El primer corazón completamente artificial pero órganico estará listo en dos años



Sus creadores llevan 15 años trabajando en él en secreto. Imita las funciones fisiológicas del corazón humano. Dará esperanzas a pacientes que hayan sufrido un infarto masivo.

Es el primer corazón totalmente artificial fabricado con materiales orgánicos que evitan la coagulación de la sangre y que regula los fluidos de forma automática. En su fabricación se han inspirado en el instrumental que se utiliza para construir aviones y satélites (el consorcio aeroespacial EADS está en el proyecto) y actualmente se están realizando pruebas preclínicas con animales.

Sus creadores esperan que en dos años estará listo para ser usado en humanos. "Este órgano responderá a las necesidades de pacientes que sufren de un infarto masivo o que no tienen acceso a un corazón humano y les permitirá tener una vida normal", aseguró el profesor Alain Carpentier, médico del hospital Georges Pompidou de París y director del proyecto.

Sin embargo, y aunque llevan trabajando en secreto en este proyecto 15 años (y 55 millones de euros gastados, parte de ellos públicos) esperaron hasta este momento para anunciarlo. "No queríamos dar falsas esperanzas a los enfermos hasta que no estuviéramos seguros de que había opciones de que funcionara", afirmó Pouletty.

El nuevo corazón resuelve los dos principales problemas a los que hasta ahora se habían enfrentado las prótesis cardiacas artificiales.
Al contacto con materiales artificiales, la sangre crea coágulos de sangre que multiplican los riesgos de accidentes cardiovasculares. Por otro lado, los antecesores de la prótesis no regulaban de forma automática la actividad cardiaca, sujeta a cambios en función de la actividad del portador.

"La idea es que el paciente que lleve este corazón pueda incluso correr sin tener que preocuparse de regular la prótesis", explicó Carpentier. Para el profesor Pouletty, se trata de la primera prótesis "que imita las propiedades fisiológicas de un corazón humano real". La prótesis ideada por los médicos franceses tendrá una duración de "al menos" cinco años en su primera fase, aunque los científicos aseguran que en los desarrollos sucesivos su vida aumente hasta alcanzar los 20 años.

"Inicialmente es una buena respuesta para pacientes que no tienen otra salida inmediata. Ofrece cinco años más de vida a enfermos que no tienen ninguna esperanza", aseguró Pouletty.

La principal limitación de la prótesis está ligada a su sistema de alimentación, ya que funciona con baterías que deben ser recargadas.
"En la actualidad estas baterías duran entre cinco y seis horas, pero estoy convencido de que con los progresos técnicos en esta materia, cuando procedamos a los primeros trasplantes su autonomía será mayor", afirmó Carpentier.