Un condenado a muerte en EEUU alega que está demasiado gordo para la inyección letal



Un preso estadounidense, condenado a la pena capital, ha cuestionado ante la Justicia su condena, argumentando que es demasiado gordo para ser ejecutado sin sufrir, según ha indicado este martes la oficina del fiscal de Ohio.

Richard Cooey, de 41 años, condenado a muerte por la muerte y la violación de dos jóvenes en 1986, presentó el viernes su caso ante un tribunal federal de Ohio, afirmando que a causa de su peso será difícil encontrar las venas para proceder sin sufrimiento a la inyección letal. Según los medios locales, Cooey pesa entre 121 y 125 kilos y mide 1,73 m.

"Va a argumentar que está tan gordo que no se ven sus venas y sus abogados se preguntan si la inyección letal será suficiente para ejecutarle", ha declarado Jim Gravelle, portavoz del fiscal de Ohio.

En su denuncia, según el diario Columbus Dispatch, sus abogados indican también que el condenado toma medicamentos contra las migrañas y las convulsiones que podrían interferir con los productos empleados para la ejecución. Afirman que esta ejecución cruel violaría los derechos constitucionales. La constitución de EEUU prohíbe los castigos crueles.

"Todos los expertos coinciden en que si el primer fármaco no funciona [de los tres administrados en la inyección letal], la ejecución será atroz", ha dicho su abogada, Kelly Culshaw Schneider, a AP.

Cooey ya obtuvo un retraso de su ejecución en 2003 por asuntos del procedimiento. Ahora, su ejecución está programada para el 14 de octubre. "Vamos a examinar su caso y decidiremos sobre el procedimiento a seguir probablemente en un mes", ha dicho Gravelle.

La demanda de Cooey se produce sólo cuatro meses después de que el Tribunal Supremo de EEUU se pronunciase sobre la crueldad de la inyección letal, un caso que había paralizado 'de facto' todas las ejecuciones en EEUU. Muchos expertos en Medicina dicen que la inyección ocasiona una muerte agónica y la constitución de EEUU prohíbe los castigos crueles. Pero el Supremo dictaminó que se trataba de un método válido de ejecución.