El futurólogo Ray Hammond nos da sus predicciones sobre la vida en el año 2030



En el 2030 viviremos 130 años, con robots y gracias a las energías renovables, eso es lo que nos cuenta el mas famoso futurólogo de la actualidad, Ray Hammond. "Estaremos rodeados de robots de plástico que podrán cuidar a nuestros hijos y permaneceremos continuamente conectados a internet por medio de un sistema de interconexiones neuronales" aseguró en este entrevista a continuación.

Ray Hammond lleva ya un cuarto de siglo imaginándose el futuro. En 1983, cuando internet todavía se encontraba en una fase embrionaria, este profesor del Instituto para el Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford predijo que la web iba a transformar a la sociedad. Su visión resultó profética, y desde entonces se ha convertido en uno de los futurólogos más respetados del planeta. "El Mundo en 2030" es su última obra en la que ha presentado sus atrevidas predicciones sobre el impacto que va a tener la ciencia y la tecnología en la vida humana.

Pregunta.- ¿El mundo en 2030 va a ser mejor o peor que el actual?

Respuesta.- Será sin duda un lugar mucho mejor, porque disfrutaremos de mucha mayor prosperidad, al obtener una productividad inmensa de robots y ordenadores superinteligentes, y nos beneficiaremos de una medicina muchísimo más poderosa. Así que será un lugar mucho más agradable, al menos para la gente que viva en los países ricos.

P.- En su libro, sin embargo, alerta sobre la gravedad del cambio climático como el gran desafío que debe superarse para asegurar el bienestar futuro de la Humanidad. ¿Lograremos este objetivo?

R.- Lo que yo llamo la crisis climática es muy grave porque es un hecho incontestable que la atmósfera se está calentando, así que nuestro deber es tomar medidas para reducir las emisiones de gases contaminantes. El desafío es inmenso, porque en los próximos 30 años se van a duplicar las necesidades energéticas del planeta, y a la vez vamos a tener que reducir un 70% las emisiones. Pero hay una gran ventaja: al explorar el potencial energético del sol, el viento, las olas y otras fuentes limpias, vamos a garantizar el suministro de energía a la largo plazo mucho mejor que lo que hemos logrado hasta ahora.

¿Pero estamos a tiempo de detener el calentamiento global con energías renovables que todavía se encuentran en una fase relativamente preliminar de su desarrollo?

R.- Hay un motivo fundamental para ser optimista: la victoria de Obama significa que por primera vez, el mundo tiene un líder global para combatir la crisis climática. Durante los últimos ochos años, nos ha faltado el liderazgo crucial del país más contaminante del mundo, pero el nuevo presidente electo está totalmente entregado a esta causa, y no me cabe la menor duda de que con el impulso de EEUU, lograremos detener las peores consecuencias del cambio climático.

P.- ¿Qué futuro nos espera en el ámbito de la salud? ¿Hasta dónde va a llegar la ingeniería genética y la medicina regenerativa basada en células madre?

R.- Para 2030, al menos en los países ricos, la gente tendrá acceso a órganos de repuesto, desarrollados a partir de su propio ADN y conservados en un banco de tejidos. La ingeniería genética nos va a permitir potenciar nuestro físico y nuestro intelecto, y los padres recurrirán a ella para tener hijos más sanos y más listos.

P.- ¿Cree que incluso será posible frenar el envejecimiento?

R.- El que tenga dinero y quiera ser joven para siempre, podrá lograrlo. Lo que nadie sabe es si estamos psicológicamente preparados para tener 100 años y aparentar 30.

P.- ¿Y la clonación? ¿Habrá 'Dollys' humanas?

R.- No creo que la gente recurra a esta tecnología de forma generalizada. Al fin y al cabo, ya sabemos lo que es un clon porque existe en la naturaleza: es lo mismo que tener un hermano gemelo. Me parece una estupidez querer engendrar a un ser físicamente idéntico a ti mismo, que en todo caso tendrá otra personalidad forjada por su entorno. No creo que esto interese para nada a la mayoría de la gente.

P.- Habla usted también en su libro de que la gente tendrá personalidades de software implantadas en su cuerpo. ¿Qué quiere decir esto?

R.- Me refiero al futuro de las telecomunicaciones. Vamos a vivir en un mundo en el que en vez de tener un teléfono móvil en el bolsillo, llevaremos implantes nanotecnológicos bajo la piel conectados a nuestro cerebro, con los que podremos comunicarnos y conectarnos a internet, enviar correos electrónicos, gestionar nuestra agenda, y obtener una traducción simultánea de todos los idiomas del mundo.

P.- ¿No cree que a muchos les horrorizará esta idea y se resistirán a colocarse implantes de este tipo?

R.- Eso no debería precuparnos. El dilema fundamental es qué vamos a hacer cuando existan ordenadores más inteligentes que nosotros, algo que previsiblemente ocurrirá entre 2027 y 2035. Vamos hacia un mundo en el que los robots serán nuestros esclavos y realizarán muchas de las tareas que hacemos hoy los humanos en nuestros hogares, fábricas y tiendas. Pero tenemos que empezar a reflexionar en serio sobre las implicaciones de crear máquinas conscientes que incluso podrían llegar a tener autonomía propia.

P.- Habla usted continuamente de las maravillas que tendrán los ricos en el futuro. ¿Pero cómo reaccionará toda la gente que no pueda acceder a estos privilegios?

R.- Si Occidente no hace nada por reducir la brecha entre privilegiados y desposeídos, lo pagará muy caro, porque los países pobres serán nidos de terroristas que vendrán a por nosotros.