Las caricias pueden ayudar a paliar el dolor, según un grupo de científicos británicos



Un experimento de la Universidad de Liverpool así lo demuestra. Esto explicaría por qué a las personas les gusta untarse con cremas. Los científicos construyeron una máquina de caricias.

Las caricias alivian el dolor, ayudan a la socialización de los niños y a hacer más humanos los tratamientos contra la depresión. Una investigación presentada esta semana en el Festival de Ciencias de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, en Liverpool, demostró que "el poder de las caricias" no es una creencia sin fundamento científico, sino que realmente existe, informa el diario Clarín.

Según el neurocientífico británico Francis McGlone un sistema de fibras nerviosas de la piel responden a las caricias -del mismo modo que los receptores del dolor- y cuando es estimulada puede disminuir la actividad de los nervios que conducen la sensación de dolor.

Los expertos explicaron que hay tres tipos de fibras nerviosas en la parte más superficial de la piel, y que éstas se dividen según las velocidades a las que conducen las actividades bioeléctricas del cerebro.

Los científicos descubrieron que también hay fibras que responden a estímulos de placer, y que cuando son estimuladas, la actividad de las fibras conductoras del dolor disminuyen. De acuerdo con la investigación, al igual que como con el dolor, algunas partes del cuerpo son más sensibles a las caricias que otras, y la sensación de placer proporcionada es diferente a la obtenida cuando las caricias se hacen en zonas erógenas.

Esas fibras llevarían la señal de placer hacia la región del cerebro responsable de las "recompensas", y explicaría, además, por qué a las personas les gusta untarse con cremas, masajearse el cabello y, también, por qué una palmada en el hombro puede ser más eficaz que las palabras para aliviar el dolor.

Para llevar a cabo el experimento, los científicos contruyeron una máquina de caricias para que la usaran voluntarios. "Acariciaba la piel del antebrazo y del rostro con un pincel, y lo hacía en distintas velocidades". Dependiendo de las reacciones de los sujetos, se fue elaborando el estudio.