Los animales espaciales

El mono ardilla peruano "Baker", que voló en un misil tipo Júpiter (representado en maqueta) al espacio en 1959


Los primeros viajeros espaciales fueron los animales. Mientras los rusos mandaban perros, los estadounidenses, mandaban primates, todo esto para el estudio de la radiación y la gravedad y condiciones del espacio en los organismos vivos.

Cuando los científicos fueron capaces de enviar un vehículo más allá de las fronteras de la atmósfera terrestre, los primeros viajeros fueron animales, considerados hoy pioneros en la exploración espacial.

Los experimentos con animales en el espacio sirvieron originalmente para probar la supervivencia en los vuelos espaciales antes de intentar misiones espaciales tripuladas. En numerosas ocasiones los animales tripularon vehículos espaciales para investigar diferentes procesos biológicos y los posibles efectos que la microgravedad pudiera tener. A la fecha, cinco países han llevado animales al espacio: los Estados Unidos, la Unión Soviética, Francia, Japón y China. En los años sesenta y setenta Argentina efectuó interesantes experiencias enviando a distintos animales (ratas blancas, conejillos de Indias y monos) en vuelos suborbitales a bordo de cohetes de elaboración propia, siendo las suyas las primeras experiencias de envergadura en América Latina.

Con los sistemas orgánicos de éstos monitoreados, los científicos trataron de discernir los efectos de la radiación, de la ausencia de gravedad y de las condiciones del espacio exterior sobre los organismos vivos.

En 1949, el programa espacial ruso envió en vuelos suborbitales a las perras Albina y Tsyganka, y poco después a Laika en una misión más allá de la órbita.

Por el lado de Estados Unidos, los primeros primates fueron Albert 1 y Albert 2, los cuales murieron en 1949 en la punta del cohete V2. Sputnik V, la última misión de este programa soviético, fue lanzada al espacio el 19 de agosto de 1960 con los perros Belka y Strelka, cuarenta hámsters, dos ratones y diversas plantas. Los últimos enviados fueron los perros rusos Pchelka; Mushka, Chernuschka y Zvezdochka.

Los primeros animales

El macaco Sam


Los primeros animales enviados al espacio fueron moscas de la fruta, que partieron con semillas de maíz a bordo de un cohete V-2 a mediados de julio de 1946. El propósito del experimento era investigar sobre los efectos de la exposición a ala radiación a elevada altitud. algunas posteriores expediciones llevaban muestras biológicas, como musgo. Albert II, un mono de Rhesus, fue el primer simio enviado al espacio, tripulando un cohete V-2 lanzado desde los Estados Unidos de América el 14 de junio de 1949. Albert II murió en una colisión, después de que el sistema de paracaídas fallase. Desde entonces, se han enviado muchos monos al espacio, especialmente en los años 50 y 60. Los monos iban al espacio con sensores que medían sus signos vitales, y con frecuencia eran anestesiados durante el vuelo.

El mono Able y el mono Baker

Los monos "Able" y "Baker" fueron los primeros monos en sobrevivir a un viaje espacial después de su vuelo de 1959. El 28 de mayo de ese año, el misil balístico intercontinental AM-18 transportó a "Able", un mono de rhesus (nacido estadounidense, de 3,18 kg de peso) y a un mono ardilla peruano de 310 gramos llamado "Baker". Los monos volaron en la cápsula frontal del misil (donde teóricamente se disponen las cabezas nucleares en un misil de ese tipo) hasta una altura de 579 km y a una distancia de 2.735 km fuera del alcance del sistema atlántico de misiles desde Cabo Cañaveral, en Florida. Aguantaron una presión 38 veces superior a la normal, quedando en condiciones de ingravidez durante 9 minutos. A lo largo de sus 16 minutos de vuelo se alcanzó una velocidad máxima de 16.000 km/h. Los monos sobrevivieron en buen estado. Desgraciadamente "Able" murió cuatro días después del vuelo, debido a una reacción a la anestesia empleada en la operación que iba a retirarle un electrodo infectado. "Baker" vivió hasta el 29 de noviembre de 1984 en el Centro Espacial de Huntville, Alabama.

