del Palacio de la Ciudad Prohibida y el Británico ofrecieron piezas para esta misma exhibición.
Los comisarios chinos, según MacGregor, querían relatar la historia de cómo el Reino Unido llegó a ser una gran potencia, por lo que eligieron objetos del Museo Británico para llevarlos a Pekín.
Otro de los proyectos del director es una exhibición sobre el emperador azteca Moctezuma el próximo otoño, así como una sobre dibujos renacentistas y otra sobre la vida después de la muerte en el antiguo Egipto.
Desde la piedra Rosetta
Con motivo de los 250 años del Museo Británico, la prensa ha destacado el legado de Sloane, porque este naturalista e intelectual —que fue amigo de Newton, Händel y Voltaire— quiso que su colección ayudase a extender la idea de humanidad.
Sobre esta base, el museo fue adquiriendo con el tiempo más objetos de valor, especialmente a principios del siglo XIX, como la piedra de Rosetta, pieza clave para descifrar los jeroglíficos de los antiguos egipcios, que fue descubierta por los franceses en el delta del Nilo, pero confiscada por los británicos en 1801.
Cinco años después, el séptimo conde de Elgin, entonces embajador británico ante el Imperio Otomano, retiró una amplia colección de los frisos del Partenón, en la Acrópolis de Atenas, y las llevó al Reino Unido, donde el museo los adquirió en 1816.
Los frisos han sido motivo de controversia por la negativa del museo a devolverlos a Grecia.
Quienes defienden a la galería afirman que ha conseguido proteger numerosas piezas que podían haber desaparecido de haber permanecido en sus lugares de origen, pero los críticos consideran que los objetos deberían ser devueltos a sus países si en ellos hay suficiente conocimiento y experiencia para conservarlos.
Por Viviana Garcìa, El Mundo
250 años del Museo Británico
Publicado por Daniel 20:04
Etiquetas: miscelanea