El espectacular asesinato de Georgi Markov en 1978 sigue siendo un misterio



El periodista Georgi Markov fue asesinado con una cápsula de ricina disparada por un paraguas convertida en pistola. Despues de 30 años, las investigaciones siguen en hipotesis.

Georgi Markov era un escritor búlgaro exiliado desde 1969 en Londres, donde trabajaba para la BBC. Su figura tenía una gran influencia sobre los disidentes búlgaros del régimen comunista de Todor Zhivkov, quien en junio de 1977 decidió silenciar a un personaje molesto. La orden fue dictada en una reunión del Politburó y encargada al entonces ministro del Interior, Dimiter Stoyanov, quien pidió la asistencia del KGB.

El asesinato

Markov ya había sufrido dos tentativas contra su vida, una en Londres y otra durante un viaje a Cerdeña, pero ambas fracasaron. Sin embargo, el 7 de septiembre de 1978, el día del cumpleaños del dictador búlgaro, Markov se dirigió como de costumbre a coger el autobús cerca del puente de Waterloo. Se situó en la cola, pero, repentinamente, notó un pinchazo en su muslo derecho. Se giró y pudo observar a un hombre que estaba manipulando un paraguas, por lo que no sospechó nada extraño. El hombre pidió perdón y se marchó en busca de un taxi. Era un hombre delgado de unos 40 años.

Markov comentó el incidente con sus compañeros y observó que tenía una pequeña herida en su muslo, pero no le dio mayor importancia. Cuando regresó a su casa comenzó a sentirse enfermo, con una fiebre alta. Al día siguiente fue al hospital, donde se le apreció la existencia de una punción y se le diagnosticó una septicemia. Markov falleció a los tres días de haber recibido el pinchazo con el paraguas.

Uno de los casos mas llamativos de la Guerra Fría

Bulgaria sigue buscando la verdad sobre el espectacular asesinato en 1978 del periodista, envenenado en Londres al más puro estilo James Bond con una cápsula de ricina disparada con un "paraguas pistola".

El caso, uno de los más llamativos de la Guerra Fría y prueba de los expeditivos métodos de los servicios secretos del bloque comunista para acabar con sus enemigos, continúa abierto sin que hayan sido identificados sus inductores y autores.

Según la legislación nacional, el ya legendario caso del "paraguas búlgaro" quedaría cerrado hoy, al cumplirse 30 años de la apertura de la investigación que hasta ahora aún está en etapa de hipótesis tras prescribir las pesquisas de la Policía británica, que inició sus propias indagaciones.

Sin embargo, "la investigación por parte búlgara no cesará y puede seguir abierta durante veintidós años y medio más, ya que se realiza por el asesinato de más de una persona", declaró Boyko Naydenov, director de la Agencia Nacional de Investigaciones en una entrevista del rotativo "Standart".



"Hace exactamente treinta años se produjo igualmente en París un intento de atentado de otro disidente búlgaro, Vladimir Kostov. Así, el plazo de prescripción absoluta de ambos casos puede aumentar hasta 52,5 años en total", explicó el alto funcionario.

Sospechas

Markov, quien trabajaba para el Servicio Mundial de la BBC y era un severo crítico del régimen búlgaro, falleció en Londres, tras haber sido envenenado con un perdigón disparado desde un paraguas mientras se encontraba esperando el autobús, el 11 de septiembre de 1978.

Las sospechas recayeron desde el principio sobre el KGB, el servicio de espionaje de la Unión Soviética, y la policía secreta búlgara, pero la autoría nunca se aclaró y Scotland Yard mantiene aún abierta la investigación.

Todavía existen varias versiones del asesinato, aunque ninguna ha podido ser confirmada. La más curiosa asegura que el dictador comunista Todo Zhivkov, estaba tan enfadado con Markov por las críticas a su hija, que ordenó en principio que el asesinato se realizara el 7 de septiembre de 1978, día de sus cumpleaños.

Otro periodista disidente, Vladimir Kostov, había sufrido dos semanas antes un ataque parecido en París. Al acudir al médico por una inflamación en la piel, se le detectó una cápsula similar a la que se empleó para matar a su compatriota.
Pero Kostov pudo sobrevivir al envenenamiento, lo que ha hecho también pensar que Markov no murió envenenado por ricina, comentaron fuentes de la investigación búlgara.

Tras la caída del régimen comunista en 1989, en la sede del Ministerio del Interior fueron encontrados varios paraguas modificados para disparar proyectiles. Fue entonces cuando dos antiguos oficiales del KGB admitieron públicamente la participación de los servicios secretos soviéticos en este asesinato.
Uno de ellos es el ex general Oleg Kalugin, quién confesó que sus jefes no querían participar en asesinatos, pero como Bulgaria era un país amigo de la Unión Soviética se avinieron a suministrar a sus colegas búlgaros el arma para la operación secreta.

El hombre del paraguas se supone que era un delincuente italiano contratado por los servicios secretos búlgaros. Su nombre era Francesco Gullino y actuaba bajo el seudónimo de "Picadilly", aunque no se conoce su paradero ya que la documentación sobre él desapareció de los archivos búlgaros.

El caso de Markov fue recordado cuando el ex espía ruso Alexandr Litvinenko fue envenenado en Londres en noviembre de 2006 con polonio 210. Las dudas de la autoría del asesinato con este isótopo radiactivo recayeron de nuevo sobre Moscú, esta vez el Servicio Federal de Seguridad, sucesor del KGB.

En 2004, el entonces candidato a la presidencia de Ucrania, Viktor Yushchenko, casi pierde la vida por un envenenamiento con dioxinas, cuya autoría tampoco se ha aclarado.