Un economista irlandés intentará sobrevivir durante un año sin gastar ni una libra

Mark Boyle


El comienzo de su intento coincide con el 'Día internacional de no comprar nada'. Vivirá en una cabaña inglesa con un hornillo, una bicicleta, y placas solares. Su objetivo es denunciar el consumismo capitalista. Hace unos meses intentó llegar andando hasta la India, pero no pasó de Caláis porque no sabía francés.

Mark Boyle es un economista irlandés de 29 años que quiere demostrar que los principios que rigen el capitalismo son erróneos y que no es necesario gastarse ni una sola libra, dólar o euro para poder vivir con dignidad.

Lo va a intentar a partir de hoy, conmemorando el 'Día internacional de no comprar nada', y durante al menos un año vivirá en una caravana en Brístol, Inglaterra, con un hornillo de leña para cocinar, una ducha con placas solares, una bicicleta y un agujero en el suelo para hacer sus necesidades.

"Comer no será un problema", afirma, "porque esta sociedad tira a la basura tal cantidad de comida, que basta con acercarse a los contenedores de un supermercado para poder alimentarse".

"Y si me canso de buscar en los contenedores, hay suficientes presentaciones de libros o inauguraciones de exposiciones de arte para poder llenar la tripa con ricos canapés y un montón de bebida gratis", dice este irlandés, que forma parte de la ONG Freeconomy, que promueve el trueque y la eliminación del dinero como modelo.

Su proyecto comienza coincidiendo con el ‘Día de no comprar nada', que se celebra internacionalmente para llamar la atención sobre los excesos de la sociedad de consumo en un mundo en el que miles de personas mueren diariamente de hambre.

Boyle también cultivará la tierra para "apreciar el valor real de lo que me coma, sobre todo patatas, como buen irlandés".

El problema de fondo, añade, "es que esta sociedad nos ha dejado completamente insensibles hacia lo que representa consumir. No respetamos en absoluto la energía que hay puesta en las cosas que compramos, así que no tenemos ningún problema en despreciarlas".

Boyle espera tener más éxito que en su anterior aventura, cuando intentó irse caminando sin dinero hasta la India, pero no llegó más allá de Caláis (Francia), donde su incapacidad para comunicarse con los franceses le hizo volver a casa.