Conspiraciones - Guy Fawkes y la conspiración de la pólvora



Fawkes junto a otros conspiradores, quisieron asesinar al rey ingles y destruir el parlamento con barriles de polvora. Ahora, en el día de la conspiración, se ha vuelto una tradición quemar muñecos con su efigie en Reino Unido

Antecedentes

Hacia 1603 la reina Isabel I moría, después de ocupar el trono durante 45 años. Su sucesor sería Jacobo VI de Escocia, el hijo de María, Reina de los Escoceses, quien fue ejecutada en 1587 por una orden firmada por Isabel.
Isabel era protestante y durante su reinado los ingleses católicos sufrieron duras persecuciones porque para los Tudors, los católicos eran traidores potenciales.
La misa estaba prohibida para ellos y eran obligados a ir al servicio anglicano, aquellos que no obedecían debían pagar una multa.
Por lo general la gente creía que Jacobo estaba más inclinado hacia los católicos porque su esposa, la reina Ana de Dinamarca era católica.

Cuando Jacobo fue coronado como Jacobo I de Inglaterra, se puso fin a las multas. El número de católicos aumentó y se hacían cada vez más fuertes lo cual molestó a Jacobo. En julio de 1603 dos pequeñas conspiraciones católicas se descubrieron y la posición de Jacobo hacia ellos comenzó a cambiar.
En febrero de 1604 él anuncia públicamente su malestar, expulsa a sacerdotes y jesuitas y reintroduce las multas.
La población estaba desilusionada y mucha gente simulaba ser anglicana, cuando en realidad, no lo era.

Roberto Catesby era un devoto católico. Su padre estuvo preso por esconder a un sacerdote, y él tuvo que abandonar la universidad sin su título para evitar tomar el juramento protestante de supremacía. Roberto era decisivo en el reclutamiento y la conducción de su pequeño grupo de conspiradores.

Conspiradores



La primer reunión fue el 20 de mayo de 1604. A Catesby se le unieron sus amigos, Tomas Wintour, Jack Wright y Tomas Percy en el Pub “Duck y Drake” en el Strand. La quinta persona era Guy Fawkes quien era originariamente de York. Ellos discutieron el plan para volar el Parlamento y asesinar al rey durante la apertura oficial del Parlamento, con la esperanza de tener un monarca católico en el trono.
Arrendaron una pequeña casa en el centro de Westminster; Fawkes era el cuidador bajo el nombre falso de Juan Johnson. Guido Guy Fawkes era un experto en explosivos que sirvió en el ejército español en los Países Bajos y fue quien proveyó los barriles de pólvora.

Las reuniones del Parlamento se pospusieron para el 5 de noviembre de 1605. la voladura se planeó para este día. En menos de un año, el número de conspiradores creció gradualmente a diez. Roberto Keyes, Roberto Wintour, Juan Grant, Tomas Bates (el sirviente de Catesby) y Kit Wright eran todos parientes de sangre o por matrimonio de uno o más de los 5 primeros conspiradores

La conspiración

En marzo de 1605 el grupo alquiló un sótano que estaba debajo de la Cámara de los Lores.
En los meses subsiguientes, 20 barriles de pólvora se almacenaron allí. Fawkes era seguido por espías ingleses quienes informaban a Roberto Cecil, Conde de Salisbury. Roberto era el primer ministro de Jacobo y muy pronto se estableció la asociación entre Fawkes y Catesby.
Durante los próximos dos meses, tres hombres más se unieron al grupo: Ambrose Rookwood, Francisco Tresham y Sir Everard Digby.
Todos ellos fueron a Londres en octubre para revisar los detalles finales del plan. Fawkes debía encender la mecha y escapar a Europa continental. Digby debía raptar a la hija del rey Jacobo, la princesa Isabel y conducir un levantamiento en la región central de Inglaterra (Midlands).

Se descubre el plan - Ejecución

Todo estaba listo. Pero en la noche del 26 de octubre, una carta anónima fue entregada a Lord Monteagle (cuñado de Francisco Tresham) advirtiéndole que no asista a la apertura oficial del Parlamento.
Lord Monteagle alertó a las autoridades y Salisbury ordenó la búsqueda por Westminster. Descubrieron que había gran cantidad de leña en el sótano y durante una segunda búsqueda hallaron a Guy Fawkes. Fue inmediatamente arrestado pese a que dijo que su nombre era Juan Johnson; y el nombre de Tomas Percy fue rápidamente ligado con el sótano y la renta de la casa por lo tanto se emitió una orden para su arresto.
Los conspiradores escaparon de Londres hacia la región central de Inglaterra (Midlands). Rookwood llegó allí mucho más rápido para advertir a los demás.
Catesby, Rookwood, los hermanos Wright, Percy y Bates cabalgaron hacia Warwickshire. Mientras las primeras fogatas de acción de gracias por el descubrimiento de la conspiración se encendían en Londres, Fawkes era interrogado. Hacia el 6 de noviembre, el silencio de Fawkes forzó a Jacobo I a dar permiso para usar la tortura pero Fawkes no dijo mucho.



