Nube Barnard 68
Las nubes que la formarán ya están colisionando, según los astrónomos
Una nueva estrella podrá verse en el firmamento dentro de 200.000 años. Para entonces no se sabe qué será de la Tierra, ni de los seres vivos que la habitan, pero si hay alguno con visión podrán contemplar lo que origine este parto estelar, fruto de la colisión de dos nebulosas.
Así lo aseguran dos astrónomos del Observatorio de Calar Alto, en Almería, y del Observatorio de la Universidad de Munich (Alemania), que están convencidos de que el futuro de la nube llamada Barnard 68 será colapsar y originar una nueva estrella.
Los dos expertos, que han publicado sus resultados en la revista "The Astrophysical Journal", consideran que las nebulosas son fábricas de estrellas. Son muchos los astrónomos que defienden que los brillantes astros se forman de la condensación de nubes de gas por el efecto de su propia gravedad, hasta que la alta densidad y la temperatura hacen que comience una fusión nuclear y surja una estrella.
Barnard 68 (B68) es una conocida nebulosa oscura que está en la constelación de Ofiuco, a 400 años luz de la Tierra. Entre los tipos de nebulosas de la Vía Láctea se llaman oscuras porque su silueta oculta la luz de las estrellas y otros objetos que están detrás.
Para los astrofísicos Joao Alves, de Calar Alto, y Andreas Búrkert, de Alemania, al colisionar dos nubes de gas, comienza a nacer una estrella. Como en Barnard 68 tiene ya un estado inestable inicial, consideran que 'pronto' (en 200.000 años) colapsará su masa, de unos dos soles, con otra nebulosa que es 10 veces más pequeña (0,2 masas solares) a la que se está aproximando.
Esta teoría la han probado simulando este escenario con un superordenador de Munich: introdujeron los datos de dos glóbulos separados por un año luz con masas equivalentes a las de las nebulosas y a su misma velocidad. Comprobaron que, como pensaban, el glóbulo más pequeño penetraba en el grande en un periodo equivalente a 1,7 millones de años.
En la colisión, se producía un colapso y surgían las condiciones más idóneas para el nacimiento de una estrella, que no estaría muy lejos del Sol y que, a lo mejor, puede que llegue a tener planetas orbitando a su alrededor.