El limpiador de reputaciones de Google



Nace una extraña, y rara profesiòn en internet

"Durante un par de días, las historias negativas sobre la supermodelo Kate Moss estuvieron enterradas en Google. Si uno tecleaba su nombre en el buscador más popular del mundo, versión inglesa, las referencias iniciales no ofrecían ni rastro de su afición a las drogas. La primera página de la herramienta mostraba vínculos a su web oficial, a sus fotografías en la pasarela y a textos en los que Moss salía siempre retratada como una profesional de trayectoria intachable, pero para dar con las famosas imágenes de la modelo esnifando cocaína había que viajar hasta la segunda página de Google, más allá de lo que muchos internautas están dispuestos a aventurarse.

"No tengo ninguna duda: esto ha sido fabricado", dijo Shaun Parker, cofundador de la empresa High Position, cuando trascendió este presunto retoque en el ciberespacio, a mediados de febrero. Hay que cuidar el buen nombre en la red. Y para eso están compañías como Reputation Hawk, International Reputation Management, Reputation Defender y la propia High Position, todas ellas enclavadas en Estados Unidos (siempre a la cabeza en estas cuestiones), representantes de un todavía incipiente pero muy lucrativo negocio definido como "la siguiente generación de las relaciones públicas".

Sus directivos parten de la base de que lo que importa no es lo que la gente piensa de uno, sino lo que la gente puede encontrar en la red sobre uno, y, por el momento, les está yendo muy bien: Reputation Defender tuvo unos ingresos de más de un millón de euros durante su primer año en el mercado, el 2006.

Los creadores de reputaciones en el ciberespacio trabajan de dos formas. Algunos, como High Position, entierran las referencias negativas en las profundidades de Google mediante un sencillo, aunque tedioso, mecanismo: el buscador da prioridad a las páginas que cuentan con más enlaces de otras webs, así que estos relaciones públicas crean cientos, incluso miles de vínculos a las historias en las que sus clientes aparecen beneficiosamente retratados.

Esta es la vía más cara (cuesta entre 2.500 y 20.000 euros), la supuestamente elegida por Kate Moss. Sin embargo, ya que con 1,6 millones de nuevas entradas diarias en los blogs de todo el mundo ya no es necesario ser una superestrella para que te insulten en la red, también hay otra manera, bastante más barata, de cuidar el buen nombre.

Hace unos meses, un subdirector de colegio ganó una extraña batalla. Tiempo atrás, le habían puesto una multa por una micción callejera, así que, tras publicarse la sanción en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP), cuando los alumnos escribían su nombre en el buscador aparecía el incidente del orín. El subdirector, a través de la Agencia de Protección de Datos, logró que Google no rastreara esta historia, pero, si los estudiantes la hubieran reproducido en sus propias webs, este hombre también podría haber hecho otra cosa: contratar, por unos cientos de euros, los servicios de una empresa como Reputation Defender.

"Cuando queremos que desaparezca una mención negativa, nos dirigimos a quien gestiona la web donde aparece. Decimos 'Hola, somos de Reputation Defender, nuestra cliente se llama tal y tal, ¿podrías borrar esa referencia?' Normalmente, con eso basta", cuenta su fundador, Michael Fertik, quien sostiene que el mercado de la gestión de reputaciones en internet no ha hecho más que empezar.
Nicolas Sarkozy parece darle la razón. El presidente francés contrató la semana pasada a un joven de 24 años para que peine a diario internet y le informe de todo lo que se cuenta sobre él. Quiere tener una reputación inmaculada en la red."