Diez años de la Estación Espacial Internacional

La tripulación del transbordador espacial Endeavour, a su llegada, este domingo, a la Estación Espacial Internacional.


El 20 de noviembre de 1998 comenzó su construcción.
Ha tenido problemas con los transbordadores y de financiación. La EEI es un ejemplo de cooperación internacional.


El 20 de noviembre de 1998 se dio el primer paso para la construcción de la Estación Espacial Internacional (EEI) con la puesta en órbita del primer módulo. Diez años después, la EEI no está aún terminada; se esperaba que lo estuviera en 2006, pero por problemas con los transbordadores y los recursos financieros no estará lista hasta por lo menos 2010.

Éste es un proyecto en el que están implicados numerosos países y supone un gran esfuerzo de coordinación entre todos ellos. Aunque Estados Unidos y Rusia son los principales socios, también participan Canadá, Japón y diez países miembros de la Unión Europea a través de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Estructura más amplia

La estación se compone de módulos, orbita a una altura de entre 335 y 460 kilómetros de la Tierra, vuela a más de 26.000 km/h y una vez termine su construcción habrá costado alrededor de 100.000 millones de dólares.
En la actualidad, los trabajos de la estación se centran en la construcción y mantenimiento de la misma, además de realizar experimentos.

Ahora lo que se busca es la ampliación del complejo para albergar hasta seis astronautas de forma permanente, ya que hasta ahora los habitantes han oscilado entre dos y tres. Para ello se lanzó este fin de semana el transbordador Endeavour, que llevó desde un servicio de repuesto a una segunda cocina, dos nuevos dormitorios y equipos de gimnasio.

Astronautas

Los astronautas no disponen de mucho tiempo libre cuando están en una misión en el espacio, pero el poco que tienen lo aprovechan para leer, ver películas, hacer fotografías y hasta tocar instrumentos. Los primeros habitantes llegaron en noviembre de 2000.

Hasta la llegada del Endeavour habitaban la EEI el astronauta ruso Yuri Lonchakov y los estadounidenses Michael Fincke y Greg Chamitoff, aunque éste último, miembro de la anterior misión, regresará a la Tierra cuando termine la misión del transbordador y será sustituido por Sandra Magnus.

En el complejo hay varios laboratorios en los que se realizan experimentos de todo tipo, además de hacer observaciones de la Tierra. El Columbus, aportación europea, hace pruebas de biología, fisiología, tecnología y educación. El japonés Kibo se centra en la medicina espacial, producción de materiales, biotecnología y comunicaciones. También está el Destiny, de EE UU, acoplado desde 2001.