La victoria de Obama marca una nueva era en el mundo



La victoria de Obama no solo debe verse como un orgullo y gran logro de la raza negra, sino como un gran cambio de mentalidad en las personas. Esta victoria quedará marcada como un evento trascendente en la historia.

La victoria de Barack Obama no solo es un momento muy trascendente en la historia de Estados Unidos, sino que tambien lo es para el mundo. Su victoria es la victoria no solo de los negros, sino tambien de todas las demas razas marginadas en todo el mundo. El tiempo valorará este momento con mayor importancia de la que podemos ver ahora. El ascenso a la Casa Blanca de este político se ha dado en una nación en la que los negros fueron considerados alguna vez una propiedad. Y todo esto nos hace ver que ha habido un cambio de mentalidad en las personas. Un cambio muy grande.

Lo que ha sucedido este martes es un evento único, de esos que se producen muy espaciados y que marcan a un país, una elección que establece una clara distinción entre el pasado y el futuro. Es un evento que ha marcado la historia.

Obama se ha presentado como el candidato trans racial, un líder popular y carismático capaz de enfrentar definitivamente las grandes divisiones raciales que han distorsionado tanto la política de Estados Unidos. Sin embargo, durante la elección, por el lado de sus opositores del Partido Republicano usaron la estrategia para vencerlo, al pintarlo de negro, aprovechando no tanto el racismo abierto (ahora en recesión), sino los resentimientos más sutiles y más enraizados entre blancos y negros.

Obama es atractivo, joven y elegante, nacido en Hawai, con residencias de joven en varios estados y en Indonesia, graduado sobresaliente de la Escuela de Leyes de Harvard, Obama es de cara y de color más bien el hombre universal. Es decir, su tez café significa su pertenencia al vasto grupo multirracial y multiétnico en que una persona puede ser latino, brasileño, indo-pakistani, árabe, africano o una mezcla de todo. Obama, de un punto de vista, es un ciudadano del mundo.

En un momento, Obama era “demasiado poco negro” (not black enough) para ser considerado líder o representante de su raza. Por el otro lado, y más reciente, se lo considera “demasiado negro” para ser electo por un país en que el 77 por ciento de los votantes son blancos.

El estilo de Obama es atacar los problemas de frente. Hace un llamado a blancos y negros a unirse, superando las heridas del pasado. En un discurso notable de hace varias semanas, habló de las tensiones raciales en términos francos y abiertos raramente escuchados. Después de resumir la historia de discriminación racial que a través de los años ha causado tanta ira entre afroamericanos, habla con empatía sobre los resentimientos de los blancos.

Es bueno citar a Obama para ver lo que piensa de todo esto:
“De hecho, una rabia similar existe entre algunos segmentos de la comunidad blanca. La mayoría de los blancos de clase media y trabajadora no se sienten particularmente privilegiados por su raza. Su experiencia es la experiencia del inmigrante en lo que a ellos concierne, nadie les ha dado nada, todo lo han construido a partir de nada. Así que cuando les dicen que deben enviar a sus hijos en autobús a una escuela al otro lado del pueblo; cuando se enteran de que un afroamericano recibe una ventaja para obtener un trabajo o admisión en una buena escuela a raíz de una injusticia [del pasado] que ellos mismos nunca cometieron; cuando se les dice que sus miedos con respecto al crimen en barrios urbanos de alguna forma son muestra de prejuicios raciales, se acumula resentimiento con el tiempo”.

“Igual que la rabia de los negros a menudo resultó contraproducente, también los resentimientos de los blancos han distraído la atención de los verdaderos responsables del cerco a la clase media, una cultura corporativa llena de tratos deshonestos, prácticas cuestionables de contabilidad y avaricia miope; un Washington dominado por cabilderos e intereses especiales; políticas económicas que favorecen a pocos a expensa de muchos. Sin embargo, desear que desaparezcan los resentimientos de los americanos blancos, caracterizarlos como equivocados y hasta racistas, sin reconocer que están basados en preocupaciones legítimas, esto también profundiza la división racial, y bloquea el camino hacia el entendimiento.”

Obama propone romper el estancamiento racial tomando el camino de la unidad, desafiando especialmente a la comunicad negra. “Para la comunidad afroamericana –dice—, ese camino significa abrazar las cargas de nuestro pasado sin hacernos víctimas de él. Pero también significa atar nuestras propias reivindicaciones –por mejor cuidado de salud y mejores escuelas y mejores trabajos– a las aspiraciones más amplias de todos los americanos: la mujer blanca luchando para sobrepasar los límites impuestos a su género, el hombre blanco que ha sido despedido, el inmigrante tratando de alimentar a su familia.”