La Uniòn Soviètica y los perros

La U.R.S.S. lanzó el 29 de enero de 1951 el proyecto R-1 IIIA-1, que llevaba a los perros Tsygan (En ruso, "Gitano"), y Dezik al espacio, pero sin en órbita. Los dos perros espaciales sobrevivieron al vuelo, aunque uno de ellos moriría en una misión posterior. El primer animal en órbita fue el perro Laika, que tripuló el Sputnik 2 el 3 de noviembre de 1957. Laika murió durante el vuelo. Al menos otros diez perros entraron en órbita y se realizaron muchos otros vuelos sub-orbitales antes de que en la histórica fecha del 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin se convirtiera en el primer hombre en el espacio.

La historia de Laika

La perra Laika


Casi un mes después de que la antigua Unión Soviética pusiese en órbita terrestre el satélite artificial Sputnik-1, esta país dio un buen golpe de efecto al lanzar el 3 de noviembre de 1957 su segundo satélite artificial, el Sputnik-2, con un ser vivo en su interior: la famosa perra Laika, de unos 6 Kg de peso.

El animal, un perro abandonado que vagaba por las calles de Moscú, fue capturado y preparado para la misión espacial. Los responsables de la misión consideraban -no equivocadamente- que los perros vagabundos eran capaces de sobrevivir en condiciones más difíciles que aquellos que tenían un hogar... y un viaje espacial no sería precisamente un camino de rosas. Para acostumbrarla al pequeño compartimento en el que volaría dentro del Sputnik-2, Laika -y otros dos perros candidatos, Albina y Mushka- fueron mantenidas en jaulas cada vez más pequeñas durante periodos de 15-20 días.

En realidad, el nombre original de Laika era Kudryavka ("Poco rizada" y su viaje estaría lleno de complicaciones: la cabina presurizada del Sputnik 2 le dejaba suficiente sitio para permanecer tumbada o en pie, pero el animal iba encadenado para evitar que la ausencia de gravedad le hiciese dar vueltas. Un sistema regenerador de aire le proveía de oxígeno y su comida y agua le era entregada en forma de gelatina. Nada más iniciar el viaje, las primeras lecturas de telemetría mostraron que durante el lanzamiento el pulso del animal animal se triplicó y que una vez entró en órbita ésta se hallaba inquieta y nerviosa; no obstante, comía su alimento. La URSS anunció que el animal se comportaba bien y que se encontraba en calma realizando su vuelo espacial y que en pocos días Laika volvería a la Tierra descendiendo a bordo de la cápsula del Sputnik 2 y posteriormente en paracaídas. La realidad sería muy diferente.

Lamentablemente, no había manera posible de que este animal pudiese volver a la Tierra vivo, pues aún no se sabía cómo retornar una cápsula a la Tierra y que sobreviviese un ser vivo a bordo de ésta. Los ingenieros rusos planearon mantener a Laika unos 10 días con vida hasta que las reservas de oxígeno se agotasen. Inicialmente, la URSS, tras desmentir que el animal retornaría vivo a la Tierra, informó que Laika había muerto sin dolor tras una semana en órbita terrestre. Posteriormente los rumores alimentaron la idea de que la perra había sobrevivido sólo unos cuatro días. Pero la verdad no se sabría hasta el Congreso Espacial Mundial de 2002: el científico Dimitri Malashenkov del Instituto de Problemas Biológicos de Moscú informó que, en realidad, Laika murió pocas horas después del inicio de la misión debido a las altas temperaturas y al pánico. La perra sólo sobrevivió durante cuatro órbitas, debido a los problemas térmicos del Sputnik-2: por cuestiones de diseño, el satélite no se había separado de la última etapa del cohete y el animal tuvo que soportar una humedad muy alta y temperaturas de unos 40°C, que acabaron con su vida entre cinco y siete horas después del inicio del vuelo.

Naturalmente, esta información no era conocida por el público en el momento en el que transcurría la misión, por lo que la reacción mundial fue muy variada y en algunos casos muy propia de la época de la guerra fría: asombro, incredulidad, sorpresa... En algunos países, como Inglaterra, la Liga de la Defensa Nacional Canina organizó marchas de protesta guardando diariamente un minuto de silencio por el animal. También, en el mismo pais, la Liga Contra los Deportes Crueles organizó manifestaciones y apeló a las Naciones Unidas y a diversos organismos internacionales para que repudiasen este tipo de experimentos.

