¿Religión o producto?
Médiums, psíquicos, lectores del tarot y demás miembros de la hermandad británica de la bola de cristal predicen estos días que se acercan los problemas. Problemas para ellos, no para sus clientes, que en el Reino Unido son muchos. Vaticinan, y están en lo cierto, que una directiva de la UE que obliga a los estados miembros a homogeneizar la regulación de sus gremios tendrá un curioso efecto sobre ellos: los equiparará a fontaneros, electricistas y de-
más profesionales que se dedican a prestar servicios, de manera que quienes los hayan contratado podrán demandarlos si no están contentos con el resultado. Es decir, si el vidente o la pitonisa no los han puesto en contacto, por ejemplo, con sus padres fallecidos.
Hasta ahora, en Gran Bretaña, no era así. De acuerdo con la ley de mé-
diums fraudulentos, que data de 1951, el demandante siempre tiene que demostrar, si quiere que el juez le otorgue la razón, que el brujo ha querido estafarle. Con la directiva, llamada de prácticas comerciales injustas, será al revés: la responsabilidad de probar que no ha habido ánimo de engaño recaerá sobre el psíquico en cuestión.
Tal como lo ve el colectivo afectado --que ayer se desplazó hasta el número 10 de Downing Street para entregar al primer ministro un escrito con 5.000 firmas contra el cambio legal--, la nueva normativa convierte el espiritualismo, que según ellos es una religión, en un producto más de consumo. Los médiums podrían evitarse futuras demandas si al lado de la ouija o la baraja pusieran un letrero del tipo de "esto es un experimento científico cuyo resultado no está garantizado" pero eso, dicen, les haría parecer ridículos.
La prensa británica, con títulos como "¿No deberían de haberlo visto venir?", se ha cebado con el colectivo en los últimos días, pero a los brujos no les hace ninguna gracia. "La nueva ley es un ataque contra el derecho a practicar nuestra religión. La legislación actual ya es suficiente para perseguir a los defraudadores y charlatanes", decía ayer, frente a la residencia del premier británico, David McEntee-Taylor, que se hacer llamar reverendo, lleva tirilla de cura, se dedica a hacer "curas espirituales, exorcismos, bendición de viviendas y contactos con los muertos" y es miembro de la Organización de Trabajadores Espirituales, convocante de la protesta, un organismo que se fundó hace apenas cuatro meses.
Otros entes del ramo con bastante más antigüedad, en cambio, aplauden la nueva normativa. La Unión Nacional de Espiritualistas, a la que pertenecen cerca de 400 iglesias, lleva días diciendo que está feliz con el cambio legal. Su portavoz, el reverendo Steven Upton, predice: "La directiva será buena para los espiritualistas y ayudará a aquellas personas con las que los farsantes se han comportado como auténticas aves de rapiña.