El cáncer se encarga de anular el efecto de los calmantes



Las células tumorales segregan una molécula que hace más sensible al sistema nervioso

El dolor oncológico es, clásicamente, uno de los más difíciles de tratar. No en vano la especialidad de cuidados paliativos y el concepto de sedación terminal nacieron como una respuesta a los procesos cancerosos. Y parte de la explicación podría estar en el propio proceso tumoral, según han descubierto investigadores de la Universidad de Heidelberg (Alemania). La causa es que las células cancerígenas liberan dos sustancias que, por un lado, estimulan el crecimiento del tumor, y, por otro, aumentan la sensibilidad del sistema nervioso.

El estudio, que publica Nature Medicine, se ha hecho en animales de laboratorio. Y se ha visto que si se inhibe la acción de estas sustancias -que ya se conocían como asociadas al cáncer, pero que se habían relacionado con la creación de vasos sanguíneos para alimentar la proliferación celular-, la sensibilidad de las células nerviosas y el crecimiento tumoral disminuyen.

"Hay una gran necesidad de medicamentos específicos para el dolor oncológico", ha dicho la farmacóloga Rohini Kuner, quien dirige el trabajo. En el estudio se observó el efecto en terminaciones nerviosas de ratones. Para ello, se midió con electrodos la respuesta de las neuronas cuando se ponían en contacto con estas sustancias. Además, como señala Kuner, hay que tener en cuenta que le propio crecimiento tumoral implica un dolor, ya que supone una alteración del equilibrio dentro del organismo.

Los investigadores no se han limitado a encontrar los factores que aumentan el dolor. También han ensayado un sistema para contrarrestarlo. Para ello inyectaron péptidos (cadenas proteicas pequeñas) que tienen la capacidad de unirse a los receptores de las neuronas a las que afectaban las sustancias causantes del dolor. En su estudio preliminar, vieron que la respuesta dolorosa disminuía.