En la región central de Inglaterra, los conspiradores asaltaron el Castillo de Warwick. Robaron algunos caballos y se dirigieron a la Casa Holbeche en Staffordshire, pero cuando llegaron allí descubrieron que la pólvora estaba empapada y yacía frente al fuego para que se secase. Hubo una explosión.
200 hombres conducidos por Sir Ricardo Walsh, el representante de la corona de Worcestershire llegó a la casa Holbeche, la batalla fue muy corta. Catesby, los Wrights y Percy murieron debido a sus heridas y Wintour, Rookwood y Grant fueron capturados.

Hacia diciembre, solo Roberto Wintour estaba todavía libre. Bajo interrogación Bates admitió confesar los detalles de la conspiración a un sacerdote jesuita, el padre Tesimond. Con los jesuitas ahora implicados en la “Traición de la Pólvora”, el gobierno decidió buscarlos, registrando los hogares de los católicos en el proceso. Finalmente Wintour fue capturado.

El 27 de enero de 1606 los juicios comenzaron. El vestíbulo de Westminster estaba colmado mientras el público escuchaba a Sir Eduardo Coke. Bajo las instrucciones de Salisbury, el ministro de justicia hizo principal responsable a los Jesuitas, antes de describir el castigo tradicional que se aplicaría a los traidores: La horca, el destripado y el descuartizado. Serían colgados hasta que estuviesen medio muertos, entonces sus genitales serían cortados y quemados frente a ellos. Aun con vida, sus intestinos y corazones serían removidos. Finalmente, serían decapitados y desmembrados, las partes de sus cuerpos se exhibirían públicamente, y serían devoradas por los pájaros a medida que éstas se descomponían.
Todos fueron hallados culpables de alta traición, Dibgy, Robert Wintour, Bates y Grant fueron ejecutados el 30 de enero y al día siguiente, murieron Rookwood, Keyes, Fawkes y Tomas Wintour.



Los católicos sufrieron debido a la Conspiración de la Pólvora ya que no podían ejercer la ley, servir en el ejército o la marina y votar en las elecciones parlamentarias. En 1829 se les permitió votar nuevamente.

Las consecuencias

Las consecuencias del fallido golpe sobre los católicos no se hicieron esperar. Se les prohibió servir como oficiales del ejército o de la armada, se les estigmatizó socialmente y se les privó del derecho al voto, exclusión que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX.

Hay quien se pregunta qué habría sucedido de haber triunfado la conspiración y muerto el rey Jacobo I. La verdad es que la mayoría de los católicos desconocían el intento de magnicidio, por lo que seguramente no habrían podido reaccionar –si acaso con temor a las represalias-. Es difícil imaginar que los conjurados habrían logrado secuestrar impunemente al príncipe Carlos, sucesor del rey, como estaba previsto o, en un acto de fanatismo, acabar con su vida.

Las únicas consecuencias del atentado fueron –aparte de la ejecución de los conspiradores y la represión contra los católicos- la celebración del episodio encendiendo hogueras y quemando efigies de Guy Fawkes todos los años para dar gracias a Dios por impedir el acto criminal y proteger a su pueblo elegido -los protestantes- de la conspiración católico-romana. El 5 de noviembre fue declarado “fiesta perpetua para dar gracias a Dios por librarnos de los papistas y como muestra de nuestro odio hacia ellos.”

La festividad



A pesar de que Carlos I –casado con una mujer católica- quiso acabar con la conmemoración, los radicales protestantes lograron mantenerla como símbolo de la unidad y la conciencia protestante. La festividad de Guy Fawkes adquirió a finales del siglo XVIII una nueva faceta como acto de vandalismo cuando el pueblo se dedicó al pillaje y a arrancar la madera de las casas y las vallas para arrojarlas al fuego como combustible.

A mediados del siglo XIX, el día de Guy Fawkes ya había perdido el significado patriótico y anticatólico, de forma que el Parlamento tomó la decisión de retirarlo del calendario oficial, dejando que siguiera como festejo popular. Con el tiempo, la imagen de Guy Fawkes sería sustituida por la de otros personajes odiados, como el líder nacionalista irlandés Charles Parnell, el Papa de Roma, el zar de Rusia, las sufragistas, Adolf Hitler y hasta Margaret Thatcher, lo que ha motivado el descrédito de la celebración, que parece haber perdido su valor histórico. Tony Blair fue ninot en 2004.

Se ha interpretado la costumbre de quemar efigies de personajes odiados por el pueblo, como Guy Fawkes, como parte de un culto pagano que se remontaría a la antigüedad. No hay que rechazar la posibilidad de que las Fallas valencianas nacieran como reacción a la fiesta del fuego protestante anglicano, cuyo objeto de mofa han sido el Papa de Roma y los católicos.

Sea como fuera, Inglaterra sigue con su tradición introduciendo elementos relativamente nuevos como los fuegos artificiales y la costumbre entre los niños de pedir a los mayores “un penique para el ninot” que acaban de fabricar. Las medidas de seguridad han obligado al gobierno británico a prohibir la venta de petardos a los menores de edad. En la trastienda de la noche de Guy Fawkes se hallan bien presentes la hostelería, el comercio y, desde luego, los juerguistas.