Totalmente ausente del discurso de Obama hacia los blancos es el llamado al sentido de culpabilidad (white guilt) que durante las últimas décadas ha impregnado el lenguaje de los luchadores para los derechos civiles, desde Martin Luther King hasta Jesse Jackson y Al Sharpton. Obama, llamando a los negros a hacer causa común con las mayorías norteamericanas, rompe definitivamente con la tradicional retórica de reivindicaciones de clase y raza en el Partido Demócrata.
Y no es una coincidencia. Obama es de otra generación y otra experiencia que los líderes negros del pasado. Representa la generación de éxito y de afluencia económica entre los negros norteamericanos –las estrellas en el mundo de negocios, política y entretenimiento– y se identifica poco con las quejas y críticas de los líderes tradicionales.

Obama parece estar convencido de que el camino de despolarizar la política (entre republicanos y demócratas) y las relaciones raciales (entre blancos y negros) es la única y la mejor posibilidad de solucionar los problemas de fondo de la sociedad norteamericana.

Esto podría ser el inicio de algo nuevo, de un enfoque distinto del arte de gobernar, no basado necesariamente en la filiación partidaria, ideado por la Coalición Obama, impulsado por los jóvenes y los sectores minoritarios, y que aprovecha la nueva tecnología. Desde el primer momento, Obama le apuntó a algo más que "el 50% más uno" que postulaba Karl Rove. Quería algo más grande. "Hay otros candidatos que pueden salir victoriosos, pero que no tienen tantas posibilidades de atraer independientes, republicanos y gente nueve, que no vota", declaró Obama hace algunos meses atras.

"Pienso que lo que la gente quiere es alguien que pueda unir el país y forjar una mayoría capaz de producir resultados en cuanto a la salud, que tenga una estrategia energética ambiciosa, que pueda promover una reforma educativa seria", señaló.

El martes, Obama recibió el apoyo masivo que buscaba. Pero, ¿podrá cumplir sus promesas? ¿Sus admiradores se conformarán si no lo hace? ¿La gente quiere realmente un cambio profundo o votó por Obama simplemente en señal de repudio a George W. Bush y al rumbo que le dio al país? Estas preguntas tendrán respuesta en los próximos cuatro años. Pero ya hay algunas certezas asombrosas. El próximo presidente será un hombre que refleja la sociedad multicultural estadounidense.

Por su edad, no experimentó la guerra de Vietnam, que dejó cicatrices tan profundas, ni está muy comprometido con el modo habitual de hacer las cosas. Encuestas a boca de urna señalan que Obama recibió un apoyo abrumador de los negros, los hispanos y los jóvenes de entre 18 y 34 años. Ellos representan el futuro del electorado estadounidense.

La historia indica que cuando un joven vota dos veces por un partido, difícilmente le dé la espalda. Los hispanos son el bloque de más rápido crecimiento y en el 2042 los blancos ya no serán la mayoría, según un estimado del gobierno.
Uno de cada diez votantes dijo que había sufragado por primera vez, y el 70% de ese bloque votó por Obama. Por si eso fuera poco, Obama ganó entre las mujeres.

Había apenas unos cientos de portales de internet cuando asumió Clinton y casi no existían los blogs cuando llegó Bush a la Casa Blanca en el 2001. Pero Obama recaudó millones de dólares a través de la internet. Quiso anunciar la selección de Joe Biden como compañero de fórmula con un mensaje de texto. Una de sus plataformas favoritas, YouTube, no existía cuando Bush inició su segundo mandato.

Obama sabe cómo usar la internet y el portal de su campaña, una verdadera comunidad virtual, podría convertirse en el equivalente del siglo XXI a una sede partidaria, el sitio al que se acude cuando se quiere ayudar al partido o pedir ayuda.
Obama necesitará toda la ayuda que pueda conseguir. Será un presidente con escasa experiencia, que deberá lidiar con una recesión, una deuda de más de un billón de dólares, una sociedad que envejece, el alza en los costos de la salud, fallidas políticas energéticas y dos guerras en el exterior.

Luego de una generación de políticos que impulsaron un papel reducido del gobierno y los recortes de impuestos, Obama intentará aumentar el papel del gobierno y resolver los grandes problemas que enfrenta la nación. Incluso dijo que subirá los impuestos de algunos. Todo eso es parte del futuro. Hoy por hoy, puede disfrutar el momento, analizar el pasado y ver como encara el futuro.

La historia no recordará a Obama solo por su gobierno, lo recordará por ser la persona que se ha convertido en un símbolo del cambio de la mentalidad de la gente en Estados Unidos. Hace 40 años en donde la lucha por los derechos de los negros se peleaba en cada calle del sur de ese país, era impensable que un negro gobernaría algún día desde la Casa Blanca. Pero hoy lo vemos ya como un hecho consumado, y esto será recordado como el comienzo de una nueva época en el mundo.