Edmund Kemper, el asesino mixto



Advierto que el siguiente relato contiene hechos que pueden herir la suceptibilidad del lector al tratarse de un asesino serial sin escrúpulos. Este relato es tomado del programa radial, La rosa de los vientos así como de otras fuentes.

Edmund Kemper, asesino serial estadounidense, también conocido como el Co-ed Killer (asesino mixto), nació en Burbank, California el 18 de Diciembre de 1948 hijo de Clarnell y Edmund Kemper Jr. quienes unos años más tarde se divorciaron. Hay que notar el hecho de que la señora era una prolífica casamentera, pues sumo hasta tres matrimonios a lo largo de su vida. Kemper poseía un coeficiente intelectual de 136.
La separación de sus padres significó un duro golpe al joven Ed Kemper quien gozaba buena identificación con su padre, mas no con la madre con quien finalmente pasaría el resto de su tiempo. Tras el divorcio, Ed y sus otras dos hermanas, una mayor por 6 años y otra menor por 2 y medio se fueron a vivir a Montana con la señora Clarnell.

La madre de Kemper constantemente le reprendía, humillaba, y desarrolló un comportamiento sociopatológico desde temprana edad: Torturaba y asesinaba animales, con las muñecas de sus hermanas representaba rituales sexuales bizarros, y en cierta ocasión dijo que para besar a una maestra por quien se sentía irracionalmente atraído, tendría que matarla. También se conoce que la madre de Kemper constantemente le reprendía, humillaba, y frecuentemente le hacia dormir en un sótano cerrado debido a al temor de que él abusara de sus hermanas. Clarnell, madre de Kemper aparentemente era Borderline, lo que causaba sus rabias y abusos en contra de su hijo.



El 27 de Agosto de 1964 a los 15 años y tras escenificar una fuerte discusión con su abuela Ed Kemper tomó su rifle, el mismo que su abuelo le había obsequiado la Navidad pasada. Entonces Maude Kemper le dijo que no fuera a dispararle a los pajarillos y acto seguido Ed se volteó y le soltó un disparo a la cabeza y luego dos tiros más por atrás. Muy crecido y desarrollado físicamente, no tuvo problemas para mover el cadáver de su abuela. Cuando el viejo Ed Kemper regresó a la granja tras ir por un mandado, fue asesinado también. Edmund se había sentado a esperarlo pacientemente y tiempo después dijo que había decidido que su abuelo no debía enterarse que su nieto había asesinado a su esposa. No sabiendo que hacer, Ed llamó a su madre a Montana y ella le pidió que hablara a la policía. Una vez en custodia a la pregunta del porque lo había hecho simplemente respondió "Solo quise saber que se sentía matar a los abuelos".
Fue puesto en manos de la autoridad juvenil de California quienes lo recluyeron un corto tiempo en el hospital estatal de Atascadero.



Entre mayo de 1972 y febrero de 1973, Kemper se embarcó en una juerga de asesinatos, al recoger mujeres estudiantes autoestopistas, llevándolas a areas rurales aisladas y asesinarlas. Acuchillaría, mataría con arma de fuego o asfixiaría a sus víctimas y posteriormente trasladaba sus cuerpos a su apartamento en donde practicaría necrofilia con ellos para luego diseccionarlos. Frecuentemente arrojaba los cuerpos en barrancos o los sepultaba en campos, aunque en cierta ocasión enterró la cabeza de una de sus víctimas de 15 años de edad, en el jardín de su madre en una especie de broma enfermiza al declarar que su madre "siempre quizo que las personas la admiraran". Asesinó a seis colegialas, incluyendo a dos estudiantes de la Universidad de California, Santa Cruz, en donde su madre trabajaba y una del Cabrillo College. Se lanzaba a la caza de sus víctimas después de discutir con su madre.

En abril de 1973, Kemper golpeó repetidamente y de manera violenta a su madre hasta matarla con un martillo de zapatero, mientras dormía. La decapitó, violó su cuerpo sin cabeza, la cual uso como diana para jugar a los dardos, después arrojó las cuerdas vocales en el triturador de basura de la cocina, el cual imposibilitado para destruir el duro tejido, terminó por regurgitarlo. "Eso pareció lo apropiado" diría Kemper al ser arrestado, "tanto como ella me maldijo, gritó y chilló por muchos años". Sus impulsos asesinos aún no estaban saciados por lo que invitó a una de las mejores amigas de su madre, y la asesinó por estrangulación. Entonces se dirigió en auto hacia el este, pero sin noticias y sin ninguna palabra en las ondas de radio sobre sus crímenes se desilusionó, detuvo el auto , llamó a la policía y confesó que el era el Co-ed killer. Les confesó lo que había hecho y les indicó en donde lo podrían recoger, aparentemente despreocupado confesó su necrofilia y canibalismo. Durante su juicio alegó insanidad mental, pero fue hallado culpable de ocho cargos por asesinato.

Kemper mismo se declaró culpable y hasta pidió la pena capital. Hay que notar que trató hasta dos veces suicidarse sin éxito. Pero la pena capital estaba suspendida en ese tiempo en California y recibió cadena perpetua. La moción se dio tras un rápido juicio de 3 semanas y una deliberación de aproximadamente 6 horas por parte del jurado.
El comportamiento de Kemper como presidiario ha sido modelo. Siempre ha sido cooperativo y amable incluso se ha ofrecido para leerle a los ciegos. Una vez solicitó que se le practicara neurocirugía para eliminar los tejidos cerebrales responsables de sus impulsos sexuales. Sin embargo aquello le fue negado. Al comité de libertad condicional les dijo que no creía estar listo para ser dejado libre. Para beneplácito de numerosos investigadores, Kemper ha colaborado en los estudios de varios de ellos ampliando nuestra comprensión acerca de los predadores sexuales de nuestro tiempo.



Por el tiempo en que Kemper emprendió su juerga de crímenes, otro asesino serial llamado Herbert Mullin también se encontraba activo, lo cual le ganó a la pequeña ciudad el nombre de "Capital mundial del asesinato". Adicionando infamia colegial a la ciudad, estos sucesos fueron precedidos tres años después por una serie de asesinatos, cometidos por John Linley Frazier. De un modo semejante a los crímenes cometidos por Charles Manson, Frazier asesinó a una familia de 5 integrantes, la del Cirujano Ocular Victor Otha. Una referencia fue hecha en la película "The Lost Boys" (Muchachos perdídos), la cual fue rodada en Santa Cruz, pero bajo el nombre de Santa Carla, la cual es mencionada como "La capital mundial del asesinato" de manera repetitiva. Kemper y Mullin fueron encerrados por breve tiempo en celdas contiguas, con la acusación enfadada de Kemper hacia este último de que le "robaba los sitios en los cuales descargaba sus cadaveres".
Edmund Kemper aun sigue preso en la Prision Estatal de Vacaville.