La guerra del retrete espacial

De izquierda a derecha, el cosmonauta ruso Gennady Padalka, el turista Charles Simonyi, y el astronauta estadounidense Michael Barratt, antes de su lanzamiento a la ISS.


Los estadounidenses no permiten a los rusos utilizar su nuevo retrete. Tampoco comparten la bicicleta estática que usan para hacer ejercicio. Las relaciones han empeorado desde que Rusia cobra por cada lanzamiento

Se supone que la Guerra Fría terminó hace mucho tiempo, y que el espacio es hoy un ejemplo de cooperación y convivencia pacífica entre viejos rivales. Sin embargo, el cosmonauta ruso Gennady Padalka acaba de denunciar públicamente que la vida en la Estación Espacial Internacional (ISS) ha dejado de ser un oasis de armonía multinacional debido a la mezquindad de los estadounidenses, que le han denegado el derecho a compartir recursos como su bicicleta estática para mantenerse en forma, e incluso su váter.

Según la versión de Padalky, aireada estos días en la prensa rusa y recogida por el diario británico The Guardian, se ha generado un ambiente crispado en la Estación Espacial debido a las disputas que han vuelto a enfrentar en la Tierra a rusos y estadounidenses. Tras años de ejemplar cooperación desde la caída del Muro de Berlín, los problemas empezaron en 2005 cuando las misiones espaciales se comercializaron, y Moscú empezó a cobrar dinero a los norteamericanos por enviar a sus astronautas a bordo de las naves rusas Soyuz.

Padalka ha criticado duramente a los estadounidenses en declaraciones al periódico 'Novaya Gazeta' por rechazar su petición de utilizar la bicicleta estática a bordo de la Estación Espacial. Además, lo que el cosmonauta considera especialmente ofensivo es que los norteamericanos han decretado una especie de 'apartheid' higiénico, de tal manera que los rusos sólo pueden usar su viejo módelo de retrete, mientras los estadounidenses tienen derecho exclusivo al nuevo váter que han instalado, mucho más cómodo y lujoso.

Relaciones tensas

"Lo que está ocurriendo tiene efectos muy negativos sobre nuestro trabajo", se lamentó Padalka en declaraciones al citado periódico ruso, poco antes de ser lanzado a la Estación Espacial el pasado jueves desde Baikonur.

Padalka, que será el próximo comandante de la ISS, reconoció que las autoridades rusas tienen parte de la culpa, desde que en 2003 empezaron a cobrar a otras agencias espaciales por los recursos utilizados por sus cosmonautas. Fue en ese momento cuando la NASA y otros socios de la ISS optaron por hacer lo mismo frente a los rusos.

"Los cosmonautas estamos por encima de estas peleas entre las autoridades de nuestros respectivos países", asegura Padalka. "Somos personas adultas, bien educadas y con buenos modales, y sabemos usar nuestro cerebro para para mantener relaciones cordiales con nuestros compañeros".

"Son los políticos y los burócratas los que no se ponen de acuerdo, no los cosmonautas y los astronautas", recalca.

Antes de que las agencias empezaran a cobrar por sus recursos, los cosmonautas y astronautas compartían toda la comida en la ISS y esto les hacía sentir a todos como parte de un mismo equipo, según Padalky. Sin embargo, ahora los miembros de cada agencia sólo pueden comer los alimentos proporcionados por sus propias administraciones, y esto también genera tensiones, ya que al parecer la de los estadounidenses es mucho más sabrosa.