Como Moscú había anunciado inicialmente que Laika tenía suficiente alimento para su viaje y que regresaría a la Tierra por medio de un paracaídas, muchas personas estuvieron pendientes de esta misión e incluso algunas aprovecharon para realizar bromas: durante varias horas, la población de Santiago de Chile estuvo convencida de que la perra Laika había caído en su ciudad mediante un paracaídas. Casi todos los habitantes de la zona suburbana, conocida como "Gran Avenida", vieron descender en paracaídas a un gran can que la imaginación popular identificó inmediatamente como la conocida Laika, pero poco después de que el animal llegase a tierra se comprobó que se trataba de un perro y no una perra y que todo el montaje no era más que el fruto de la imaginación de un bromista que lanzó el animal en paracaídas para divertirse a costa de la psicosis de "perras voladoras" que se daba en todo el mundo.

El Sputnik-2 reentraría en la atmósfera terrestre en abril de 1958, con su carga biológica muerta, destruyéndose para siempre.

Ham, el mono

El 31 de enero de 1961, Ham el Mono fue enviado en una cápsula dentro de un cohete Redstone, como parte del programa Mercurio, en la misión Mercury-Redstone 2. El mono había recibido entrenamiento, como activar palancas para recibir plátanos o evitar descargas eléctricas. Su vuelo demostró la posibilidad de realizar operaciones durante el vuelo espacial. Poco más de 3 meses después, la NASA envió al espacio a Alan Shepard. El chimpancé Enos se convirtió en el primer mono en órbita el 29 de noviembre de 1961, en otra cápsula de tipo Mercury, integrada en un cohete Atlas, el Mercury-Atlas 5.

Los Estados Unidos también enviaron en 1966 y 1967 vuelos con cargamento animal (los proyectos Biosatellite I y Biosatellite I/II), que estaba formado por moscas de la fruta, parásitos, escarabajos de la harina, huevos de rana, bacterias, amebas y hongos varios. Por último en 1969 se realizó la primera misión de más de un día tripulada por un mono: se trataba de Bonny, un macaco; fue una de las cuatro misiones estadounidenses con monos a bordo de cohetes durante los sesenta.

El mono Juan



En los años sesenta y setenta, Argentina desarrolló su propio programa espacial, iniciativa que la colocó después de los EE.UU., Rusia, Francia, Canadá y Gran Bretaña, entre las seis únicas naciones empeñadas en la exploración del cosmos. Eran tiempos de progreso e investigación en los que científicos nacionales deban prueba al mundo de su capacidad tecnológica.

El 23 de diciembre de 1969, en horas de la noche, la Fuerza Aérea Argentina junto a técnicos y científicos de la Universidad Nacional de Tucumán efectuaron el lanzamiento de un poderoso Rigel 04 de dos etapas, en el que viajaba un mono caí misionero cazado especialmente por la Gendarmería Nacional en plena selva. El simio, de dos años de edad, 1400 gramos de peso y 30 centímetros de altura, recibió el nombre de Juan.

El mono Juan


Aquel día, ante científicos, autoridades y periodistas nacionales, los técnicos y asistentes del proyecto colocaron a Juan en el interior de la cápsula “Amanecer” y a las 06.30 de la madrugada dispararon el proyectil hacia los cielos, trepando exitosamente hasta una altura de 60 km. en un vuelo de 8 minutos de duración. El animal viajó en un ambiente rico en oxígeno y baja proporción de anhídrido carbónico y humedad; se controló su sistema respiratorio, se le efectuaron electrocardiogramas y se mantuvo la temperatura de su cuerpo en equilibrio, todo ello además de diversos controles hechos al vector mediante instrumental telemétrico de larga distancia. La cápsula y su tripulante fueron recuperadas sin problemas por un helicóptero de la Fuerza Aérea demostrando una vez más que la Argentina seguía dando pasos de gigante en el campo de la exploración espacial. Juan paso sus ultimos dias en zoologico de Buenos Aires

Los perros Belka y Strelka

La U.R.S.S. organizó el vuelo del Sputnik 5 (también conocido como Korabl-Sputnik 2), que llevaba a los perros Belka y Strelka. Fue la primera misión espacial en llevar mamíferos a altura orbital y traerlos a tierra con vida. Uno de los cachorros de Strelka, Pushinka, nacida después de la misión, fue el regalo que Nikita Khruschev dio a Caroline Kennedy en 1961. Muchos de sus descendientes viven en la actualidad. Los vuelos Vostok 3a de la Unión soviética cargaban con ratones y, por vez primera, con conejillos de indias y ranas. Como parte del programa Voskhod, dos perros rusos, llamados "Veterok" ("Vientecito") y Ugolyok ("Ámbar"), entraron en la órbita terrestre 22 días antes de su aterrizaje, el 16 de marzo de 1966.

Este viaje espacial ostentó el récord de permanencia en el cosmos hasta 1974, cuando fue superado por el proyecto Skylab (tripulado por humanos), y por ello se sigue considerando al estancia canina más prolongada en el espacio. En la década de los 50, un total de 57 misiones rusas fueron tripuladas por perros. El número real de perros espaciales es sensiblemente menor, dado que algunos de ellos volaron más de una vez. También dirigido por la Unión Soviética, un cohete tripulado por una tortuga despegó el 14 de septiembre de 1968. La tortuga de Horsfield realizó un vuelo circunlunar con moscas de la fruta, gusanos de la carne y otros especímenes vivos. Fueron los primeros animales en entrar en el espacio profundo. La cápsula se recuperó con éxito una semana más tarde.

Ratas espaciales

Francia, por su parte, lanzó la primera rata al espacio el 22 de febrero de 1961. Dos ratas más fueron lanzadas en octubre de 1962. Un año más tarde (18-10-63) lanzaron al gato "Félix", con electrodos implantados en la cabeza para medir sus impulsos neuronales. "Félix" completó su misión y regresó con vida, aunque el siguiente gato espacial murió en su viaje. Los últimos animales enviados por Francia al espacio fueron dos monos, en marzo de 1967.

A este grupo de países se unió China, enviando un pasaje de ratas en 1964. Un año después repitieron la experiencia, y en 1966 fueron dos perros los que volaron.

Por mucho tiempo, los astronautas han sabido que los viajes espaciales son una buena manera de hacer dieta. La excitación del lanzamiento. Las impactantes vistas que se observan desde la órbita terrestre. El flotar en ingravidez. Quizás un toque de mareo por el movimiento. ¿Quién puede comer en un momento como ése?

Aparentemente, las ratas sienten lo mismo. Las ratas espaciales (han estado allí, a bordo del Transbordador Espacial) también comen menos. Adelgazan, comparadas con las ratas terrestres. Curiosamente, las ratas que experimentan una alta gravedad (dentro de centrifugadoras de giro suave) también comen menos. Y esto sugiere que hay más en este asunto que unas vistas hermosas.

Diversos animales

Dos ranas toro fueron lanzadas en una misión de ida en el satélite orbital Frog Otolith, el 9 de noviembre de 1970, para tratar de entender el proceso motriz degenerativo causado por la ingravidez. El Apolo 16, que despegó el 16 de abril de 1972, llevaba un cargamento de nemátodos, y el Apollo 17 fue lanzado el 7 de diciembre de 1972 con una tripulación formada por cinco ratones enanos, aunque uno de ellos murió en el vuelo circunlunar.

Skylab 3 llevó ratones enanos, y otros animales enviados por primera vez al espacio: un pez(un mummichog) y un par de arañas, llamadas Arabella y Anita. La misión estadounidense Apollo-Soyuz también fue tripulada por un (mummichog). La Unión soviética condujo varias misiones espaciales con cargamento biológico dentro de su programa espacial Bion. En estos vuelos llevaron tortugas, ratas, y un mummichog. En la Soyuz 20, lanzada el 17 de noviembre de 1975, un grupo de tortugas batieron el récord de estancia animal en el espacio, permaneciendo 90 días y medio a bordo de la nave. La Salyut 5, que dejó la Tierra el 22 de junio de 1976, llevaba un cargamento de tortugas y un pez (un danio cebra).

Alrededor de los 80, la U.R.S.S. envió 8 monos al espacio dentro de su programa Bion. Ese mismo programa transportó un "danio cebra", moscas de la fruta, ratas, huevos de insecto palo y el primer Iberian Ribbed Newt al espacio. La NASA, por su parte, envió un transbordador espacial con una pareja de monos, que trasladó a bordo del Spacelab 3 junto a 24 ratas y huevos de insecto palo. Después del desastre del Challenger, en 1989 se enviaron embriones de pollo al espacio a bordo del STS-29. El experimento fue propuesto tras un concurso entre estudiantes.